
¿Es posible una nueva minería subterránea?
Nuevo Nivel Mina El Teniente y Chuquicamata Subterránea no sólo están desafiando –hoy y en los próximos años– la capacidad de gestionar costos y productividad de Codelco, sino que además las ganas y la inteligencia de una industria para reinventarse.
Frente a una pizarra y con un plumón en mano, el presidente ejecutivo de Codelco, Nelson Pizarro, se esforzaba el pasado 25 de mayo, durante la presentación de los resultados del primer trimestre de 2018, por explicar la transformación de dos de los proyectos estructurales de la Corporación: Chuquicamata Subterránea y Nuevo Nivel Mina (NNM) El Teniente.
Respecto de este último recordaba: “Nos enfrentamos a problemas geotécnicos, pues el estrés de la roca era bastante superior de lo que originalmente habíamos pensado. Nos detuvimos por meses para entender el fenómeno, hasta que decidimos que habíamos comprendido el problema y encontrado la solución: avanzar en mecanización y robotización, construir con el mínimo de personas expuestas al rock burst…”.
En el caso de Chuquicamata, para poder seguir con la explotación del yacimiento, explicó Pizarro, había que remover lastre por seis años a un costo de US$20 la tonelada y compensarlo con el cobre fino contenido bajo el rajo (lo que no era rentable). En otras palabras, “la alternativa era cerrar o la explotación subterránea (…) con un costo mina de US$8 la tonelada”. Según reconoce hoy el ejecutivo, no hay otras alternativas a lo que se está haciendo.
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Nelson Pizarro, presidente ejecutivo de Codelco, explica el “antes” y el “ahora” del proyecto Nuevo Nivel Mina.
Llegar a este punto le llevó entre siete y ocho años de modificaciones a Codelco, además de la racionalización de su cartera de inversión, lo que incluyó reformular técnica, cronológica y financieramente sus proyectos estructurales.
En diciembre de 2017 el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) aprobó el último –de dos– de los proyectos de modificación presentados por Chuquicamata Subterránea: Adecuaciones Constructivas y Operacionales del PMCHS. Un mes más tarde, en enero de 2018, hizo lo mismo con la última versión de Nuevo Nivel Mina: Adecuaciones Ejecución Proyecto NNM.
Dudas
Pese a los esfuerzos, las dudas sobre el futuro de Codelco no se diluyen. Para Sergio Jarpa, presidente de Voces Mineras y ex vicepresidente de Codelco Norte, con las continuas reformulaciones “uno legítimamente se puede preguntar en qué medida esas postergaciones y el aumento de la inversión inicial comprometen la rentabilidad de estos proyectos”.
Según Jarpa, no todos los desafíos técnicos han sido superados; aún existen incógnitas y variables técnicas no resueltas. “El caso más emblemático es NNM y los estallidos de roca, que se pretenden minimizar con el llamado fracturamiento hidráulico, una tecnología pionera y que, al parecer, las pruebas piloto han dado resultados positivos, pero pasar de la escala piloto a la industrial tiene contratiempos, lo que agrega un desafío adicional al proyecto”, indica.
Sergio Jarpa, presidente de Voces Mineras.
Para Carlos Vega, ex gerente de Mina de Chuquicamata, los desafíos técnicos que Codelco está enfrentado y que seguirá afrontando son variados, entre ellos, tiempos, espacios y recursos compartidos. Como ejemplo de lo que tiene que resolver Chuquicamata en los próximos meses, menciona: “Lograr en el menor plazo posible conformar un equipo de trabajo Codelco-empresas contratistas, preparar a la gente con la debida anticipación para asumir responsabilidades de desarrollo y productivas de acuerdo al programa; saber distinguir cuándo una etapa dejó de ser proyecto y pasó a ser operación; resolver los problemas que la construcción les vaya presentando, relacionados con el comportamiento del macizo rocoso; definir el momento en que el rajo debe cesar su operación para dar el vamos al hundimiento del primer bloque, etc.”.
Carlos Vega, ex gerente de Mina de Chuquicamata.
Si estos proyectos no logran superar sus desafíos técnicos ni ser rentables a tiempo, asegura Jarpa, no podrán impedir una caída importante de la producción de Codelco en los próximos tres a cinco años.
“Nuevo” Nuevo Nivel Mina
Nuevo Nivel Mina debió haber entrado en operación el año pasado, de acuerdo al proyecto original, pero sólo lo hará en 2023, si no hay nuevos retrasos. Con todo, el estado de avance de la iniciativa alcanzó el 46,7% en marzo y el programa para 2018 considera obras en el túnel de acceso, el túnel correa e interior mina.
El proyecto que evita que El Teniente cierre en 2028 ha sufrido modificaciones de tal magnitud desde que se presentó a evaluación en 2010, que el propio Nelson Pizarro coloquialmente se refiere a él como “Nuevo Nuevo Nivel Mina”.
