Cobalto, una oportunidad aquí y ahora

Feb 12, 2018

Si sumamos una explotación de cobalto a los esfuerzos de Corfo por generar una industria de componentes de batería, tendríamos inmejorables condiciones para ser actores en la industria de la electromovilidad.

La Comunidad Europea recientemente clasificó al cobalto como un mineral “crítico” dentro de la Raw Materials Initiative, dados dos factores: su compleja situación de mercado y su uso indispensable en la industria de la electromovilidad.

De acuerdo al Cobalt Development Institute (CDI), la oferta global de cobalto refinado supera levemente las 100.000 TMF/año. Gran parte de la producción mundial se obtiene como subproducto de la extracción de níquel y cobre. La única mina en el mundo que produce y refina exclusivamente cobalto está en Marruecos, con un volumen de 2.000 TMF/año.

La RD del Congo, que produce más del 50% del cobalto de mina a nivel mundial, ha enfrentado múltiples denuncias por sus precarias condiciones de extracción, y aunque el cobalto no está incluido en la “US Conflict Minerals Law” de EE.UU., algunas grandes corporaciones, como Apple, han anunciado que aplicarían el mismo estándar de compliance a las compras de componentes con cobalto contenido. Esto, sumado a la escasez de este mineral en el mercado, explica los crecientes esfuerzos de las compañías por buscar otras fuentes de suministro fuera de la RD del Congo.

De acuerdo con el CDI, la demanda total, que hoy alcanza las 100.000 toneladas al año, debería crecer a 130.000 ton para 2020, a una tasa de al menos 5% anual, por el uso en baterías, el cual representa el 50% del consumo mundial de cobalto y se proyecta debería representar el 62% a fines de la década.

Esto ha tenido también un fuerte impacto en el precio internacional. En 2015 y a principios de 2016 se transaba en torno a US$25.000 por tonelada fina. Sin embargo, hoy se ubica en valores cercanos a US$80.000/ton, situación inusual, pero no excepcional, ya que en 1977 y 2007 el precio llegó a valores muy superiores.

Si bien en Chile no existe registro reciente de producción y comercialización de cobalto, nuestro país es el mayor productor mundial de cobre. Los subproductos y desechos que se generan desde las industrias del cobre y el fierro cuentan con una serie de materiales como relaves, estéril, polvos de fundiciones, barros varios, escorias, entre otros, que pueden ser una fuente interesante para la obtención de cobalto y otros minerales.

Y aun cuando la historia reciente no dé cuenta de ello, Chile dispone de pequeñas minas de cobalto explotadas antiguamente, que podrían tener una nueva vida, aprovechando, además, el buen nombre de nuestra  industria minera, que nos ubica por sobre otros actores del mercado del cobalto a nivel mundial.

Ahora bien, el desarrollo de una industria de cobalto en Chile debe hacerse con  premura. Las amenazas pasan por el factor tecnológico, que puede optimizar el uso del cobalto en baterías, o incluso sustituirlo por otro componente. Es razonable pensar que las grandes industrias tras la electromovilidad pueden estar invirtiendo en la búsqueda de un sustituto para este elemento, tan escaso como estratégico.

La oportunidad para Chile es aquí y ahora. Si sumamos una explotación de cobalto a los esfuerzos de Corfo por generar una industria de componentes de batería, por medio de la “cláusula de reserva nacional” del contrato con Albemarle –que se replica en el nuevo contrato con SQM–, tendríamos inmejorables condiciones para ser actores en la industria de la electromovilidad. Y no sólo como explotadores del recurso natural, sino como productores de componentes estratégicos, un par de eslabones más adelante en la cadena de producción.

Ignacio Moreno Fernández

Gerente de Chilean Cobalt Corporation

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