El nuevo escenario socioeconómico, especialmente a raíz de la pandemia, ha cambiado el mapa de riesgos para las empresas de toda la región, incluyendo las del sector minero. Desde 2020, el riesgo de huelga, disturbios y conmoción civil en Latinoamérica es un 50% más elevado que en el resto de los países, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
Tanto las protestas populares y el activismo social en la región han aumentado los riesgos de interrupción de las operaciones y daños materiales para proyectos del sector, generando una baja en la confianza de los inversores internacionales.
Entre las soluciones para paliar este tipo de riesgos y seguir construyendo organizaciones resilientes, se podrían destacar tres. Primero, está el seguro base de violencia política, que protege a las empresas frente a daños materiales y la consecuente pérdida de beneficios generados por incidentes como disturbios, daños maliciosos, huelgas, conmoción civil y terrorismo.
Segundo, está el Social Unrest, que indemniza a la empresa por pérdida tras la interrupción del negocio por la denegación de acceso debido a un bloqueo por protesta, manifestación, alteración del orden público, acto de sabotaje, entre otras situaciones. En este caso, no es necesario que se genere un daño físico, solo estar imposibilitado de acceder a las instalaciones para operar.
Finalmente, el seguro de riesgos políticos protege a los accionistas ante una pérdida catastrófica permanente por cancelación de contratos, concesiones o licencias, confiscación, desinversión forzosa y/o inconvertibilidad de moneda. Esta es una cobertura importante dirigida principalmente para empresas en el país con capitales extranjeros.
Precios de metales en aumento
Paradójicamente el desincentivo en la inversión generado por aspectos sociales, se contrapone a la coyuntura actual con referencia al importante incremento en los precios de los metales que ha generado grandes expectativas en el sector minero, luego de periodos de paralización y/o reducción de la producción durante el primer año de pandemia.
Actualmente, el precio del cobre bordea los USD 4,15 por libra, casi un 150% más respecto a julio 2020, mientras que el precio del oro se encuentra alrededor de USD 1,750 la onza; a pesar de haber bajado respecto a los máximos cercanos a USD 2,000 la onza de agosto de 2020, se mantiene cerca de un 40% por encima del precio promedio entre 2015 y 2019. Estos altos valores evidencian que el sector se encuentra en un momento propicio para impulsar una mayor extracción y crecimiento en producción.
En este nuevo contexto, hoy más que nunca es importante que las empresas mineras identifiquen correctamente sus riesgos, para luego tomar decisiones adecuadas para gestionarlos. Por ello, es importante considerar que tras más de un año de grandes cambios, actualmente se presentan riesgos sociales emergentes que el sector debe considerar para garantizar la continuidad de las inversiones y operaciones.

