Por un Chile más valioso

Oct 15, 2021

Diversos estudios de prospectiva estratégica proponen hace un tiempo, que los drivers que dominarán la economía mundial, dentro de los próximos 10 a 20 años se centrarán en el poder de los datos y en las energías limpias. No obstante, cualquier tipo de desarrollo que no contenga ambas dimensiones mencionadas será un modelo de desarrollo […]

Diversos estudios de prospectiva estratégica proponen hace un tiempo, que los drivers que dominarán la economía mundial, dentro de los próximos 10 a 20 años se centrarán en el poder de los datos y en las energías limpias. No obstante, cualquier tipo de desarrollo que no contenga ambas dimensiones mencionadas será un modelo de desarrollo cojo.

Y es que tanto la lógica, como la realidad lo dicen: si nos centramos solo en la generación de energía, desplazando a un segundo plano los datos y la ciencia, estaremos apuntando a un proyecto miope y de corto plazo, muy similar al que se desarrolló con el salitre y que se ha repetido, tanto con el litio como con el cobre. Si no institucionalizamos dichos procesos, es un hecho que alguien más fuerte generará un reemplazo para dichas materias primas.

Vale recordar que el salitre fue reemplazado por quienes tuvieron la capacidad de generar investigación, desarrollo e innovación en torno a un producto sintético. Frente a eso, son los países productores los que deben producir y a la vez poner en valor sus recursos, instando en su conservación y en la discusión internacional, a través de investigación, innovación tecnológica, asociatividad académica, privada, pública y estatal.

De alguna u otra manera, debemos adoctrinar a los mercados, educándolos en el valor de la tecnología que proponemos, porque si solo nos centramos en la producción, los países que nos sobrepasan en dichas materias tomarán la delantera. No es que no debamos, es que simplemente no podemos someternos a dicho riesgo. Lo que está en juego es demasiado grande, y las volatilidades y complejidades del momento no nos permiten caer nuevamente.

En Chile, el royalty minero no es más que la consecuencia de la oportunidad que no se tomó. La de generar una industria de innovación, asociada al cobre, capaz de fabricar chips, tecnología, conocimiento y educación a partir de dicha materia prima. Si separamos los datos de la energía, nos quedaremos cojos y replicaremos la lógica extractiva que hemos tenido desde los tiempos del salitre, hasta los contemporáneos con el cobre y litio. Si las integramos, tenemos una posibilidad real de generar ciclos virtuosos, ciertamente necesarios para transitar hacia futuros modelos económicos más sofisticados.

Aprovechemos la oportunidad y generemos un cambio distinto.

Alejandro Inzunza, socio de Symnetics

Alejandro Inzunza, socio de Symnetics

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