(El Mercurio) Si bien el debate tributario se cerró este año en el ámbito legislativo, se volverá a abrir en el corto plazo. Así lo afirma el abogado Ricardo Escobar, ex director del Servicio de Impuestos Internos (SII) y actual socio de la firma Bofill Escobar. El abogado afirma que la iniciativa de este Gobierno no recaudará lo que se esperaba y, además, necesitará ser perfeccionada, temas que estarían presentes en el próximo debate presidencial del país.
Mañana jueves Escobar expondrá sobre este tema en el seminario «Política tributaria y normas antielusión», organizado por Clapes-UC, donde además expondrán Felipe Larraín, Manuel Marfán, Carolina Fuensalida y Alberto Cuevas.
-En 2017 finalizará la implementación de la reforma tributaria. ¿Qué balance hace del proceso?
«La reforma tributaria al final nos dejó con un régimen bastante complejo que va a costar llevar adelante y poner en marcha. Me temo que para muchos contribuyentes, independientemente del régimen que elijan, va a haber bastante incertidumbre por algún tiempo, especialmente en las pequeñas y medianas empresas».
«Lo otro es que hay un problema más de política tributaria. Probablemente, como consecuencia de la aplicación del impuesto del 8% el año pasado -sobre el patrimonio que estaba fuera de Chile- y el impuesto alternativo único de 32% sobre el FUT, creo que va a disminuir en forma importante el impuesto global complementario desde 2017 en adelante, porque habrá quedado una cantidad muy significativa de utilidades dentro de las empresas con su tributación completa. Es probable que muchos contribuyentes de alto patrimonio opten por retirar esas utilidades en vez de retirar utilidades normales con tributación pendiente. Me temo que eso va a tener un impacto importante en la recaudación a partir del año 2017».
-¿Cree que el objetivo de recaudar tres puntos del PIB se mantiene?
«El 3% de un PIB pequeño por definición no es lo mismo que el 3% de un PIB más grande. La cantidad que se requería suponía que este país, de acuerdo al programa de Gobierno, iba a estar creciendo a tasas promedio de 4% desde 2015 en adelante, y ya sabemos que eso no es así, sino que quizás más cerca del 2%. Probablemente va a haber una brecha entre los ingresos que se necesitan para los gastos que se comprometieron y los ingresos que de verdad se van a recaudar. Creo que va a haber una reforma tributaria con toda seguridad en los próximos dos años».
-¿Una reforma tributaria nueva para recaudar más, o algo que cambie el sistema que quedó?
«Tendrá que definirlo el Gobierno en su momento, pero lo ideal es que esta vez sí se haga una planificación con tiempo y un buen diseño tributario que permita financiar lo que necesita Chile por muchos años, con reglas que sean más predecibles, que no requieran estar cambiándose cada dos años».
-¿La economía chilena aguanta más alzas de impuestos?
«Todo dependerá de si esto estará más en las empresas o en las personas, y si es así, en qué personas. Por ejemplo, en Chile los impuestos a las personas se aplican a partir de rentas relativamente altas. La tasa máxima de impuestos en Chile se aplica en un nivel que está bastante más arriba que en los países más desarrollados. La gente paga más impuestos en todos los niveles, los de clases más bajas, de clase media y de clase alta, todos participan del financiamiento del Estado más fuertemente que en Chile. Es cierto que hay deducción en algunas partes y la comparación no es tan fácil de hacer, pero por lo menos desde el lado de las tasas, la contribución que hace el impuesto de las personas es mucho más alta en otros países. Entonces, una discusión que debemos tener es si entre todos los chilenos vamos a pagar más impuestos también, o solo se los vamos a cobrar o los más ricos. Eso es algo que tiene que revisarse».
-En lugar de una nueva reforma tributaria, ¿no basta con volver a crecer?
«Puede ser, pero el problema de eso es que uno va a depender mucho del ciclo. Si volvemos a crecer al 6%, ¿esto se arregla solo? Sí, claro, y si el cobre sube a US$ 5, también. Uno no les puede decir a las universidades que el cobre cayó este mes, entonces este mes no llega el aporte de la gratuidad. Los países no se programan en función de eso, necesitan tener alguna estabilidad».
-Dado este escenario, ¿usted espera que el tema tributario sea recogido por los próximos candidatos a la presidencia?
«El próximo año vamos a ver discusiones importantes en varios temas de fondo. Ya quedó claro que no se pueden tener programas de gobierno que prometan cambios sin que haya una discusión más de fondo sobre los efectos de esos cambios. Eso requiere un tipo de discusión que no ocurrió en la última elección. No se puede improvisar la técnica, pasar aplanadoras sobre cosas que existen sin tener un muy buen diseño después de la aplanadora, porque de lo contrario lo que queda es destrucción».
-¿Eso ocurrió en esta Administración?
«Hubo mucho apuro en tratar de desarraigar el antiguo sistema, pero no está muy claro cuál es la alternativa, cuál es el edificio que quieren poner de vuelta. Cuando hay una estructura, puede ser que a uno le guste más o menos, pero que tiene unos fundamentos, una lógica, una cierta coherencia. Si uno la destruye, debe poner otra que tenga alguna coherencia, no algo que se haga de la noche a la mañana».
Norma antielusión: «Es bastante inútil y no se va a usar»
-Se va a cumplir un año de la entrada en vigencia de la norma general antielusión y el SII aún no la ha aplicado en ningún caso. ¿Cómo explica esto?
«La norma, aparte de ser confusa, contradictoria en su texto, contiene un diseño que la hace muy difícil de aplicar por el SII, porque debe tener la carga de la prueba, respecto del abuso de las formas o de la situación. Ambas cosas requieren un trabajo para el cual el SII no está acostumbrado».
-¿Qué ha pasado en la práctica?
«Curiosamente si uno mira lo que está ocurriendo en el nivel más operativo del Servicio, los fiscalizadores en su trabajo habitual de medianas y grandes empresas se están saltando la aplicación de la norma porque lo que está ocurriendo cada vez con más frecuencia son liquidaciones, resoluciones del SII cuyo fundamento está en la opinión del fiscalizador sobre un cierto contrato, una compra de un servicio o la realización de una operación, si era necesaria o no para la empresa. Esas discusiones que ocurren todos los días están llegando ya a los tribunales y con éxito para el servicio, para mi sorpresa, dado que muchas veces tienen un fundamento jurídico muy débil. En la práctica constituyen una aplicación no regulada de criterios antielusión».
«En la práctica, hoy hay muchos casos que están siendo discutidos que corresponden a criterios antielusivos, pero que la discusión no ocurre de acuerdo con estas nuevas normas, sino que ocurre según las normas especiales, que no tienen procedimientos propios».
-¿Cree que no va a haber aplicabilidad en la norma?
«Desde el día uno lo dije: esa norma no se va a usar. Si se usa, va a ser para conflictos y, en la práctica, no se está usando porque los casos más importantes de discusión suelen estar en otras normas especiales, por lo tanto, esta es una norma bastante inútil en estos términos, y los tribunales no han sido muy prolijos en sus análisis».