Qué duda cabe respecto de la trascendencia que representó el rescate de 33 personas en Chile hace más de tres años. Corría el “Mes de la Minería” y toda la actividad se convulsionaba por la pérdida temporal de 33 colegas.
Hoy, cuando se supone que ya todo ha decantado, nos damos cuenta de que estamos muy lejos de aquello. Y es que ni siquiera se tiene un informe técnico de lo que ocurrió. ¿Responsabilidad de quién? ¿Del Gobierno de Chile, del Ministerio de Minería específicamente?…Es quizás lo más lógico. El tema es que cuando se “farandulizan” los problemas, cada cual trata de sacar dividendo de ellos y nadie actúa con la seriedad que se requiere.
¿Qué aprendimos del desastre y del milagro que nos permitió devolver a 33 personas a la superficie? Creo que muy poco. Estoy seguro de que si esta situación se repitiera, una vez más comenzarían las improvisaciones. Y ya lo hemos visto. Cuando han ocurrido situaciones similares en nuestro país, no han asistido al “rescate” los que hicieron el trabajo en San José. Claro, si la autoridad ni siquiera ha reconocido expresamente quién realizó ese trabajo.
Tampoco se ha realizado un informe económico veraz de lo que ocurrió. No existe un documento oficial en donde se exprese cuántos metros de sondaje se realizaron, cuál fue el costo, a quién se le pagó. Es más, nadie podría creer que se adeudan dineros a una empresa de sondajes. Si uno cree en los valores que aparecieron en los medios de comunicación, tendría que pensar que el metro de sondaje costó más de 175 veces lo que vale normalmente. Pareciera ser que a río revuelto, ganancia de pescadores…
Aquí no se trata de estimar el valor de la vida de una persona. Se trata de saber de cuántos recursos debemos disponer para que, si un día se repite la tragedia, hagamos las cosas en forma responsable. Y de esa manera, quien lidere las operaciones sepa que cuenta con recursos, dónde los debe pedir y con quién contactarse.
Esto no solo desde el punto de vista económico neto; también desde la perspectiva técnica. Si mañana ocurre un drama como este, ¿qué equipos utilizaremos? Porque entre los equipos que llegaron a San José existían algunos que no justificaban su presencia.
Como comentario al margen: ni siquiera existe un registro de las máquinas de sondajes que servirían para un nuevo rescate. También desde el punto de vista de las personas capacitadas, existen “los necesarios” y “los prescindibles”. Estos últimos solo figuran al momento del almuerzo o cuando hay que salir en la TV. Pero al momento de la toma de determinaciones, de las opiniones técnicas, cómo se logran escabullir rápidamente.
A tres años de la tragedia, ¿hemos aprendido de lo vivido? Sin duda que no. Hemos sido muy mal agradecidos con quien nos dio la oportunidad de aprender. ¿Aprendimos a analizar las cosas desde el punto de vista legal? Menos aún. ¿Y a hacer investigaciones como corresponde? No nos hagamos ilusiones.
Lo preocupante es extrapolar este tipo de casos, en donde felizmente no hubo fatalidades, a casos trágicos. La justicia chilena ha fallado en una de las instancias y no encuentra culpables ni responsables… ¡Caramba el país hermoso en el que vivimos!