Minería, transporte y puertos: los casos en que la OIT ha dicho que sí puede haber huelga sin reemplazo

Jun 30, 2015

Si la normativa chilena recogiera plenamente el catastro de actividades que, según la OIT, pueden paralizar sin reemplazo, los sectores productivos que quedarían expuestos a paralizaciones totales representarían al menos el 49,53% del PIB.

(El Mercurio) No hay que ir muy atrás en el tiempo para encontrar una referencia de lo que significa una huelga sin reemplazo en el metro de una gran ciudad. En mayo de este año, la prensa alemana hacía el balance de una paralización de ocho días que protagonizaron los maquinistas del metro y trenes de la empresa estatal Deutsche Banhn: 750 millones de euros (US$ 839 millones) en pérdidas para la economía alemana, un aumento del uso del automóvil de 15% durante los días de paralización y un aumento del orden de 14% de la contaminación del aire.

El análisis fue hecho por el Instituto IFO y la Universidad alemana de Passau, en base a cifras de cinco ciudades de ese país: Berlín, Hamburgo, Múnich, Colonia y Frankfurt.

Durante esa paralización, los trabajadores implementaron un plan de circulación que permite dimensionar también qué se entiende por funcionar solo con servicios mínimos: no hubo circulación de trenes de corta distancia y funcionó una tercera parte de los trenes de largo recorrido (más de 5 kilómetros).

¿Ese es el tipo de huelga y el esquema de servicios mínimos que la autoridad de gobierno está pensando para Chile? Por ahora, la ministra del Trabajo, Ximena Rincón (DC), solo ha señalado que el proyecto de ley de reforma laboral que se tramita en el Senado buscará adecuar la normativa chilena a las recomendaciones de la OIT en materia de reemplazo en huelga, sin entrar en mayores detalles.

Las declaraciones del Comité de Libertad Sindical de la OIT, no obstante, entregan algunas luces sobre los estándares a los que alude el Gobierno:

El principio general de la OIT plantea que solo puede restringirse el derecho a huelga cuando se amenazan la salud, la seguridad y la vida de la comunidad.

También este organismo ha señalado que no constituyen servicios esenciales y, por lo tanto, pueden paralizar sin restricciones, los servicios de radio y televisión, los puertos, bancos, servicios de recaudación de aranceles e impuestos, grandes almacenes, metalurgia, minería, pilotos de líneas aéreas, distribución de combustibles, transportes metropolitanos, recolección de basura, frigoríficos, actividades agrícolas, abastecimiento de productos alimentarios, agencia gráfica del Estado, entre otros.

Si el Comité no se ha referido a más servicios es porque sus pronunciamientos dependen de las situaciones particulares que examina, según requerimientos que le hagan llegar entidades en conflicto, generalmente federaciones, centrales sindicales y, en menor medida, organizaciones empresariales de cualquier país del mundo.

A través de estos pronunciamientos, la OIT ha ido estableciendo jurisprudencia.

Si la normativa chilena recogiera plenamente el catastro de actividades que, según la OIT, pueden paralizar sin reemplazo, los sectores productivos que quedarían expuestos a huelgas totales representarían al menos el 49,53% del PIB. Esto, tomando en cuenta el aporte que estos sectores hicieron a la economía chilena en 2014 según cifras del Banco Central.

«El tren metropolitano va a tener que definir servicios mínimos en la hora punta»

En la Comisión de Trabajo de la Cámara, varios parlamentarios de oposición han pedido claridad sobre este tema a los representantes del Ministerio del Trabajo, pero sin obtener una definición muy clara al respecto.

En la sesión del 9 de junio, de hecho, el entonces jefe de asesores del Ministerio del Trabajo, Roberto Godoy -hoy en el Ministerio de Justicia-, señaló que estarían protegidos con equipos de emergencia los servicios hospitalarios, electricidad, abastecimiento de agua, números de emergencia de los servicios telefónicos, policía, servicios penitenciarios, suministro de alimentos en establecimientos educacionales y el control del tráfico aéreo. Consultado en esa oportunidad sobre el Metro, solo señaló: «Probablemente el tren metropolitano va a tener que definir servicios mínimos en la hora punta ante una huelga».

Estos servicios mínimos se negociarán entre empleador y empleado y, si no hay acuerdo, deberá mediar la Dirección del Trabajo y, en segundo lugar, un juez del trabajo. Pero no habrá un catastro definido a priori de actividades sin derecho a paralización total, que es una de las demandas de los empleadores.

Para el presidente de la Comisión Laboral de la Cámara Chilena de la Construcción, Augusto Bruna, «esta invocación a la OIT es errónea. ¿Cómo se van a aplicar servicios esenciales en el Metro? Hay Metro o no hay Metro», afirma.

Quedó pendiente el artículo que zanja servicios esenciales

La definición de las empresas que no podrán ir a huelga total -sin reemplazo- es uno de los puntos más polémicos del proyecto. De hecho, el 17 de junio, la Cámara de Diputados aprobó la reforma completa, menos el artículo 361, el que disponía que no podrían declarar la huelga los trabajadores que presten servicios de utilidad pública o cuya paralización cause grave daño a la salud, al abastecimiento de la población o a la seguridad nacional.

Según el profesor de Derecho del Trabajo de la Universidad de Chile, Luis Lizama, claramente el estatus de actividades como el transporte público o como la recolección de basura no está bien resuelto por el proyecto: «La OIT ha dicho que no se puede limitar la huelga en algunos sectores, salvo que la paralización comience a provocar daño a la comunidad. ¿Eso significa estar dos semanas sin recolección de basura, dos semanas sin Metro? Eso no queda resuelto de un modo claro en el proyecto que se discute en el Congreso. El proyecto debe fijar criterios objetivos para determinar la magnitud o intensidad de una huelga aceptable para orientar el trabajo de la DT o del juez del Trabajo», afirma.

«Lo otro que es rarísimo en este proyecto es que en el Código del Trabajo vigente hay un artículo que permite que el Presidente de la República pueda determinar reanudación de faenas. Ahora se entrega al juez del Trabajo esa facultad; es decir, se traslada el cuidado de la seguridad de las personas del Presidente al juez laboral», advierte.

Para el abogado laboralista y ex director del Trabajo, Marcelo Albornoz, lo que debería hacer el legislador es establecer un catálogo previo tanto de empresas que no pueden paralizar como de los procesos productivos críticos de las empresas que sí pueden paralizar: «El procedimiento que se plantea ahora en el proyecto es inaplicable, porque es imposible que un funcionario de la DT diga que ‘este proceso sí, este proceso no’. El Estado tiene que hacerlo a través de sus agencias especializadas, como las superintendencias por ejemplo, puesto que estamos evaluando procesos industriales y no laborales», afirma.

Además, debería reestablecerse, tal como estaba en el proyecto original, un sistema de mediación forzada para buscar acuerdos entre las partes, sobre todo porque en el esquema chileno la huelga es indefinida, dice Albornoz.

«El Estado no se puede lavar las manos. A través de su legislación, debe tener alternativas para que la huelga tenga fórmulas de solución», expresa.

«El Mercurio» consultó durante la semana al Ministerio del Trabajo sobre este tema, pero no tuvo respuesta.

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