Jorge Rodríguez: «Vivir significa que uno esté siempre interviniendo en el medio ambiente, y para evitar eso ¿hay que matar a la gente?»

Sep 4, 2017

Admite que el compromiso y la lealtad con este gobierno lo trajeron de vuelta a Economía, que su prioridad será recuperar la confianza del sector privado y que tiene línea directa con la Presidenta Bachelet.

(El Mercurio) No es la primera vez que a Jorge Rodríguez Grossi (DC) le toca apagar un incendio desencadenado en la cocina de este Gobierno. En septiembre de 2015 lo llamó el ahora ex ministro de Hacienda Rodrigo Valdés para que asumiera la presidencia de BancoEstado, después de la polémica destitución de otro falangista, Guillermo Larraín.

Ahora le toca otro fierro caliente: asumir como titular de Economía en medio de la mayor crisis ministerial de la que se tenga memoria desde el advenimiento de la democracia, con todo el equipo económico renunciado. «Mi papá fue bombero, así que no tengo ningún problema en parecerlo… puede ser una especialidad laboral», indica, con humor.

En esta entrevista, Rodríguez Grossi admite que el compromiso y la lealtad lo trajeron de vuelta a Economía, replicando la dupla que hizo con Nicolás Eyzaguirre en el gobierno de Ricardo Lagos. Su prioridad será recuperar la confianza del sector privado y desmantelar los «lomos de toro» burocráticos que impiden la inversión. «Uno de los argumentos que me dio la Presidenta para pedirme entrar de ministro era que yo tenía capacidades para generar confianza en el mundo privado, que mueve el 80% del PIB».

En el mundo de la empresa, a este economista le ha tocado liderar polémicos proyectos, desde la carbonera Guacolda y, más recientemente, Alto Maipo, ambos de AesGener.

-¿Su relación con la Presidenta es lo suficientemente directa para evitar impasses como los que vimos en las últimas semanas?

«Con la Presidenta fuimos colegas en el gabinete del Presidente Lagos, nos sentábamos juntos. En su primer gobierno fui presidente de EFE, y me nombró ahora presidente del BancoEstado. Creo que ella tiene confianza en mí, o si no, no me habría nombrado ministro. Espero no tener ningún impasse con ella. Si tu conversas, ¿por qué tenerlos?».

-Si le piden asumir para reconstruir confianzas con el sector privado, hay un reconocimiento implícito de que las confianzas están rotas…

«No siempre uno es responsable de que terceros se desmoralicen o pierdan la confianza. No cabe ninguna duda de que hay cierta actitud de espera en lo que es el escenario económico para avanzar en proyectos de inversión. Parte de esa espera tiene que ver con la economía internacional y otra tiene que ver con procesos de reforma que se han llevado a cabo».

-¿Cuáles van a ser sus prioridades en Economía?

«Primero, voy a tener un gran vínculo con el mundo privado. Si se trata de recuperar confianza, no hay otra forma de hacerlo que conversando y trabajando».

«Con Nicolás Eyzaguirre tenemos la ventaja de haber hecho dupla con la «Agenda Pro Crecimiento» en la época del Presidente Lagos. Uno tiene que usar ese tipo de mecanismos de diálogo para que se puedan concretar los proyectos de inversión, respetando todo lo que hay que respetar».

-¿Es eso realizable cuando el problema con las inversiones no está en Economía o Hacienda, sino en La Moneda, donde no hubo cambios…

«Sí, pero hay un tema de cómo se gestiona el proceso de aprobación o rechazo de proyectos en materia ambiental. A mi juicio, y a juicio de la Presidenta, demorar cinco años o más en aprobar un proyecto es excesivo».

«En esa línea, no es que haya que entrar a cambiar personas, sino que cómo hacemos que los ministerios encargados de incentivar la participación de un privado en la economía lo hagan de una manera más eficiente y más rápida, respetando todo lo que hay que respetar. Queremos desarrollo, y eso significa muchas cosas, pero en conjunto implica mejorar el bienestar de la gente».

Dominga: «Todavía puede hacerse; nadie ha matado el proyecto»

-¿Cómo lograr el desarrollo si a un proyecto como Dominga, que crearía 10 mil empleos y tenía la venia técnica, le dicen que no?

«No conozco el proyecto Dominga. Sin duda, habría querido que esto hubiese sido un poco más fácil y ojalá hubiese habido inversión. Todavía puede hacerse; nadie ha matado el proyecto, y podría llevarse a cabo».

«Hay que revisar esa experiencia y ver cómo podemos ser más eficientes en conciliar lo que la comunidad quiere y las exigencias medioambientales, de modo que el inversionista pueda hacer más rápido esa inversión, siempre y cuando se respeten las normas».

«No hay un dilema entre crecer y medio ambiente. El crecimiento no es un fin en sí mismo, pero es muy útil y tiene que ser compatible con las otras exigencias».

