Codelco estaría evaluando aplazar Chuqui Subterránea

Jun 13, 2016

Esta sería una de las alternativas que estaría estudiando la minera estatal. Otra opción sería disminuir el ritmo de ascenso del proceso, para alcanzar la meta de producción estimada de la mina, pasando de un lapso de siete a nueve años.

(El Mercurio) Al menos, un par de alternativas evaluaría Codelco para enfrentar un peor escenario de precios del cobre, situación muy probable. Entre las opciones figuraría la posibilidad de postergar en un año la entrada en operación de Chuquicamata Subterránea, o bien, ralentizar el ramp up -proceso para llegar a la producción máxima estimada del nuevo yacimiento- y alcanzar su volumen óptimo de producción en nueve y no siete años, como está previsto.

A la fecha, la entrada en operación de la iniciativa que contempla una inversión por US$ 4.200 millones -aunque el monto es susceptible de recortes- y cuyas obras presentan un 30% de avance, está contemplada para enero de 2019. Sin embargo, dependiendo de cómo se comporte el mercado, la administración podría optar por una de las alternativas mencionadas. Fuentes conocedoras comentan que hoy se analiza cuál de estas opciones permite un ahorro mayor y el impacto que tendría cada una de ellas en la caja futura. Esto, porque posponer un año la entrada de la iniciativa implicaría extender por el mismo período la operación del rajo abierto, hoy con leyes de mineral -tonelada de cobre extraída por roca removida- muy bajas y con altos costos de producción.

Consultada Codelco, dijo que no existen planes para retrasar la iniciativa y que todo avanza en los plazos programados.

Pocos recursos

La estrechez de caja por la que atraviesa la estatal ya no es un secreto para nadie, y la posibilidad de que la empresa reciba la capitalización comprometida por parte del Estado -unos US$ 800 millones- es una opción cada vez más lejana, dada la estrecha situación fiscal. Por lo mismo, advierten conocedores, la administración que lidera Nelson Pizarro redoblaría esfuerzos en ahorros, dado el difícil escenario de bajos precios del metal, costos aún altos, en muchos casos sobredotación, bajas leyes de mineral y yacimientos que se están agotando. Al mismo tiempo, el desarrollo de los proyectos estructurales -necesarios para mantener la producción de Codelco a futuro- requiere inversiones millonarias que parecen cada vez más complejas, y el endeudamiento de la minera ya es alto.

Al primer trimestre del año, la minera alcanzó una deuda de US$ 13.121 millones y un ratio de deuda neta sobre Ebitda de 4,5 veces en lo que va del año, mientras el año pasado esta razón era de 3,8 veces. La cifra actual solo es comparable (aunque más alta) con Glencore y Freeport, que exhiben un ratio de 4,2 y 4,0, respectivamente. La empresa que exhibe un índice más bajo en este aspecto es Rio Tinto (1,5). Le sigue BHP Billiton (2,4). Sin embargo, la situación de Codelco es distinta. Incluso tiene una de las mejores clasificaciones de riesgo entre las principales firmas, por estar respaldada por el Estado.
En 2016 saldrían de la faena al menos unas 600 personas

Cerca de seiscientas personas saldrían de la división Chuquicamata, ubicada en la Región de Antofagasta. El segundo yacimiento más antiguo de la estatal -después de El Teniente- ha bajado su producción de forma importante en los últimos años producto de la baja ley en el mineral.

Según comentaron fuentes de la división, los planes prevén que a enero de 2017 la operación debe tener, como mínimo, unas 600 personas menos, y no se descartan algunas desvinculaciones adicionales.

En esta línea, conocedores dijeron que unas 550 personas saldrán producto de los planes de egreso o bien por jubilación. Asimismo, la refinería cerrará una de las dos líneas de producción debido a la escasez de ánodos, por lo que saldrían otras 200 personas, aunque algunas de ellas podrían ser reubicadas en otras posiciones.

Consultado Codelco, en la estatal manifestaron que no descartan futuros ajustes en la dotación, dependiendo de las condiciones de mercado, pero advirtieron que hoy «no existen planes de desvinculaciones distintos a los de retiro voluntario que fueron aplicados a Chuquicamata durante los últimos años».

Sin embargo, otras fuentes van más lejos, y dicen que al menos unas mil personas serían desvinculadas este año. Además del personal de la refinería, habría otros 150 o 250 trabajadores que serían despedidos por la detención de un convertidor de la fundición y otros 300 que hoy tienen contratos a plazo fijo que no serían renovados. El resto saldría por planes de egreso, comentaron cercanos. Agregaron que, según las estimaciones, por cada 30 operadores de mina que salen de la empresa, un supervisor se ve afectado.

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