(Diario Financiero) Mantener a raya los costos de producción, esa parece ser la principal tarea para la gran minería chilena en este año. Y es que a la fecha, dos de las principales faenas del país han adelantado que a pesar de los esfuerzos y de los planes de ahorro que mantienen, sus costos de producción comienzan a subir en paralelo a la mayor apreciación de la libra de cobre.
Es el caso de Codelco, que a pesar de que entregará sus resultados oficiales de 2017 a fines de mes, ya adelantó que los costos de producción se dispararon en 7,8% los últimos doce meses, pese a los esfuerzos que han realizado desde la corporación, que acumulaba cuatro años con el costo C1 a la baja.
De hecho, los planes de la principal empresa del país, apuntan a capturar ahorros por más de US$ 550 millones al 2020, en segmentos como la contratación de servicios, compra de bienes y reducción de inventarios.
Misma tendencia fue la que relevó Antofagasta Minerals (AMSA), brazo minero del grupo Luksic, que en su entrega de resultados la semana pasada informó que su costo neto de caja se situó en US$ 1,25 la libra, lo que representa un aumento del 4,2% en comparación al ejercicio anterior.
Al igual que Codelco, el grupo AMSA tiene en marcha un Programa de Costos y Competitividad, que les permitió un ahorro de hasta US$ 525 millones en cuatro años.
Sin embargo, pese a que proyectan que este plan les aporte US$ 100 millones más durante este ejercicio, también se espera un crecimiento de los costos de hasta un 8%, lo que se explicaría por el efecto adverso producido por el precio del dólar, y el aumento de los insumos claves del negocio.
“Uno de los mayores desafíos de la industria es contener las presiones de costos para mantener la sustentabilidad de largo plazo de las operaciones y no erosionar la competitividad”, explicaron en el reporte, agregando que estos esfuerzos son claves para habilitar nuevos proyectos a futuro, producto del nivel de inversión que estos requieren.
En la misma línea, los expertos del CRU acaban de actualizar sus proyecciones para la industria, y según estos cálculos, en 2018 el costo caja subirá en 5,2%.
La clave de las negociaciones
La preocupación de los expertos es que estas cifras puedan ser aún mayores, teniendo en cuenta los antecedentes de la industria local en anteriores ciclos de altos precios.
“Hay una tendencia preocupante de que cuando sube el precio del cobre, por más que hagas el esfuerzo, hay un efecto natural a relajar el control de costos”, explica Miguel Ángel Durán, profesor de Minería de la Universidad Central.
El docente pone como ejemplo el alza de los bonos por término de negociación colectiva que ya se han visto en los casos de Collahuasi y Pelambres, y advierte que el gran número de negociaciones que se avecinan este año, tendrá un efecto directo en la reducción de costos, poniéndole más difícil la tarea a las mineras.
“No digo que sea fácil, pero el desafío es logar acuerdos estratégicos de largo plazo, con bonos menores, pero asegurando estabilidad laboral”, explica.
Para el director de Plusmining, Juan Carlos Guajardo, el cambio en la tendencia del precio se produjo a fines de 2016 y apunta a que esta es una oportunidad para impulsar un cambio de paradigma en la industria, con una mirada menos transaccional en la negociaciones.
“Sería muy propicio que se tomaran perspectivas de largo plazo, más allá del bono, si queremos ser competitivos hay que instalar una agenda de mayor alcance que apunte al real problema de la minería, que es la productividad”, dice.
El gerente general del Consejo Minero, Carlos Urenda, agrega que el desafío no es sólo para las empresas, sino que “para diversos organismos del Estado, la industria minera en general, sus trabajadores y otros actores”.