No nos queda mucho tiempo

May 3, 2011

Juan Villarzú

La evidencia muestra que el crecimiento económico y demográfico van de la mano. Antes de la revolución industrial, la actividad económica y la población se mantenían prácticamente estancadas. La industrialización, el cambio tecnológico, los avances en materia de salud y medicina, la disminución de la tasa de natalidad y, más recientemente, la incorporación de la mujer a la fuerza de trabajo, impulsaron un largo periodo de alto y sostenido crecimiento económico y de vastos cambios demográficos y sociales, en particular, en los países hoy desarrollados.

Pero, en las últimas dos o tres décadas son las economías emergentes las que han pasado a liderar el cambio. Se observa, por una parte, un estancamiento o disminución y envejecimiento de la población en Europa, Japón y también, pero en menor grado, en Estados Unidos de Norteamérica.

Por la otra, hay un esfuerzo de urbanización sin precedentes y una masiva incorporación de nuevos consumidores al mercado, proceso liderado por China. En efecto, la gran inversión en infraestructura y el consumo de sus populosas clases medias es lo que explica el creciente protagonismo de las economías emergentes.
Ésta es una macro-transformación que ha beneficiado a Chile. En los últimos 100 años el consumo de cobre ha crecido al mismo ritmo que la economía mundial, pero lo que es más relevante hoy y explica el fuerte aumento que ha experimentado el precio de este metal en el último tiempo, es la constatación de que el crecimiento chino y, en general, el de los países emergentes, es altamente intensivo en cobre, debido a la importancia de la inversión en urbanización y del consumo privado de bienes durables.

¿Gozaremos de esta condición en forma permanente? Definitivamente: no. La población mundial está creciendo a tasa decreciente, lo que afectará la fuerza de trabajo. Japón ya está sufriendo por esta situación y España la enfrentará dentro de poco. En 20 años será el turno de Rusia y China. Chile es la economía que envejece más rápido de América Latina.

Los desafíos que tenemos por delante son enormes: disminución de la demanda por cobre a mediano plazo, estancamiento o disminución de la fuerza de trabajo, escasez creciente de mano de obra (calificada y no calificada), aumento de los costos debido al incremento de las remuneraciones y, particularmente en el caso de la minería, la escasez y costo de la energía y los posibles gravámenes por emisiones de gases GHG.

En lo esencial, la tarea consiste en captar para el país el máximo posible de la renta económica que seguirá generando, por un tiempo, la explotación del cobre y destinarla a financiar una reforma integral de la educación en todos sus niveles, que les entregue a todos los chilenos los conocimientos y competencias para aprovechar las posibilidades de emprender y las muchas oportunidades que ofrecerá el mercado laboral, en el país y en el exterior.

Juan Villarzú Rohde es economista. Ha sido ministro Secretario General de la Presidencia y por dos periodos presidente ejecutivo de Codelco. Actualmente es presidente y director de AQM Copper.

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