-¿Erró Céspedes al abstenerse en el Comité de Ministros, desatando esta crisis? ¿Qué hubiera hecho en su lugar?

«No puedo juzgar la participación de Luis Felipe Céspedes en ese proyecto. No conozco los antecedentes ni cómo pasó lo que pasó».

«Supongo que toda la gente que participa en esto es transparente y confiable; no puedo pensar de otra manera».

-La renuncia del equipo económico ¿impactó la imagen del país?

«Esto sí impactó en Chile, pero dudo de que haya sido noticia en el exterior; no somos el ombligo del mundo».

«En Chile, el ministro de Hacienda ha ido perdiendo poder dentro del Gobierno, eso es absolutamente así. Eso indica que el tema económico está felizmente dejando de ser lo más agobiante, y eso es porque hemos aumentado en más de cuatro veces el ingreso per cápita desde el retorno a la democracia. Hay otros temas que pasan a ser más importantes, como el tema ambiental, salud, seguridad social, y eso es parte del desarrollo».

«Sé que el ministro Valdés y el ministro Céspedes están de acuerdo con esto. Hubo un cansancio que provocó su alejamiento. Lo lamento mucho, porque lo estaban haciendo muy bien».

-Llevamos tres ministros de Hacienda. ¿Eso no da cuenta de que hay una tensión no resuelta en el Gobierno?

«Esa tensión también se podría manifestar en los gobiernos que vienen. El desarrollo nos está trayendo nuevas tensiones, y todos los que actuamos en política tenemos que adecuarnos».

-¿Pero este gobierno ha sido más desprolijo en manejarlas?

«¿Cómo poder enjuiciar a un gobierno en esa línea, cuando ningún otro gobierno ha tenido lugar con las tensiones de hoy?».

-Pero hace tan solo cuatro años, el Gobierno de Sebastián Piñera no tuvo tres ministros de Hacienda…

«No, pero partió rechazando un proyecto que iba tranquilo por la senda de aprobación ambiental (Barrancones), lo que tampoco había pasado».

«¡Cuándo habíamos visto las marchas que suele haber en Santiago!».

«Cada gobierno va enfrentando sus momentos, y lo único que uno puede proyectar hacia el futuro es que si no tenemos una muy buena gestión política de lo que la gente anhela o critica, vamos a tener problemas. En eso, el mundo privado está plenamente disponible para ir adaptándose, porque son los que más rápido reaccionan frente a este tipo de situaciones. Hay que hacer una vinculación privado-pública para que esto se haga con menos trauma».

«Estoy más descansado» para enfrentar los seis meses que vienen

-¿Cuál es la ventaja que puede tener usted respecto a Céspedes o Valdés? Porque desde el punto de vista técnico e ideológico son parecidos.

«Así es, y cuando estamos hablando de desarrollo, usted va a encontrar una convergencia que va mucho más allá de lo que son los límites de la alianza política que hay hoy. Estoy más descansado, por decirlo de alguna manera. Yo no viví el proceso que vivieron Céspedes y el ex ministro Valdés, a mí me tocó estar en estos últimos dos años en el BancoEstado, y me vine descansado de ese proceso. Yo todavía estoy fresco para tratar de hacerlo de una manera que no termine con el agotamiento de ellos».

-¿A qué atribuye que la Presidenta recurra a los viejos cuadros de la Concertación cuando hay problemas? Hay ocho ministros de la Concertación…

«Con ella son nueve. Bueno, nos conoce, le tenemos lealtad. Plantearle a alguien que rompa su estatus laboral por seis meses es complicado. Esa es una de las razones por las cuales ella recurre a gente cerca y a la que le tiene confianza».

-Si en el episodio Dominga se impusieron los sectores ambientalistas, ¿cómo se explica que la Presidenta lo convoque a usted, que tiene una dilatada trayectoria en el mundo privado?

«Me imagino que lo que trata de hacer la Presidenta es desmentir lo que usted está preguntando. Ella ha señalado clarísimo que su afán es crecer con medioambiente, con igualdad de oportunidades. Ella sabe perfectamente quién soy, dónde he trabajado, qué proyectos he dirigido».

-¿No teme a los ecologistas, dada su trayectoria en proyectos polémicos?

«No tengo ningún temor. Tengo 100% de respeto por el tema ambiental, pero eso no significa que uno no haga nada. Vivir significa cambiar el medio ambiente, porque todos tenemos que procesar alimentos, hay que limpiar las aguas, hay que ver qué se hace con la basura. Vivir significa que uno esté siempre interviniendo en el medio ambiente, y para evitar eso, ¿hay que matar a la gente, o impedir que nazca? No, lo que hay que hacer es manejar bien el medio ambiente».

«Si no tenemos una muy buena gestión política de lo que la gente anhela o critica, vamos a tener problemas».En Chile, el ministro de Hacienda ha ido perdiendo poder dentro del Gobierno; eso es absolutamente así. Eso, de alguna manera, está indicando que el tema económico está, felizmente, dejando de ser lo más agobiante».

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