Una nueva Corfo para el Chile

Ago 15, 2020

Según el autor de este artículo, la Corporación de Fomento tiene la oportunidad de ser el organismo del Estado que lidere el desarrollo de una nueva etapa de industrialización.

El estallido social de octubre de 2019 y la crisis sanitaria originada por el coronavirus a partir de marzo de 2020 han provocado que nuestro país inicie uno de los peores periodos de incertidumbre y de miedo, nunca antes visto, tanto en el plano social – económico, como de salud y político. La cesantía ha sido uno de los indicadores de mayor relevancia, alcanzando a junio 2020 alrededor del 12% a nivel nacional. Asimismo, la quiebra y la desaparición de numerosas empresas micro, pequeñas, medianas, así como de nuevos emprendimientos, ha alcanzado niveles altísimos en estos últimos ocho meses.

¿Qué estrategia de crecimiento  va a tener que adoptar nuestro país a futuro después de esta crisis sanitaria? ¿Cómo esta propuesta será afectada por el próximo Plebiscito de una nueva Constitución?

Las propuestas para la recuperación económica han sido numerosas. Pero hoy Chile necesita una perdurable en el tiempo, sin altibajos debido a crisis políticas internas, economías externas (como China), o por el cambio climático, etc.

En este contexto, la Historia nos puede mostrar cómo Chile se recuperó después de crisis similares, y una de ellas es la ocurrida a partir del gran terremoto de enero de 1939 en Chillán, que dejó gran parte del sur del país destruido y provocó la muerte de más de 27.000 personas. El diagnóstico rápido después de este hecho indicó que Chile, además de la reconstrucción de edificios y viviendas, necesitaba en forma urgente de un plan de desarrollo industrial global a nivel de país.

En esas circunstancias, tres meses después del terremoto, en abril de 1939 y bajo el Gobierno de Pedro Aguirre Cerda, se creó La Corporación de Fomento a la Producción (Corfo) con el objetivo de fomentar el desarrollo productivo del país.

En poco tiempo se formularon los Planes de Acción Inmediata para el desarrollo de la minería, la electricidad, la metalurgia, los combustibles, la agricultura, la pesca, entre otras actividades. Hacia 1944 ya estaba en funcionamiento la Empresa Nacional de Electricidad S.A. (Endesa);  la Compañía de Aceros del Pacífico (CAP) en 1946, y la Empresa Nacional de Petróleo (Enap) en 1950. Luego, en 1952 Corfo inauguró la Fundición Nacional de Paipote, para apoyar a la pequeña minería, base de la actual Enami.

Hasta mediados de los años ‘70, Corfo impulsó y desarrolló nuevos sectores industriales  como la Industria Azucarera (Iansa), la Industria del Cemento (Inacesa), la Industria Hotelera (Honsa), la Industria Pesquera, la industria de los Fertilizantes de Nitratos y Yodo (Soquimich), la Industria Farmacéutica (Laboratorio Chile),  la Empresa del Azufre y del Ácido Sulfúrico (Fasa), la Sociedad Chilena de Litio Ltda. (Corfo 45%, Foote 55%), la Industria de las Telecomunicaciones (Entel), la Manufactura del Cobre (Madeco), la Industria del Cine (Chile Films), el Instituto de Investigaciones Tecnológicas (Intec-Corfo), el Instituto de Fomento Pesquero (Ifop), el Instituto de Recursos Naturales (Iren),  el Instituto de Investigaciones Geológicas (IIG), o el Centro de Investigaciones Minero y Metalúrgico (Cimm).

Asimismo, gestiona y da apoyo a la creación de Enami, CCHEN y numerosas otras  instituciones del quehacer productivo de Chile.

En 1968 forma el Comité Geotérmico (El Tatio y Puchuldiza) y el Comité de Carbones. En 1970 crea el Comité para el Desarrollo de la Industria Pesada; y en 1977 el Comité Sales Mixtas para desarrollar el Salar de Atacama y la Minería  No-Metálica. En 1985, forma Minsal Ltda. (Corfo 25%; 75% empresas extranjeras y chilenas) para desarrollar Litio y Potasio en el Salar de Atacama, hoy 100% de Soquimich (SQM).

A  partir de los años ‘80 Corfo disminuye su participación en la creación de nuevas empresas y, aún más, vende su porcentaje accionario en varias de ellas.

Hoy está involucrada principalmente en apoyar a nuevos emprendimientos y algunos desarrollos tecnológicos, pero sin participar directamente en los estudios y el desarrollo industrial de nuevos proyectos de gran envergadura.

El aporte de Corfo al desarrollo industrial y tecnológico, así como al fomento productivo  de Chile desde 1939 hasta mediados de los años ‘80, fue de tal potencialidad y magnitud que su esquema fue copiado por varios otros países sudamericanos.

Dada la situación de crisis por la que atraviesa hoy día nuestro país, es que Corfo tiene nuevamente la oportunidad de ser el organismo del Estado que lidere el desarrollo de una nueva etapa de industrialización para este Chile de los tiempos modernos.

Tanto el sector privado como el  público debieran en forma unida formular una nueva estrategia de desarrollo industrial, en la cual Corfo y a otras instituciones sean el motor que impulse en el corto plazo el desarrollo y el fomento de nuevos sectores productivos dentro del país, junto a una fuerte innovación tecnológica.

Leonidas Osses

Ingeniero Civil Químico/Ing. Comercial, presidente de la Comisión de Litio, Instituto de Ingenieros de Minas de Chile-IIMCh.

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