Gestión de relaves: La base de una operación segura

Nov 28, 2025

El diseño de estas instalaciones debe considerar una mirada de largo plazo, en la que inciden su rol e impacto en el territorio.

La industria minera ha ido incorporando nuevos modelos de diseño y tecnologías dirigidas a garantizar la gestión sostenible de sus residuos, con miras a la protección de los ecosistemas y comunidades.

Para Ricardo Valdebenito, integrante del Comité de Minería de Asociación de Empresas Consultoras de Ingeniería de Chile (AIC), la gestión de relaves es hoy uno de los desafíos más relevantes para la minería nacional.

“Cada año, el país genera del orden de 800 millones de toneladas de relaves, lo que exige un esfuerzo de ingeniería significativo tanto en su contención como en su valorización”, añade quien es además gerente general de la empresa RVIA.

En este contexto, considera que la ingeniería chilena tiene una oportunidad única para aportar soluciones innovadoras y sostenibles que “integren una mirada multidisciplinaria —combinando seguridad operacional, eficiencia hídrica, trazabilidad ambiental y una relación más transparente con las comunidades”.

“El verdadero desafío hoy no se limita a construir depósitos más seguros, sino a rediseñar el ciclo completo de gestión de relaves: desde su diseño, operación, cierre y posible reprocesamiento o valorización, incorporando criterios de economía circular, uso eficiente de recursos y gestión del riesgo hídrico”, afirma.

Sobre dicho objetivo, el doctor Hernán Cifuentes, consultor independiente con más de 20 años de experiencia internacional en minería, asegura que el diseño de una instalación de almacenamiento de relaves (TSF) es una decisión estratégica de largo alcance. “No se limita a definir la geometría del depósito, el método de depositación ni la tecnología de desaguado, sino a establecer las condiciones que garanticen resiliencia, desempeño geotécnico e integración ambiental durante toda su vida útil. Un diseño sólido se apoya en una caracterización integral del material —propiedades físicas, químicas y mineralógicas como granulometría, plasticidad, gravedad específica, contenido de arcillas y mineralogía reactiva—, porque controlan la densidad, permeabilidad, resistencia y comportamiento del relave”, explica.

El especialista, que es además facilitador principal del Certificado Profesional en Gestión de Relaves del Australasian Institute of Mining and Metallurgy (AusIMM), resalta que la caracterización del sitio fija los límites reales del diseño: “La topografía condiciona la configuración y el tipo de depósito; la sismicidad define las exigencias de estabilidad; y el clima regula el balance hídrico y la gestión de aguas. En conjunto con las condiciones del suelo de fundación y la hidrogeología del sitio, estos factores gobiernan las decisiones de ingeniería y establecen los límites que condicionan la eficiencia, estabilidad y capacidad de respuesta de la instalación frente a eventos extremos durante toda su vida útil”.

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