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Feb 21, 2011

La implementación de un sistema jurídico tardaría unos cuatro años y demandaría un par de decenas de millones de dólares

(El Mercurio Antofagasta) Si GDF Suez cumpliera las intenciones expresadas en enero por su presidente, Gerard Mestrallet, y presentara ahora un proyecto para construir una planta nuclear generadora de electricidad en Chile, no podría siquiera proponerlo, porque no existe una ley, un marco regulatorio, una capacidad profesional ni la definición de las zonas más aptas del territorio, para recibir la inversión.

¿Y podría hacerlo y tener un motor nuclear operativo en algún minuto?
Probablemente «en un horizonte de 12 a 15 años», o sea desde el 2023, según calculó el biministro de Minería y Energía, Laurence Golborne. «Aunque yo creo que podríamos tener un planta en funcionamiento más cerca del 2025», dijo el presidente del consejo directivo de la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN), Renato Agurto. Y eso sólo si se comienzan a dar pronto los pasos que requiere una misión de ese calibre.

Motivos
La razón es que Chile abandonó hace casi tres décadas su programa nuclear, por lo que casi todos los profesionales especializados que requiere una empresa así ya jubilaron y no se han formado nuevas generaciones capaces de discutir técnicamente, estudiar, planificar, diseñar y mantener un programa que requiere más de una decena de millones de dólares, y eso sin considerar el monto que demanda construir una planta.

La estrechez de la matriz energética -evidenciada por cuestiones coyunturales como el encarecimiento de los combustibles, proyectos en zonas de alto valor ecológico y la sequía- ha llevado al Gobierno a abrirse definitivamente a discutir la posibilidad de impulsar un plan que incluya lo termonuclear.

Pero junto al debate social, los expertos ya están trabajando en las bases de una institucionalidad que considere los equipos de estudio, un marco regulatorio y la creación del personal idóneo que exige el programa, tarea en la que está llamado a jugar un rol fundamental el nuevo director ejecutivo de la CCHEN, el ingeniero politécnico militar Ignacio Salas Kurte.


Sólo la fase de implementar la institucionalidad podría tardar, en el mejor de los casos, unos cuatro años, según estimó Renato Agurto. En este proceso debería definirse también el papel que eventualmente tendría el Estado y los privados en este tipo de proyectos.

Para sumar experticia, el ministro Golborne aseguró que la próxima semana viajará a Francia junto una delegación que sumará a empresarios del sector energético para conocer la experiencia de ese país, donde más del 70% de la energía es creada por motores nucleares.

A eso se sumará la visita que realizará durante en marzo al país Barack Obama, donde uno de los temas será la colaboración de Estados Unidos a la formación de profesionales chilenos en la materia.

Fuente / Mercurio Antofagasta

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