(Diario Financiero) Pese a la importante depreciación del peso frente al dólar, el sector exportador chileno no ha sido protagonista en el actual ciclo económico y para BBVA Research la razón es simple: la competitividad de los envíos sigue en niveles bajos.
Así lo revela el Índice de Competitividad Sectorial de la Exportaciones (ICSE), que la entidad aplica a tres rubros clave del país: minería, industria y silvoagropecuario. Al primer trimestre de este año, los resultados fueron heterogéneos, ya que la competitividad de la minería avanzó en 12% anual, las exportaciones industriales acotaron las caídas con un retroceso de 3,5% y lo contrario ocurrió con los envíos agrícolas, que profundizaron la pérdida de competitividad con una baja de 24,3% en el indicador.
Si bien la recuperación de la minería y el registro algo más saludable de la industria podría entenderse como una buena noticia, el escenario no sería tan favorable, ya que el ajuste responde a una mejora en los precios -la variable más volátil y menos controlable por parte de los exportadores- de dos productos: el cobre y los salmones, donde como en muchos otros casos las empresas chilenas son tomadoras de precios internacionales y dependen de las condiciones de oferta y demanda mundial.
El valor del metal rojo subió 25% anual en el primer lapso del año, mientras que el de los salmones lo hizo en 60%, explicando casi todo el avance de los precios de los envíos industriales en el trimestre (8,5%).
Mecanismos de ajuste
Además de la cotización, las compañías pueden ganar competitividad a través del tipo de cambio y los costos laborales.
Como explica el economista Principal de BBVA Research, Hermann González, la depreciación del peso no ha ayudado tanto como se requiere porque ha sido más bien a nivel bilateral (en relación al dólar) que multilateral, lo que significa que muchas monedas de países competidores se ha depreciado igual que el peso chileno, impidiendo que gane terreno por esa vía.
“La depreciación multilateral del peso que observamos en abril y mayo es positiva, pero insuficiente”, plantea González.
BBVA proyecta un tipo de cambio acercándose a $ 700 en el segundo semestre (ayer cerró en $ 659,91), niveles que ayudarían a tener un sector exportador más dinámico sin poner en riesgo el objetivo de inflación en torno al 3% debido a las holguras de capacidad que presenta hoy la economía.
El ajuste en el mercado laboral proviene de un menor aumento de las remuneraciones, por ejemplo, que es lo que ha estado ocurriendo desde el año pasado.
Para el economista esta es la forma más costosa de hacerlo y, de seguir por esta línea, podría implicar una adecuación más acentuada en el mundo del trabajo, con pérdidas de empleo adicionales y una profundización de la desaceleración -o incluso caídas- en las remuneraciones.
“Si la competitividad no viene por el lado cambiario, como está ocurriendo ahora, las empresas tienen que ajustarse de alguna forma y la principal variable tiene que ver con la mano de obra: congelar remuneraciones, disminuir dotación e, incluso, reemplazar mano de obra por tecnología”, plantea.
Agrega que si estas correcciones no ocurren, “los sectores exportadores seguirán perdiendo relevancia dentro de los rubros que impulsan el crecimiento en Chile”.