Cierre de minas: un desafío complejo

May 3, 2011

Ximena Abogabir

Los pasos que Chile está dando hacia el cierre sustentable de las faenas mineras constituyen una buena noticia. Mal que mal, todas las minas tienen algo en común: algún día finalizará su actividad y la comunidad abrigará legítima preocupación sobre qué ocurrirá a partir de entonces.

Abordar proactivamente este desafío permite evitar desastres, paisajes alterados, aguas y suelos contaminados así como el temor de las comunidades ante el espectáculo de faenas abandonadas. Desde la mirada positiva, obligará a generar experiencia en esta materia que implica anticiparse a impactos sociales, ambientales y económicos, de modo que las utilidades generadas por el emprendimiento no sean a costa de empobrecer a las comunidades que lo albergaron, sino más bien que las personas sientan que, gracias a la explotación minera, lograron mejorar su calidad de vida.

Las comunidades generalmente no están preparadas para los impactos negativos de un cierre de minas y beneficiarse de los positivos que se puedan generar. Requieren ser creativas y estar dispuestas a adquirir nuevos conocimientos y habilidades, lo cual debe haber sido identificado e implementado con anticipación. También se requiere ser transparente y estar dispuesto a empoderar a la comunidad de modo que puedan comprender el proceso y beneficiarse de las oportunidades. Éstas pueden tomar la forma de regeneración del paisaje, forestación con especies nativas, sistemas de drenaje, tratamiento de aguas residuales, remoción de líneas de transmisión de energía, seguridad permanente del lugar, servicios de transporte, bodegaje, alojamiento y alimentación. Evidentemente las oportunidades económicas derivadas del cierre de minas serán menores a las generadas durante la construcción y explotación.

Paralelamente, la empresa requiere asumir preocupaciones como la precisión de la evaluación de impactos ambientales, la posible aparición de efectos no previstos, falta de efectividad en las medidas de mitigación y la credibilidad de los resultados del monitoreo, especialmente si ha quedado a cargo sólo de la compañía.

Para tener éxito se requiere un enfoque de planificación que aborde desde un inicio los aspectos sociales y ambientales con el mismo rigor que los asuntos constructivos y técnicos. Se precisa implementar un proceso continuo de consulta y validación que actualice la identificación de actores relevantes, la evolución de las tendencias, expectativas, riesgos y oportunidades. Sólo así se podrá introducir medidas de mitigación desde el inicio, adaptadas a las sucesivas modificaciones experimentadas.

Nadie puede hacerlo solo, se requiere alianzas con autoridades, entes académicos y la sociedad civil, particularmente las comunidades afectadas, de modo de identificar potenciales sinergias y responsabilidades compartidas. En Chile sabemos poco sobre los costos sociales del cierre de minas. Es difícil manejar las expectativas de las comunidades y las autoridades.

En síntesis, el cierre de minas requiere liderazgo, regulación clara, presupuesto ad hoc, instalación de capacidades en la empresa, el gobierno y en las comunidades, instancias de debate, procesos de diálogo para construcción de confianza, mirada estratégica, equipos multidisciplinarios y alianzas intersectoriales.

Sólo el diálogo abierto y transparente con los involucrados puede tener un final feliz para todos.

Ximena Abogabir es presidenta de Fundación Casa de la Paz

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