De Gregorio y gasto fiscal: «Los estímulos de demanda agresivos corren el riesgo de generar inflación y no más actividad»

Abr 28, 2015

(Pulso) La mayor expansividad fiscal que estaría evaluando Hacienda para mantener el estímulo en 2016 a través del gasto público ya es un tema que está en el debate, tanto a nivel político como económico, a la espera que el próximo 11 de mayo el ministro Alberto Arenas dé cuenta al Congreso del estado de […]

(Pulso) La mayor expansividad fiscal que estaría evaluando Hacienda para mantener el estímulo en 2016 a través del gasto público ya es un tema que está en el debate, tanto a nivel político como económico, a la espera que el próximo 11 de mayo el ministro Alberto Arenas dé cuenta al Congreso del estado de las finanzas públicas.

Ayer, el ex presidente del Banco Central, José de Gregorio, se refirió a este tema: “La política fiscal puede apoyar, proveer de un mayor impulso a la actividad, pero el problema central no es de demanda, sino que de productividad” señaló tras dictar una charla a los estudiantes del Magíster en Gestión y Políticas Públicas de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile, en el marco de la celebración de los 50 años de dicho departamento de estudios. En ese sentido, consultado por la necesidad de que la economía chilena requiera de un impulso fiscal adicional el próximo año, indicó que “los estímulos de demanda agresivos corren el riesgo de terminar generando inflación y no más actividad”.

De Gregorio subrayó que “el problema central de Chile tiene mucho más que ver con la debilidad de nuestra capacidad de producción, porque ya tenemos condiciones bastante expansivas tanto a nivel monetario como fiscal, por lo que no se necesitan estímulos adicionales”.

No obstante, precisó que todavía “no es el momento de que la política fiscal tenga que comenzar a retirarse, porque la economía está débil”.

Menor PIB potencial

Según el académico de la Universidad de Chile, el menor espacio para una mayor estímulo fiscal radica también en que el PIB (Producto Interno Bruto) tendencial del país estaría más cerca de 4%, lo que implica menos espacio de holguras de capacidad. “Éramos muy optimista sobre la capacidad de crecimiento de largo plazo, pensábamos que estaba entre 4,5% y 5%”, aseveró.

Explicó que un claro ejemplo del menor PIB potencial de Chile quedó reflejado en que pese a la desaceleración de la economía, la tasa de desempleo se mantiene relativamente estable.

“La teoría económica nos dice que si una economía está creciendo a niveles de largo plazo y el desempleo se mantiene estable, significa que la productividad no está creciendo”, acotó, agregando que “si la economía se mantiene creando empleo pese a que no crece, significa que ese empleo no es productivo y se traduce en un primer indicio de que la economía tiene menos potencial del que se pensaba”.

En su análisis no considera como un riesgo relevante el retiro de estímulo monetario por parte de la Reserva Federal (FED), “porque todo el mundo lo sabe. No hay novedad en aquello, es muy difícil pensar que los mercados financieros no tengan absorbido este escenario”. Por ello, no ve un mayor impacto en las economías emergentes y en el mundo en general a raíz de ese factor. Espera un crecimiento mundial de 3,5% para este año y de 4% para el próximo.

Política social

Para finalizar su exposición, el también ex ministro dijo que el país en materia social y política está “detrás de la curva”. “Mi sensación de lo que pasa en Chile hoy día es igual a la terminología que se utiliza en los bancos centrales: cuando un Banco Central se demora en subir o bajar la tasa de interés, el mercado dice que se quedó detrás de la curva, y para recuperar terreno lo que se hace es ser más agresivo. Lo que ha pasado en Chile, y en varios países de la región, es que si bien en materia de crecimiento se avanzó bien, en lo social y político nos quedamos detrás de la curva”.

Es por lo anterior, subrayó, que “para ponerse al día se termina sobrereaccionando y no necesariamente con una mejor política”. En este punto sostuvo que “hace cuatro años descubrimos la gran cantidad de jóvenes que lograron entrar a la universidad; nos sentíamos orgullosos de ello. Después descubrimos que le estaban enseñando cosas malas y cobrando caro y, para ponernos al día, dijimos la universidad tiene que ser gratuita. Eso es pasar de un extremo a otro”.

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