Desde que tengo memoria, siempre he estado en el mundo de la minería. Nací y crecí con mi familia en un campamento minero de Chuquicamata, por lo que trabajar en la industria fue una oportunidad que se dio “genéticamente”.
Me formé rodeada de la cultura minera, donde no fue difícil ver cómo ese mundo era predominantemente masculino, con muy poco espacio para la participación de las mujeres, menos aún con la posibilidad de destacar en alguna responsabilidad ligada a la faena.
Si bien los tiempos y las estadísticas han ido mejorando en favor de nosotras, en mis 30 años de experiencia he sido testigo de cómo esas cifras de empleabilidad femenina en el rubro aún están “al debe”.
Según el Capítulo Chileno de Women in Mining, a 2016 sólo el 7,7% de la fuerza laboral en la minería está conformado por mujeres. El dato también coincide con lo señalado por el Ministerio de Minería, un número bajo en relación al 17% y 19% que registran Canadá y Australia, respectivamente.
Sin embargo y como en toda regla, también existen excepciones. Es el caso de la División Gabriela Mistral de Codelco, que demuestra una mayor inclusión del género, al contar con una dotación femenina de 22%.
Por su parte, ONU Mujeres se esfuerza en concientizar y proponer crear más y mejores empleos para transformar el trabajo en favor de los derechos de las mujeres.
En Arcadis, la compañía donde lidero la Gerencia de Negocio de Minería e Infraestructura, igualmente estamos comprometidos en aumentar el equilibrio de género en nuestra fuerza de trabajo, además de apoyar y alentar la participación activa de las mujeres en nuestros proyectos. Es así como en el caso de Chile, el 29% corresponde a mujeres en la gerencia que represento, seguido de 25% en la Gerencia Técnica y un destacable 44% en las gerencias de Medio Ambiente y Recursos Hídricos.
Otra manera de exponer al mundo el potencial femenino en la compañía es a través de la plataforma Women@Arcadis en LinkedIn, donde presentamos a mujeres que destacan en sus diferentes áreas de expertise en los cuatro continentes donde estamos presentes como consultora.
Si bien la minería en mi vida fue incidental, siempre he estado en el rubro como profesional. Quizás mi factor diferenciador va en que, al ser mujer, he tratado de abrir nuevas oportunidades a más mujeres. ¿Cómo sobrellevo el trabajar en un rubro donde predominan los hombres? Porque, además de mi trabajo, me eduqué en la cultura minera desde niña, donde he puesto todo mi empeño (incluido el sexto sentido femenino), en favor de los proyectos y organizaciones en las que he tenido la oportunidad de estar.
También he aprendido que no bastan las competencias técnicas. Las mujeres somos aporte con perspectivas distintas a las “tradicionales” en el desarrollo de proyectos y en minería. Nuestra mirada trasversal, integradora, con visión de largo plazo y capacidad multifuncional, me ha servido para responder a las exigencias del trabajo y de las ineludibles demandas familiares. Además, una buena dosis de flexibilidad y entereza femenina también han hecho su parte.
La tradición minera en Chile es de larga data. Hay familias que han sido marcadas por esta industria y la mía no fue la excepción. Nosotros solemos decir que en la nuestra “es cobre lo que corre por nuestras venas”.