(El Diario de Atacama) Alrededor de un 10% de los trabajadores de Minera Escondida, que lleva 33 días en huelga, es de la región de Atacama, por lo que las movilizaciones y reuniones son miradas atentamente desde la zona. El viernes la empresa llamó a retomar las negociaciones, sin embargo el sindicato N°1 la rechazó debido a tres puntos que se han transformado en una especie de «zapato chino»: los beneficios del contrato colectivo asociados a los futuros trabajadores, cambios en los horarios de trabajo, reajuste de 7% en los sueldos y el bono de término de conflicto, por el que piden $25millones.
Ha pasado más de un mes y la amenaza de los trabajadores de extender la huelga por sesenta días se acerca.
«Es un récord del que no no sentimos muy contendos, con una huelga perdemos todos, pierde el país. Tenemos casi un 10% de trabajadores de Minera Escondida que vive en la región de Atacama, así como también tenemos otros en regiones cercanas y esto afecta la vida diaria de sus familias y su entorno», dice Patricio Vilaplana, vicepresidente de Asuntos Corporativos de la compañía.