(El Mercurio)De profesión historiador naval, la búsqueda de oro y tesoros siempre estuvo, literalmente, a la mano. No fueron pocas las veces en que Mario Guisande encontró mapas o bitácoras detalladas de lugares llenos de barcos encallados con oro y tesoros.
Hoy, y mientras espera la resolución que le permitiría explotar los tesoros -entre los que no hay oro- del «Oriflama», un barco hundido hace 241 años frente a la costa de Curepto, se dedica a dragar oro de manera mecánica en ríos, mar y tierra, método con el que ha encontrado pepitas del metal.
-¿Y esto es rentable?
«Claro, en un buen lugar se puede recolectar $1 millón en un par de horas».
-¿Cuál es el mejor lugar para buscar oro en Chile?
«Hay varios, pero en el Estrecho de Magallanes hay mucho barco hundido, y mucho oro también».
-Pero debe ser difícil estar dragando en el Estrecho de Magallanes.
«Sí, pero ahí yo soy feliz. Imagínese que es como que se quedaran abiertas las puertas del Banco Central».
-Debe ser un proceso complejo…
«No, para nada. Es cosa de tener algunos equipos y un poco de conocimiento. Yo conozco personas que de manera artesanal en dos meses sacaron $360 millones en oro».
-¿A quién se les vende este material? ¿Se vende en bruto?
«Sí, a joyerías que lo procesan».
-¿Castigan mucho el precio?
«Muy poco, el material suele tener más de un 90% de pureza».
-¿Hay que invertir mucho en estas búsquedas?
«En la recolección de oro nada, se puede hacer sólo gastando en algunas herramientas, víveres y los pasajes».
-¿Es rentable, por ejemplo, recuperar doblones de oro?
«Sí, claro que sí».
-¿Y se vende? ¿A quién se vende?
«Si hoy tuviera un doblón, o una moneda, con el dolor de mi alma, lo fundo. Si me pillan con un tesoro así me puedo ir preso, por saquear un tesoro arqueológico nacional. Por eso, y aunque los doblones valen 10, 100 y hasta mil veces más que su peso como oro normal, el camino sería venderlo».
-Si usted tuviera un tesoro, ¿qué haría con él? ¿Lo enterraría?
«No. Yo no entierro, yo desentierro tesoros».
Fuente /El Mercurio