El esquema original, presentado en abril de 2010, se desarrollaría bajo los actuales sectores productivos de El Teniente (Teniente 8), cuyo nivel de hundimiento estaría ubicado en la cota 1.880 msnm, pero las modificaciones aprobadas ambientalmente en febrero de este año implementan una nueva estrategia de explotación.
El “Nuevo” Nuevo Nivel Mina plantea adecuar la fase de construcción y, por lo tanto, postergar el inicio de la fase de operación para 2023, comenzando la explotación a partir de tres sectores: en la cota 2.060 msnm (sector denominado “Diamante”), en la 2.030 msnm (“Andesita”) y en la 1.880 msnm (“Andes Norte”). La explotación se iniciará gradualmente hasta alcanzar la tasa de 131.000 toneladas por día (tpd).
Los sectores Diamante y Andesita trasladarán el material utilizando el actual sistema de transporte mediante ferrocarriles (ubicado en Teniente 8), conectados a éste por cruzados de carga (obras nuevas). En el sector Andes Norte, al inicio de la explotación y hasta 2025, el transporte de mineral se realizará mediante camiones que llevarán el mineral hasta el sector de Teniente 7 (TTE-7), para su descarga al sistema de transporte actual de ferrocarril de Teniente 8 (TTE-8).
En el mismo sector Andes Norte, en el período entre 2025 y 2030 (cuando la producción en el sector aumente a 35.000 tpd), para el transporte de mineral se utilizará un sistema vertical (SKIP), con descargas a piques existentes ubicados en el nivel denominado TTE-8, para la carga del mineral en el sistema de transporte actual de TTE-8. Por lo tanto, para los primeros siete años de operación se reemplaza el uso de correas transportadoras y estaciones de traspaso por el empleo de ferrocarriles.
Cambios tecnológicos como la tele-operación, la fortificación mecanizada, el monitoreo en línea de equipos o el Big Data permiten otras prestaciones para enfrentar los desafíos actuales de la minería subterránea.
Chuquicamata Subterránea
Chuquicamata Subterránea tiene un estado de avance del 56,2%. A marzo último, el proyecto había finalizado la excavación del pique de traspaso de la sala de chancado y el 74% de los túneles, equivalente a 142 kilómetros construidos.
Si bien su reformulación (Adecuaciones Constructivas y Operacionales del PMCHS) debe ser revisada por la división de Inversiones del Ministerio de Desarrollo Social y Cochilco, en Codelco aún esperan comenzar el hundimiento el primer semestre de 2019.
La modificación del proyecto original contempla que la explotación subterránea del yacimiento Chuquicamata simplificará el diseño de los subniveles y se explotarán tres niveles de extracción en vez de los cuatro aprobados en un principio.
Estos tres niveles son el resultado de la fusión de los niveles 2 y 3 del proyecto original, por lo tanto, la modificación abarca de igual manera el total del área mineralizada y no altera los volúmenes de explotación.
La iniciativa inicial consideró un sistema de transferencia de mineral, entre el acopio centralizado (subterráneo) y la correa overland (superficie). Debido a que se estima que el sistema de transferencia de mineral estará operativo durante el primer semestre de 2020 y la socavación se iniciará en abril de 2019, será necesario implementar un sistema auxiliar, en el que se utilizarán camiones existentes de extracción para transportar el mineral.
Pero los desafíos de la División van más allá de los técnicos. Para rentabilizar el proyecto, Chuquicamata debe aumentar su productividad de 44 a 61 toneladas métricas finas (tmf) por persona, reducir sus costos C1 de 129,6 centavos de dólar por libra a menos de cUS$100/lb, es decir, situarse en el primer cuartil de costos de la industria. Junto con lo anterior, la concentradora deberá incrementar su actividad y procesar 210.000 tpd (desde los actuales 176.000 tpd), manteniendo sus costos en US$7/tm.
Para Carlos Vega uno de los aspectos más desafiantes de la transición de la División será el componente laboral. “Muchas personas no querrán o no podrán ir del rajo a la mina subterránea, ya sea por disponibilidad de vacantes, por cambios en el ambiente de trabajo, salud, edad, habilidades, condiciones laborales, etc. (…). Es complejo manejar este tema por tener que conciliar los objetivos de la empresa con los intereses de cada persona”, señala.
Un Ford T en la minería
Lo que finalmente sacó a NNM del trance del rock burst fue la incorporación de innovaciones y tecnología de vanguardia en la construcción y desarrollo de túneles. Entre ellas, el uso del fracturamiento hidráulico, un nuevo sistema de soporte para cargas dinámicas y la mecanización de tareas.
Chuquicamata Subterránea también adoptó la fracturación hidráulica, al cambiar el preacondicionamiento por tronadura declarado inicialmente, por un método que une la tronadura y el hidrofracturamiento.
