(Pulso) La Corfo fue creada en 1939. Hoy, su misión -como señala en su página web- es mejorar la competitividad y la diversificación productiva del país, a través del fomento a la inversión, la innovación y el emprendimiento, fortaleciendo, además, el capital humano y las capacidades tecnológicas para alcanzar el desarrollo sostenible y territorialmente equilibrado.
A través del Sistema de Transparencia, PULSO solicitó la información detalla sobre los desembolsos que ha desplegado Corfo entre los años 2010 y 2014, incluyendo los principales beneficiarios en sus distintas características.
Así, se llega a que en cinco años, la corporación ha desembolsado más de US$1.700 millones en distintos programas, como atracción de inversiones, capacidades tecnológicas, emprendimiento, entorno para la innovación, fomento e Innova.
¿Los retornos?
El vicepresidente ejecutivo de la Corfo, Eduardo Bitran, afirma: “No hay que mezclar programas de subsidio con programas de préstamos, pero lo que sabemos es que programas como el subsidio a la innovación tecnológica se han evaluado muchas veces y tienen impacto en el empleo y el crecimiento. Incluso los gastos que realiza el fisco a través de esos programas son pagados con creces a través de la mayor recaudación de impuestos”.
El directivo explica que, por el lado de los programas de garantía hay involucrados más de US$4.000 millones. “El tope son los medianos empresarios, por esto, la mayor parte de los recursos van a los micro, medianos y pequeños empresarios, por norma”, destaca Bitran.
No obstante, hace unos meses se supo que grandes empresarios habían postulado a financiamiento Corfo, y se lo ganaron. El vicepresidente de la entidad responde que eso es mínimo, y que el foco son las empresas de menor tamaño.
Fiscalización
Bitran señala que la principal responsabilidad es de los propios intermediarios financieros para el reembolso de los aportes. “Lo que hace Corfo es evaluar si los usos de los recursos corresponden a lo que está establecido en los programas, por ejemplo, cuando se establecen mecanismos de garantía y hay normas y reglamentos sobre el tipo de empresas, lo que se hace es vigilar que estos criterios si se cumplan”, explica Bitran.
Agrega que hay una gerencia de control interno y auditorias que van evaluando en forma externa a las propias gerencias si se están cumpliendo los criterios establecidos. “Con luces amarillas, verdes y rojas se van evaluando los riesgos de la administración y eso influye para saber las medidas y correcciones que hay que tener en cuenta”, precisa el directivo.
En el ámbito de los subsidios, agrega que también hay distintos respaldos de gastos de parte de los beneficiarios y esto tiene que ser supervisado y revisado, para lo cual hay una contraloría interna y revisiones cada cierto tiempo.
“La auditoría interna establece que los reglamentos y los criterios por los cuales se asignan los recursos deben tener relación directa con lo que dice el reglamento. También hay otra área de análisis donde se hace evaluación de los programas; hay evaluación de resultados, es decir, que se generen beneficios que puedan ser medibles. También hay una medición de impacto, que se genere un impacto en la economía y que haya un cambio en el comportamiento de los agentes económicos. Nosotros hacemos los dos tipos de evaluación, lo estamos haciendo permanentemente en todos los programas”, remata Bitran.