La educación y la minería

Sep 6, 2011

Ricardo Badilla

En momentos en que Chile enfrenta un gran debate sobre la educación, es interesante hacer algunas reflexiones sobre el impacto que este tiene para la sociedad y la minería, y las urgencias que nos impone la presente crisis.

Las nuevas formas de producir, comunicarse y organizarse de la sociedad exigen hoy al sistema educacional formar a sus alumnos con mayores capacidades de abstracción, de elaboración del conocimiento y de pensar en sistemas; de aprender a aprender; de comunicarse y de trabajar en equipos con mayores capacidades de resolución de problemas, de manejo de la incertidumbre y adaptación al cambio. A estos requerimientos el futuro agrega también desafíos de orden valórico, cada vez más agudos frente a la crisis de la familia y crisis de sentido en la sociedad en este nuevo siglo. En este ámbito el desafío es formar en sentidos que contribuyan a la integración y equidad social. Hemos avanzado como país, pero la crisis que enfrentamos nos recuerda a cada minuto el hecho de que tenemos todavía un largo camino que recorrer.

Un segundo aspecto tiene que ver con el conocimiento que tenemos los chilenos sobre la minería. Los sucesivos Gobiernos y el Consejo Minero han desarrollado esfuerzos por vincular a la minería a la educación escolar con la finalidad de que los estudiantes comprendan la magnitud de un sector productivo clave para el desarrollo económico nacional. La importancia de acercar cada vez más la minería a la comunidad radica en el hecho de que los recursos minerales han sido y seguirán siendo en el futuro la base de nuestra economía y el motor de desarrollo de nuestro país. Asimismo, ha sido la minería la impulsora de grandes cambios tecnológicos, laborales y sociales en Chile. A pesar de que hoy es la actividad con mejores remuneraciones, que paga más impuestos, que tiene la menor tasa de accidentabilidad de la industria y la que tiene un mayor grado de innovación técnica, ambiental y social, este reconocimiento no es percibido por todos de igual en nuestra sociedad. En muchos sectores del país todavía persiste una visión rentista sobre los recursos mineros en vez de una palanca para el desarrollo, como lo han hechos otros países de fuerte vocación minera que hoy son plenamente desarrollados. Hay que darle un mayor sentido de urgencia a la difusión de la minería y su importancia para un país como Chile.

Un tercer aspecto tiene que ver con los esfuerzos que la industria minera hace para la captación, desarrollo y retención de las personas. En los próximos seis a ocho se visualiza un déficit significativo de talentos tanto a nivel profesional como técnico-profesional en la minería chilena, producto de las enormes inversiones de los proyectos en curso y cuyo monto duplicará lo invertido en los últimos diez años. A pesar de la incorporación creciente de la mujer en las faenas mineras, y la oferta laboral para especialidades más allá de los tradicionales como minería y geología producto del cambio tecnológico, el envejecimiento de la masa laboral y la relativa menor interés de los estudiantes por la minería, hace necesario un esfuerzo mayor. Programas como los profesionales becarios que desarrollan BHP Billiton o Codelco para atraer y formar profesionales para sus operaciones, logran atraer un buen número de postulantes entre los egresados de las universidades chilenas y son un paso necesario. Sin embargo, el número de graduados en ingeniería y las otras carreras que demanda la minería en los próximos años será limitado, por lo que se requiere un esfuerzo adicional entre la industria y las instituciones de educación superior y técnico profesional mucho mayor.

Ricardo Badilla es ingeniero civil químico de la Universidad de Chile, máster en ciencias aplicadas de la Universidad de Toronto y doctor (PhD) en ingeniería química del Imperial College de Inglaterra. Actualmente es gerente general de BioSigma.

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