(El Mercurio) Más de dos años estuvo Minera Salar Blanco trabajando en el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de su proyecto de US$ 527 millones ubicado en la Región de Atacama, mediante el cual extraerá del orden de 20 mil toneladas de litio al año.
El gerente general de la compañía, Cristóbal García-Huidobro, comenta que con esta operación se meterán de lleno en la industria del litio nacional, donde se convertirían en el tercer actor, al ser actualmente el plan más avanzado del continente, más allá de los que están en manos de SQM y Albemarle.
Se trata, además, del primer proyecto fuera del salar de Atacama, ya que se explotarán las pertenencias mineras que esta empresa -ligada a fondos australianos, canadienses y al empresario local Martín Borda- tiene en el salar de Maricunga, donde comparte territorio con más de una decena de compañías.
Respecto de este punto, García-Huidobro señala que han desarrollado un modelo hidrogeológico que permitirá el desarrollo sustentable con las demás mineras; entre ellas, Codelco. Con esta, hasta hace un par de meses, se encontraba en una disputa judicial, que finalmente se decidió a favor de la estatal, luego de que Salar Blanco desistiera de ellas tras las gestiones realizadas por el Ministerio de Minería.
«Eran las medidas necesarias para defendernos, pero ahora existe un diálogo realmente bueno con el Gobierno, con quienes compartimos la idea de reactivar la inversión del país», dice el ejecutivo, quien no descarta retomar conversaciones con Codelco, y así retomar un proyecto conjunto.
Asimismo, adelanta que también han desarrollado diálogo temprano con las personas que habitan cerca de la iniciativa, e idearon un sistema para compartir parte de las ganancias de la empresa. Por ejemplo, las comunidades indígenas recibirán hasta el 0,3% de las ventas anuales, con un mínimo de US$ 300 mil. Un mecanismo similar existirá para las comunas de Chañaral, Copiapó y Diego de Almagro.
En cuanto a los próximos pasos de la minera, esperan cerrar el financiamiento de la operación durante el próximo año, para lo que no descartan asociarse con otras empresas, o de plano emitir deuda.
Tras obtener los permisos de la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CChEN), solo resta conseguir el contrato (CEOL) que permite explotar litio y que debe ser otorgado por el Gobierno, con el que se encuentra en conversaciones para definir la estructura más adecuada. De conseguir las autorizaciones correspondientes, la idea es dar inicio a la construcción en 2020, con la primera producción un año después.
Por otra parte, la minera está trabajando con la firma china Sichuan Fulin, para desarrollar la primera planta de baterías de litio en el continente, con la producción que la empresa asiática recibió en el concurso de la Corfo.