Ante el escenario de escasez hídrica que enfrenta Chile, en particular la zona norte y central del país, la industria minera ha procurado recurrir al uso de agua de mar, algo que no está exento de desafíos.
Al respecto, Héctor Montoya, gerente de Consultoría de PwC Chile, menciona que los desafíos son de tipo operacionales (estructura de costos) y también en lo referido a aspectos medioambientales, sociales y de gobernanza.
“La producción de cobre en base a agua de mar requiere de la implementación de nuevos sistemas tecnológicos con una búsqueda constante en incrementar la eficiencia. En términos de costos, estos dependen de una amplia gama de factores que incluyen requerimientos regulatorios, capacidad de planta y tecnología a utilizar, el estándar de calidad de agua requerido por el proceso productivo, las características propias del sitio de emplazamiento de las faenas (altura geográfica), los costos de inversión y financiación; más los costos variables en términos de trabajo, reactivos, mantenimiento y por, sobre todo, energía”, detalla.
El profesional advierte que, desde el punto de vista técnico, “el uso de agua de mar directamente en procesos mineros tiene desafíos relacionados a la calidad y variabilidad de la composición de esta, lo que hace necesario un tratamiento de esta previo a su uso. Por otro lado, la corrosión producto de la salinidad del agua de mar es un factor que considerar, dado que disminuye la vida útil y encarece elementos como cañerías o válvulas, por ejemplo. Finalmente, dado que la minería es un proceso continuo, el suministro de agua debe ser constante donde los factores de planta superan el 90%, lo que es particularmente alto y exigente para los equipos, cuando se compara con otras industrias con factores menores dada una demanda estacional durante el día”.
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