(Pulso) Al finalizar 2016, el cobre cobró gran interés por el aumento en su precio. Mejores datos provenientes desde China y las expectativas que han generado las propuestas del Presidente de EEUU en materia de infraestructura han movido la tendencia respecto al valor de este commodity, que el año pasado aumentó en un 17% cerrando en US$2,49 la libra, mientras que durante 2015 sufrió una caída de 26,1%.
Este año, con la libra en US$2,60, el metal rojo enfrenta un escenario determinante en su precio que no tiene relación con los movimientos del mercado internacional, sino que, como muchos lo han manifestado, con la prolongada huelga de trabajadores del Sindicato Número Nº1 de Minera Escondida, la faena productora de cobre más grande del mundo, responsable del 6% de la producción a nivel mundial.
Se esperaba que BHP Billiton y la organización sindical, que agrupa a 2.500 trabajadores de dicha faena, inicien en algún momento negociaciones, pero al momento esto no se visualiza y más bien BHP Billiton considera iniciar producción en el día 30 con ayuda de contratistas.
Situaciones que deben resolverse antes de retomar las conversaciones sobre el asunto que originó la huelga: el contrato colectivo, sobre el cual hay importantes diferencias entre las partes. Mientras BHP Billiton ofrece a sus trabajadores un bono de $8 millones, congelamiento de remuneraciones y la reducción de algunos beneficios, el sindicato exige un monto de $25 millones como bonificación, aumento salarial de 7% y no disminuir beneficios.
De esta manera, el cobre sigue siendo rehén de los eventos de suministro. Tal como han evolucionado producto de la huelga de Escondida, también se sentirán los efectos de las próximas negociaciones colectivas que se realizarán este año en otras faenas productoras del metal rojo.
Desde el 9 de febrero, Escondida ha dejado de producir 95.700 toneladas en los 29 días transcurridos, es decir, el 2% de la producción proyectada anual de Chile para 2017. Situación que significa US$574.200 millones en exportaciones perdidas para el país.
Considerando estos efectos y otros relacionados con degradación de mineral, ejecución de proyectos entre otros, proyectamos que el mercado de cobre entre en déficit en 2017, con una cifra de 140.000 toneladas.