El Chile post pandemia será más pobre, con más empleo informal, mayor endeudamiento y con una profundización de las reclamadas desigualdades sociales.
Los impactos de esta crisis serán transversales para todas las economías del mundo, y la capacidad de recuperarse y salir fortalecidos dependerá en gran medida de las Políticas Públicas que se implementen.
En Europa, el comisario de la Unión Europea para el Mercado Interior ha concluido que: “Hemos ido demasiado lejos en la globalización (…), esto tiene que cambiar y está cambiando”1.
Ejemplo de esto son las reconfiguraciones de las cadenas de valor (CV), tomadas por Estados Unidos, Europa y Japón para disminuir su dependencia de China, promoviendo y apoyando a sus empresas a relocalizar la producción en otros países, así como la definición de nuevas industrias estratégicas –al alero de lo cual implementan medidas proteccionistas–, tales como la farmacéutica, de la salud y la automotriz, que se suman a las tradicionales: defensa, aeroespacial, acero, transporte, sanitarias, energía, entre otras.
En este nuevo escenario se origina el llamado urgente que hace la secretaria ejecutiva de la Cepal2, Alicia Bárcena, a prepararse para el mundo post Covid-19: “Debemos pensar el futuro de la región (Latinoamericana) en la nueva geografía económica ante la elevada dependencia de manufacturas importadas.
Se requieren nuevas políticas industriales que permitan a la región fortalecer sus capacidades productivas y generar nuevas capacidades en sectores estratégicos”.
Chile, en respuesta puede implementar iniciativas, tales como:
Definir a la minería del cobre como sector estratégico, ya que cumple los criterios para serlo, y establecer, por ejemplo, políticas de contenido local, en forma análoga a lo hecho por Australia en su industria minera; y políticas de asociatividad, en donde las proveedoras multinacionales deban incorporar en sus CV de manufactura a empresas locales.
Negociar con países clientes de productos manufacturados de cobre la reconfiguración de la cadena de valor, haciendo eco del impulso Covid-19 de disminuir su dependencia de China, de modo de generar en Chile un polo de fusión/refinación e impulsar una estrategia regional de manufactura con base en cobre.
Establecer al sector salud como estratégico e implementar medidas análogas a las indicadas en el punto (a) para la minería; más aún, ante la significativa inversión pública actual y proyectada en nuevos hospitales, la que conlleva nuevo equipamiento médico.
Actualizar los convenios existentes con los diversos Observatorios Astronómicos Internacionales en Chile, incorporando cláusulas que aporten a la Sustentabilidad Económica y Social del país, mediante la contratación/formación de proveedores locales para productos de al menos mediana sofisticación.
Reforzar el Programa de Actualización de la Defensa Nacional con miras a que realmente “la Industria de la Defensa sea motor de la reindustrialización”.3
Estas medidas, orientadas a la demanda –de amplia aplicación en la historia y en la actualidad por las economías desarrolladas– vienen a complementar y potenciar las políticas con foco en la oferta que Chile ha implementado sin mayor impacto en nuestra economía durante la última década.
Lo que está claro es que el mundo está cambiando; lo que está por verse es si seremos capaces de aprovechar las oportunidades que estos cambios traen.
1 Thierry Breton, comisario europeo para el Mercado Interior, https://www.expansion.com/economia/2020/04/24/5ea2d718e5fdea5a658b465a.html
2 https://www.cepal.org/es/comunicados/pandemia-covid-19-llevara-la-mayor-contraccion-la-actividad-economica-la-historia-la
3 Contraalmirante Ramiro Navajas, programa “Las cartas sobre la mesa”, infogate.cl, 2020