(El Mercurio) Un hito vivió la Asociación de Proveedores Industriales de la Minería (Aprimin) al nombrar la semana pasada a Susana Torres como presidenta del gremio, lo que la convirtió en la primera mujer en liderar la agrupación que reúne a 110 compañías ligada a este sector, que tiene una marcada presencia masculina.
La gerenta general de la suiza Endress+Hauser, de profesión ingeniera química, estará al mando de la entidad durante todo 2018 luego de ser vencedora en la votación entre los socios, y ya tiene claros sus objetivos prioritarios: promover una mayor participación femenina en la industria, pero también que mejoren las condiciones para las empresas proveedoras.
Con un precio sobre US$ 3 la libra de cobre, las compañías mineras mejoraron sus resultados, sin embargo, todavía siguen ajustando contratos, práctica extendida cuando la industria estaba sumergida en la crisis, principalmente los años 2014 y 2015.
«Fueron tiempos difíciles para las compañías mineras, pero también para nosotros como proveedores. El precio del cobre marca la pauta y ahora abre opciones para que exista un mayor crecimiento en minería», sostiene Torres.
Comenta que junto con las renegociaciones alineadas con el objetivo de reducir costos, se modificaron, por ejemplo, las formas de pago extendiéndose a 60 o 90 días. «Esperamos que se pueda revertir, los cambios los aceptamos dada la baja en la minería, pero ahora que existe una recuperación, las condiciones deberían mejorar», señala.
El director ejecutivo de Aprimin, Juan Carlos Olivares, apoya esta idea y agrega: «está claro que las mineras arreglaron el problema de caja y ahora están poniendo el énfasis en productividad, pero no han detenido la baja de los contratos, pese a lo positivo que se ve el panorama».
Durante los momentos difíciles se redujo personal en las compañías proveedoras y todavía no se ve un repunte claro en las contrataciones, comenta Torres. «Ha empezado levemente un alza en la actividad, pero tienen que renovarse los contratos primero. En el último tiempo existió un leve aumento en los pedidos, pero sin que se concreten nuevos negocios, es difícil contratar más gente», añade.
Desde Aprimin calculan que entre 2015 y 2016 el personal de sus asociados cayó 5%, lo que si bien es una disminución, es bajo respecto de la minería en general, dado que el alto nivel de especialización que tienen los trabajadores de firmas proveedoras -e inversión de las propias compañías en su capacitación- hace que intenten retenerlos.
Pero Torres también explica que existen señales de optimismo dado el precio, aunque no es lo único, por lo que espera que se apoye a los proyectos mineros.
«Esperamos que por parte del gobierno sean activos en promover políticas públicas que favorezcan las inversiones. Si hay nuevos proyectos, todos nos beneficiamos», opina.
¿Cuál debería ser la primera medida del gobierno de Piñera para el sector? «Nombrar un buen ministro de Minería, que tenga un perfil muy técnico, pero también con cualidades para desarrollar relaciones políticas, con las comunidades y con todos los sectores, que sea capaz de generar un diálogo», responde.
Su historia
La primera presidenta de Aprimin tuvo una formación atípica, pero que, señala, le ayudó a enfrentar nuevos desafíos. Cuenta que cuando cursaba primer año de Ingeniería Química en la Usach, en 1975, decidió ir a Suecia a cursar el pregrado, postulando al Real Instituto de Tecnología de Estocolmo (KTH, por sus siglas en sueco), universidad de la que se tituló.
«Mi paso por Suecia me ayudó mucho, porque allá no sentía diferencias al ser mujer, dado que la problemática de género está bastante resuelta. Eso también me ayuda a tomar este desafío, porque donde me formé era natural. En Chile no lo es tanto, pero sí es posible», cuenta.
Tras trabajar en el país nórdico volvió a Chile a desempeñarse en firmas ligadas a la minería. Lleva 15 años en Endress+Hauser, ocho de ellos como máxima ejecutiva, siendo la única mujer que ostenta este cargo en la decena de países en que tiene presencia la multinacional suiza.
«Mi hijo mayor es ingeniero mecánico y siempre me dice ‘mamá, me estás dejando la vara muy alta'», comenta.