Productividad laboral de la minería del cobre creció 130%

Nov 2, 2015

Creció 130% por mayor inversión y producción en los 90, se redujo a casi la mitad por superciclo y menores leyes (2004-2012), y creció cerca de 20% por reducción de personal después de 2012.

(El Mercurio) El auge, caída, y nuevo auge de la productividad laboral (PL), entendida como las toneladas de cobre fino producida por cada trabajador propio o contratista de operación, en la minería del cobre chilena ha sido una verdadera montaña rusa en los últimos 25 años.

La productividad total de factores (PTF) es la eficiencia con que los componentes de entrada de esta, es decir empleo, capital y bienes intermedios, son convertidos en productos, por ejemplo, el cobre.

Esta se elevó de forma muy relevante entre 1989 y 1999, posteriormente se mantuvo estable hasta 2004, año desde el que comenzó a reducirse significativamente hasta 2012. La PL experimentó cambios similares a la PTF en los años indicados.

Las cifras de productividad laboral que se muestran en la Figura 1 fueron corregidas para incluir la producción hasta cátodo, incluyen a Codelco, y representan el 92% de la producción de cobre chileno entre 1990 y 2014.

El alza de la PTF y de la PL en la década de los 90 se debió al crecimiento de la producción de cobre fino desde 1,6 a 4,6 millones de toneladas, incorporando 12 minas nuevas y las expansiones de Andina, Los Bronces y Teniente, con una inversión gigante, con tecnología de punta y con plantas óptimas de trabajadores.

La reducción a casi la mitad de la productividad laboral desde 2004 en adelante estuvo asociada a las políticas de las empresas en ciclos altos de precio que consiste en maximizar la producción a cualquier costo, y a la baja de las leyes de los minerales.

Lo anterior, a pesar de que la inversión en la minería del cobre fue de US$ 99.000 millones entre 2004 y 2012 según Cochilco, y a que entraron en producción las minas de El Tesoro, Spence, Esperanza y Gabriela Mistral, con elevada productividad inicial.

Finalmente, con el ocaso del superciclo, la productividad laboral se elevó en 11% desde 2012 a 2014, cifra que llegaría a 22% en 2015 debido a la reducción de personal en todas las empresas mineras, manteniendo casi la misma producción que desde 2004 en adelante.
La Figura 2 muestra el empleo en personal propio y en contratistas entre 1985 y 2014 de las mineras consideradas en la Figura 1.

Ello confirma la hipótesis que durante el superciclo el empleo en la minería creció más allá de lo que era estrictamente necesario ya que la política de las empresas de maximizar su producción mediante el aumento de empleo no rindió frutos.

¿Por qué es importante que la productividad crezca?

Es fácil pensar que el aumento de la productividad en una empresa lleva a la perdida de empleos. Pero, como indica el Premio Nobel de Economía Paul Krugman en su libro «The accidental theorist», «suponer que ello reduce el empleo en la economía completa es otra cosa».

Hay abundante evidencia nacional e internacional que sostiene que la ganancia de productividad trae beneficios enormes para la sociedad como un todo. El mejor ejemplo son los Estados Unidos en donde desde l948 y 1973 (la primera crisis del petróleo) la productividad creció a una tasa de 1,9% anual, según un informe sobre los beneficios económicos del comercio de la Presidencia de Estados Unidos de mayo 2015, creando cerca de 40 millones de empleos. Si la productividad hubiese crecido en forma similar desde 1973, el ingreso per cápita de los estadounidenses habría sido un 58% superior en 2013.

Este informe indica que el crecimiento del comercio internacional debido a acuerdos de libre comercio tuvo gran impacto en el aumento de la productividad, en el nivel de los salarios, en la inversión, en la innovación, en el empleo creado, y en el nivel de vida de la población.

El incremento de la calidad y variedad de productos reduce los costos de producción, aumentando esta, las exportaciones y el empleo. Mayores exportaciones significan también mayor poder adquisitivo del país, aumentando las importaciones de productos baratos y de buena calidad lo que amplía el poder de consumo de la población, especialmente de los sectores de menor ingreso. Los empleos perdidos en una industria debido a mayor productividad son ganados en otras y con creces.

Por otra parte, la mayor productividad aumenta la competitividad, induce a exportar más, aumentando los salarios y el empleo. Estas son todas relaciones multidireccionales virtuosas y sinérgicas que enriquecen al país.

Para el caso de Chile, un estudio de la OIT de 2008 confirmaba algunas de estas conclusiones y estimaba que por cada millón de dólares invertido en Chile se creaban 58,5 trabajos. De acuerdo a esta cifra la inversión minera de 2013 de US$ 14.783 millones debiese haber sostenido 864 mil empleos derivados de la actividad minera. De la misma manera la reducción de la inversión minera en 2014 habría significado la perdida de 142 mil puestos de trabajo.

Un experimento pensado

Supongamos que la minería del cobre chilena descubre una fórmula mágica para aumentar la productividad laboral al doble en el curso de 2014, pasando desde las 50 toneladas de cobre fino por trabajador que tenía en enero a 100 toneladas por trabajador en diciembre. Ello superaría las 80 toneladas por trabajador a la que llegó en 1999 en su máximo histórico, según datos oficiales de las memorias de las grandes mineras. Es obvio que al comienzo de 2015 la fuerza laboral de las mineras que se consideraron en la Figura 1, se habría reducido desde los cerca de 100 mil trabajadores que tenía a fines de 2014 (incluyendo propios y contratistas) a la mitad, para producir la misma cantidad de cobre.

Podría parecer a primera vista que esta ganancia de productividad tuvo desastrosas consecuencias para el país, ya que generó 50 mil desempleados.

Veamos los beneficios para Chile de esta ganancia de productividad.
Primero: Los costos de empleo de las mineras, incluidos empleados propios y contratistas, se reducirían desde 29% de los costos operacionales a 14,5%, lo que representaría unos US$ 4.300 millones adicionales de utilidades antes de impuestos para las mineras.

Segundo: Las nuevas utilidades se distribuirían de acuerdo al comportamiento histórico de esta industria en Chile, incluido Codelco, aproximadamente un 50% para el Fisco (mayor PIB), un 25% en dividendos de las mineras privadas y un 25% a inversión.

Tercero: Los impuestos y excedentes transferidos al Fisco, serían gastados como partidas del presupuesto en el año siguiente en fines sociales, aumentando el consumo privado (mayor PIB).

Cuarto: La reducción de costos haría más competitiva a la minería chilena, lo que haría rentables proyectos que hasta entonces no lo eran. Ello redundaría en mayor inversión (mayor PIB), adelantando en varios años el potencial minero del país, lo que resultaría en mayor empleo en ingeniería, en la construcción, en mayores servicios y equipos.

Quinto: El Estado y las empresas aumentarían el apoyo económico para capacitar a los trabajadores y profesionales que perdieron el empleo en la minería, de tal forma que estos adquieran las competencias para trabajar en otras industrias.

Es decir, de los cuatro componentes del PIB, gasto Fiscal, consumo privado, inversión y exportaciones menos importaciones, todos aumentarían. La evidencia a nivel global indica que los empleos generados por esta ganancia de productividad serían más que los empleos perdidos, ya que la economía sería más competitiva globalmente, pudiendo producir y exportar más en el futuro.

Próxima publicación de este curso: sábado 14 de noviembre.

Publicación de hoy: Selección de las clases 3 y 4 del curso «Gestión del Negocio Minero» de los Diplomados de Ingeniería Industrial UC-La Clase Ejecutiva.

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