Jurassic Park

Oct 11, 2011

Christian Moscoso

Christian Moscoso es director académico del Postgrado Internacional en Economía de Minerales de la Universidad de Chile, director de InverChile S.A. y de Atacama Resource Capital.

Basada en la obra del destacado novelista, ensayista, cineasta, antropólogo y doctor en medicina Michael Crichton, en 1993 se estrenó la película Jurassic Park, dirigida por Steven Spielberg. Al igual que la novela tres años antes, la película estableció un record mundial de taquilla, solo superado posteriormente por Titanic.

Toda cultura vive relatos que dan forma a nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos; los cuales nos dicen qué significa ser humanos. Jurassic Park es una narración en la que millones de personas encontraron reflejada tal vez algún aspecto de sus vidas, algo de sí mismas. El filme nos muestra un mundo peligroso y violento para los humanos. Una manada de dinosaurios recorriendo las llanuras, con el propósito de devorar cuanto encuentran a su paso. Es una violencia a la cual los seres humanos, en la visión escéptica de Michael Crichton, sólo pueden replicar con más violencia. Jurassic Park nos presenta una resucitada selva darwiniana en la que los animales compiten para sobrevivir y no extinguirse.

La competencia violenta por comida y/o territorio es parte de un proceso creativo a través del cual llegamos a existir. Sugiere que la violencia es fructífera. Los escritos de Darwin indujeron una profunda transformación en nuestra comprensión de lo que significa ser humanos. La aparición del convencimiento de que toda sociedad humana funciona y florece a través de una lucha feroz entre individuos competitivos, guiados por un afán único, “racional”, de dominio sobre la naturaleza y los demás individuos, es un suceso que ha tenido lugar, más o menos, hace 200 años.

Sin embargo, la pregunta acerca de la posibilidad de construir cualquier comunidad a partir de un relato fundacional de este tipo, es muy difícil o antiestética de responder. ¿Cuál sería “la goma” (amarilla o no) capaz de pegar esa comunidad? ¿Una interminable secuencia de contratos? Santo Tomás de Aquino decía que belleza y verdad son lo mismo. Ackoff dice que la estética es la realización superior de la ética.

En la tradición occidental, el significado de nuestras vidas no se da en la búsqueda del propio interés, sino en la acogida de lo que nos resulta común. Creo que es tiempo de romper con la fascinación de lo que no es más que una imagen penosa, destructiva y dolorosa de lo que significa ser humanos. Somos una comunidad que busca radicalmente el bien común.

En Jurassic Park las palabras no tienen importancia. Ésa es una gran diferencia. Construimos la sociedad humana y trascendemos la trampa del mero individualismo, recuperando el respeto por los relatos y su capacidad para formar y sostener la comunidad. Al nombrar y actuar creamos mundo, entendemos, damos sentido. Para romper con el mito individualista, el círculo vicioso de la violencia, debemos atrevernos a debatir en búsqueda de la verdad, la belleza, el bien común. La libertad de pertenecer es la libertad más profunda que existe, ya que no podemos prosperar solos. La libertad de huir a la soledad individual nos aleja de nuestra naturaleza y es una libertad sin dirección ni sentido.

¿Cómo mejoraremos los indicadores de desarrollo humano en la región? ¿En el país? ¿Localmente? ¿Qué métrica usaremos? Porque si no es ese el propósito de la minería en el país, ¿qué sentido podría tener exportar concentrados y metales? Just for the business?
Quienes creemos en hacer de la minería el principal vehículo para el desarrollo de nuestras comunidades y trabajamos arduamente en lograrlo –explorando, desarrollando, produciendo, educando, investigando, vinculando, midiendo– debemos ver este debate como un campo fecundo. Intentar responder estas preguntas produce desarrollo. Transforma el capital natural de la comunidad en capital social.

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