Cambios tecnológicos
Juan Pablo Ruiz-Tagle, gerente de Operaciones de Mas Errázuriz en El Teniente, asegura que los problemas de estallido de roca de alguna forma obligaron a mirar las cosas de una manera distinta.
Juan Pablo Ruiz Tagle, gerente de Operaciones de Mas Errázuriz en El Teniente.
“Hoy, por ejemplo, ya es una realidad comenzar a pensar en la fortificación mecanizada. No sólo es un punto sin retorno, es además un salto cuántico, como cuando se dejó de usar perforadoras manuales y se trajeron jumbos electrohidráulicos. En el futuro la fortificación la van a hacer máquinas, no personas”, sentencia el profesional.
Según Ruiz-Tagle, tras los problemas de rock burst las fortificaciones no sólo son más robustas, también tienen prestaciones dinámicas y pernos de mayor diámetro. Asimismo, se duplicó la capacidad de soporte sin aumentar al doble la cantidad de material, sino que a través de materiales con mayores prestaciones.
Para el gerente de Operaciones de Mas Errázuriz en El Teniente, lo que pasó en NNM no es un asunto local, sino un desafío de todas las minas subterráneas, dado que los recursos están localizados cada vez a mayor profundidad.
Todo lo anterior probablemente encarecerá los proyectos. Pero –asegura el especialista– sería un error sólo hacer la lectura de los costos. La minería subterránea de la actualidad no incorporó la hidrofractura en su diseño original y “pasar de una X a 2X (de presupuesto) encareció los proyectos; sin embargo, si la técnica se masifica y los futuros desarrollos la consideran, el impacto en términos de costos ya no será tan grande”, comenta.
“NNM utilizó la técnica en los túneles de ventilación y lo que se hizo fue una apuesta bastante innovadora, pues en minería no era habitual. A mí me tocó vivir la experiencia de la hidrofractura estando en otra empresa y efectivamente el efecto es muy favorable respecto de zonas que no estaban hidrofracturadas”, recuerda Ruiz-Tagle. Por esto, explica, es importante no sólo quedarse en el análisis de los costos e ir más allá, pensar en las prestaciones.
“Cuando se inventó el Ford T (que comenzó a sustituir el uso de caballos), todos apuntaron a lo elevado de los costos, pese a que las prestaciones eran otras. Lo mismo pasa con estos cambios tecnológicos, las operaciones tele comandadas, la fortificación mecanizada, el monitoreo en línea de los equipos o las minas ‘iluminadas’ con transparencia de datos, permiten otras prestaciones. Ésta es una muy buena oportunidad de subirse a tendencias como el Internet de las Cosas y no seguir en el estándar”, finaliza.
Desafíos fuera de mina
Sergio Jarpa, ejecutivo minero y presidente de Voces Mineras A.G., ha sido uno de los profesionales de la industria que más abiertamente ha manifestado su preocupación por el complejo escenario por el que transita Codelco.
“Para que un proyecto tenga una rentabilidad adecuada y superior al costo de endeudamiento, debe superar problemas técnicos, aumentar su productividad, reducir costos y todos los stakeholders, incluidos trabajadores y ejecutivos, deben ponerse a empujar el carro en la misma dirección”, recalca.
Lo anterior, explica, en Codelco aún está por lograse. Por ejemplo, “el Pacto Estratégico de 2015 al parecer no ha funcionado acorde con las expectativas que se forjaron”, dice.
Más allá de la deuda, la productividad o el control de costos, temas abordados por Codelco estos años, ¿dónde podría atención?
Yo tengo una preocupación conceptual en la visión del equipo técnico y en la experiencia del Directorio de Codelco. Desafortunadamente, desde un comienzo el Directorio ha carecido de la suficiente experiencia y conocimiento del negocio minero en la mayoría de sus directores. No quiero decir con esto que todos deben ser ingenieros de mina, pero uno de cada nuevo me parece poco si nos comparamos con otras empresas, por ejemplo, con Antofagasta Minerals.
Por supuesto que los últimos directores nombrados por el Presidente Piñera agregan otras capacidades y experiencias, pero es bueno que el Directorio, sin ser experto en el tema, tenga la capacidad de hacer las preguntas apropiadas a los técnicos.
Los técnicos a veces somos demasiados entusiastas y, de vez en cuando, necesitamos que alguien con una mirada conocedora del negocio nos haga las preguntas que cuestionen las hipótesis que respaldan la proyecciones de inversión y plazos de los proyectos. Esto, a mi juicio, no se ha dado en Codelco.
¿Sería prudente una auditoría, al menos para los principales proyectos de Codelco?
Sí, una auditoría externa, experta y con una visión no comprometida, algo que se ha hecho en otras oportunidades y se hace en otras empresas. Sería algo bastante sano para que invirtamos los recursos del Estado, y que tantos otros usos alternativos tiene, en proyectos técnica, económica y ambientalmente factibles.