Finning muestra cautela ante reactivación minera y no espera renegociación de contratos con grandes clientes

Abr 16, 2018

El presidente ejecutivo de la firma proveedora, Marcello Marchese, sostuvo que aumentó la actividad, pero lejos del superciclo.

(El Mercurio) Finning, uno de los mayores proveedores de equipos y maquinarias para la minería, está cautelosa ante el repunte de esta industria. Si bien su presidente ejecutivo para Sudamérica, Marcello Marchese, reconoce un aumento en la actividad, todavía existen riesgos latentes que pueden impactar en la reactivación.

Marchese indica que existe un ambiente de optimismo, pero no desbordante. Una latente guerra comercial por el lado internacional y el peligro de las huelgas en el flanco interno todavía generan dudas sobre un despegue definitivo, más allá del positivo precio del cobre en lo que va del año.

«Estamos optimistas y positivos respecto de lo que será el desarrollo de la industria este año. Si no existen problemas en negociaciones colectivas como el año pasado u otros posibles vientos en contra, este debería ser un ejercicio de inflexión para el sector en el país», sostiene el ejecutivo de Finning, quienes distribuyen equipos Caterpillar.

Sin embargo, agrega: «Hay que se súper cauteloso. El escenario macroeconómico internacional, con una guerra comercial en proceso, produce inestabilidad y dudas sobre el comportamiento de los mercados, por lo que no se puede asegurar totalmente que este año sea mucho mejor».

Cuenta que en lo que va del año se ve un aumento en las cotizaciones, pero todavía lejos del superciclo de las materias primas. «Estamos viendo un repunte respecto a los últimos dos años, pero todavía muy lejos de lo que fue el 2013. Estamos 20% por debajo de lo que fue cuatro o cinco años atrás en materia de bienes de capital», sostiene.

Entre lo más demandado, señala, están solicitudes por mejoras en la disponibilidad de las flotas, lo que genera una mayor productividad.

También perciben interés en la renovación de flotas, dado que en los últimos años no se invirtió en bienes de capital, lo que no puede extenderse mucho en el tiempo. «Esa estrategia tiene un límite. No se puede operar lo mismo por cinco o siete años y esperar mejoras en la disponibilidad de los equipos», sostiene.

Las grandes compras -como las de antes- aún no ocurren, resalta el ejecutivo, «para eso hace falta puestas en marcha de nuevas minas, pero también confianza. La minería es un negocio de largo plazo y se necesita de estabilidad para tomar la decisión de renovar una flota», dice.

Contratos

En el período de caída del precio del cobre, las grandes mineras ajustaron a la baja los pagos a los proveedores. Marchese comenta que, pese al aumento de los precios, no existen renegociaciones de contratos que vuelvan a los pagos anteriores.

«Claramente no existen esas conversaciones. Hablamos de cautela, porque la presión por los costos y el aumento de la productividad siguen estando presentes. Es más fácil cortar o disminuir que volver a expandirse», señala.

Sostiene que estos recortes provocaron el cese de operaciones de algunas compañías de la cadena productiva de la minería, lo que provoca impactos en el sector cuando mejoran las condiciones.

«Una de las lecciones que se debe aprender es cómo no destruir una base de proveedores, porque cuando el ciclo mejore, esos proveedores serán necesarios. Es imperioso un equilibrio entre adecuarse a un momento económico y el no hipotecar el futuro al destruir capacidades que cuesta mucho construir», remarca el ejecutivo.

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