Los desafíos que enfrenta la segunda economía del mundo

Jul 23, 2012

China crece cada vez menos, aunque sigue sobre 7%. A futuro superará a EE.UU. como la mayor del mundo, pero debe combatir la desigualdad, modificar su modelo de desarrollo y reformar su sistema financiero.

(La Tercera) Los chinos dicen que en China no hay problema pequeño. Que cualquier dificultad se agiganta en proporción a su tamaño. Y todo en China es grande. El país más poblado del mundo es también el mayor exportador del planeta, el mayor consumidor de cobre, carne de cerdo, carbón y automóviles, la economía con mayores reservas internacionales y la segunda mayor economía del orbe.

Con un PIB de US$ 7,3 billones en 2011, la mitad que el que exhibe de Estados Unidos, podría convertirse en el líder mundial en 2017, medido en paridad de poder de compra (PPP), según el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin esa corrección, y suponiendo un crecimiento de 6,5% anual para China y de 2% para EE.UU., el cambio en el podio ocurriría en 2030. Pero la comparación que destacan los chinos es otra: el PIB per cápita es US$ 5.413, poco más de un tercio de los US$ 14.278 de Chile. Un país en vías de desarrollo, insisten en todos los foros.

China suma más de 30 años creciendo sobre 9%. En 2010 avanzó 10,4% y en 2011 la expansión se ralentizó a 9,2%. Ese ritmo seguirá decreciendo. El FMI estima para este año un crecimiento de 8,2% y ya en el primer trimestre la economía avanzó 8,1%. En el segundo trimestre, el ritmo se redujo a 7,6%, la cifra más baja en tres años, se informó hace una semana. Las autoridades chinas saben que el ritmo bajará, porque es imposible mantener por siempre la acelerada expansión de antaño y porque ese ritmo presiona una inflación que subió peligrosamente, pero que ya bajó a 2,2% anual en junio. Pero perder muchos puntos de crecimiento podría ser aún más grave. “El gobierno chino estima que no puede ser inferior al 7%, porque si no vendrían muchos problemas sociales”, dijo Huang Youyi, subdirector de China International Publishing Group, entidad encargada de difundir China al extranjero, a más de 40 periodistas de Latinoamérica y Guinea Ecuatorial, entre ellos La Tercera, reunidos en mayo en Beijing por invitación del gobierno de la República Popular China.

Para enfrentar la ralentización, el Banco Central chino ya ha reducido dos veces sus tasas de interés en los últimos meses. Luis Schmitdh, embajador en China, menciona otra medida: los grandes incentivos al consumo con créditos de consumo a tasas bajísimas. “El gran crecimiento ha sido muy eficaz para sacar muchos millones de chinos de la extrema pobreza, pero hoy aspiran a una mejor calidad de vida, mejor protección social, mejor educación y mejor salud”, dice.

El ex presidente de la SNA recuerda que desde 2008 China pregona el cambio de un modelo basado en la inversión extranjera y las exportaciones por el consumo y la inversión interna. Ese deseo, refrendado por las autoridades chinas, es seguido de cerca por países y empresas latinoamericanas. Un gran productor de cobre chileno dice que si el paradigma cambia desde el boom de la infraestructura a la expansión del consumo, ello podría cambiar la perspectiva futuras de commodities como el cobre.

No pasará lo mismo con los alimentos. Con 1.347 millones de personas, China tiene uno de cada cinco habitantes en el mundo, pero sólo posee el 7% de la tierra cultivable del planeta. La población comienza a consumir alimentos más sanos y naturales, lo que según el embajador Luis Schmidt abre enormes opciones a Chile, “que ya está considerado dentro de los mayores 13 o 14 mayores exportadores de alimentos al mundo”. China ya es el primer socio comercial de Chile, con un intercambio que en 2011 sumó US$ 29 millones. La Cepal dice que China tiene una clase media de 157 millones de personas. En 2020, serán 500 millones. El mayor mercado global.

La mezcla única de socialismo y capitalismo ha conseguido sacar de la pobreza a más de 500 millones de personas en las últimas dos décadas, pero todavía deja a más de 100 millones de chinos viviendo con menos de US$ 1 al día. Y generó una bullante clase alta que campea en zonas de bienes de consumo de lujo, avenidas adornadas con autos caros y discotecas exclusivas en Beijing.

A la disminución de la pobreza, los chinos agregan otro desafío: equilibrar la creciente desigualdad. Entre el mundo urbano y el rural, entre las provincias de occidente y oriente, y entre ricos y pobres. Un economista chileno que conoce China cree que la desigualdad es un subproducto de un rápido crecimiento que, por su vertiginosidad y como consecuencia casi natural, se repartió entre pocos.

El profesor de la Universidad de las Telecomunicaciones de Beijing, Quiming Sun, dice que éste es un problema grave al que el gobierno le otorga gran importancia. “Las diferencias son cada vez mayores”, agrega. “Si antes de las reformas había una tendencia de igualitarismo y todo el mundo recibía una remuneración casi igual, ahora el problema está en la creciente diferencia entre ricos y pobres”, dice el ex embajador chino en Argentina, Shen Yuao, en referencia a los cambios impulsados desde 1978 por Deng Xiaoping, que abrió la compuerta de la economía china al capitalismo.

Shen calcula que las empresas privadas aportan el 60% del PIB y emplean al 70% de la población activa y que afirma que las 117 empresas estatales subordinadas al gobierno central se concentran en áreas de energía, transporte, telecomunicaciones, servicios, defensa y otras áreas estratégicas. “Para establecer el sistema de mercado socialista y lograr una eficaz combinación de la propiedad pública con la economía de mercado, la clave es ayudar a las empresas de propiedad estatal a formar un sistema administrativo y operativo adaptado a las exigencias de la economía de mercado”, dice.

Una de las áreas donde aquello se requiere es el sistema financiero. El primer ministro Wen Jiabao -que este año dejará su cargo, junto al Presidente Hu Jintao, en una sucesión que se produce cada década- dijo en abril que se requieren cambios. “Nuestros bancos están rentando muy fácilmente. ¿Por qué? Porque sólo unos pocos bancos grandes mantienen posiciones de monopolio”, afirmó Wen. Un experto local recuerda aquella frase para recalcar que ese cambio es indispensable: el sistema financió muchas inversiones pocos competitivas en décadas pasadas para sostener una inversión bollante, lo que podría esconder un pasivo contingente gigantesco. “Deben ahora buscar inversiones más rentables y para ello necesitan instaurar en sus bancos la evaluación de riesgo”, dice ese economista. Un estudio reciente del Instituto Libertad y Desarrollo, preparado por Cecilia Cifuentes, recuerda que la banca china sigue bajo control estatal. “Ello posibilita que las tasas de interés se mantengan bajas y de todas formas los bancos puedan seguir captando ahorro de las familias, que sigue financiando en parte ineficiencias de empresas estatales”, dice el reporte.

En el país de los récord -986 millones de celulares, 23 millones de estudiantes universitarios, 513 millones de usuarios de internet- hay otro récord que sorprende: reservas por sobre US$ 3 billones, las mayores del mundo, parte de las cuales han empleado para afrontar la baja en la inversión extranjera y financiar compras de empresas fuera de sus fronteras. Los fondos soberanos de inversión chinos poseen activos por más de US$ 1,4 billón, casi un tercio del total mundial. El embajador chileno augura por ello que el apetito inversor -hace dos semanas, cuando Wen estuvo en Chile se anunció un proyecto eléctrico por US$ 900 millones- continuará. “Seguirán existiendo inversiones en materias primas y en nuestro país sobre todo en los temas mineros, producción de energías y obras de infraestructura que comenzarán a aparecer en los próximos años”, augura.

Un país de 1.347 millones de personas que envejece
“Los países desarrollados se vuelven ricos antes de envejecer. En China nos volvimos viejos antes de ser ricos”. La sentencia de Huang Youyi, de China International Publishing Group, alude a una de las dificultades actuales de su país. La edad de jubilación de hombres y mujeres se ubica hoy en los 60 años, pero se discute la opción de elevar ese límite, cuenta Huang. “En el futuro puede ser 62 o 63 años”, dice. En China, la edad media de su población es de 37, mayor que en India (28 años), casi la misma que en los Estados Unidos (38 años) y todavía menor que los 47 años de Japón.

Yao Junmei, del 7 Bureau de la Información, admite que aquella política implantada en los 80 -y criticada en Occidente- fue dura, difícil, pero acertada y responsable con el resto del mundo: si el país hubiese mantenido la natalidad promedio de 5,8 hijos por mujer, hoy habría 1.800 millones de habitantes en sus 9,6 millones de metros cuadrados de territorio. A fines de 2011 ya sumaban 1.347 millones de personas. Y cada año nacen tantos chinos como casi tantos chilenos existen en Chile: unos 16 millones de personas.

“Controlamos el crecimiento demográfico, pero la población envejeció”, dice Huang. Hoy casi el 14% de la población tiene más de 60 años. Son 185 millones de personas. Y otro desbalance, de consecuencias impredecibles, inquieta casi tanto como el envejecimiento: hoy hay 100 mujeres por cada 117 hombres.

Otro especialista chileno apunta a otro de los problemas chinos. “Uno de los mayores desafíos es manejar la presión migratora del interior a la costa”, explica. En 33 años, la población urbana saltó de 18% a 51,3%. “En la historia humana, nunca antes ha habido tanta población campesina desplazada a las ciudades en tan poco tiempo”, dice el ex embajador de China en Argentina, Shen Yuao, quien agrega que ello contribuyó al crecimiento económico de su país, pero también presionó el empleo, el transporte, la vivienda, la educación, la salud, etc.

Otro desafío lo impone el medioambiente. “Los estándares internacionales van a ser adoptados -o se les va a presionar para que lo hagan- con bastante rapidez”, dice un experto chileno. Shen coincide: “Cada vez más, China siente las restricciones de los recursos naturales y del medioambiente para mantener un crecimiento sostenible”, opina.

Fuente / La Tercera

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