En el segundo semestre de 2021, una encuesta impulsada por la Subsecretaría de Prevención del Delito reveló que casi el 90% de la comunidad LGBTI en Chile ha sufrido discriminación. El estudio, realizado en colaboración con el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), también indicó que apenas 4,3% de las personas afectadas denunció o reportó este tipo de hechos.
Las cifras indicadas muestran que el desafío de la inclusión sexual todavía tiene mucho terreno por avanzar en nuestro país, si bien hay mejoras relevantes. El ámbito industrial y de la minería es consciente de ello, debido a que ha ido progresando en el desarrollo de políticas para sectores que siguen siendo muy masculinizados, y en donde todavía es común la detección de sesgos sociales.
Potenciar una real cultura de inclusión y diversidad al interior de las empresas no sólo debiese partir con una declaración de principios, con lineamientos atingentes a una identidad corporativa determinada. Ésta también debiese regirse por la creación de comités de Diversidad e Inclusión, integrado por representantes de diferentes áreas de las empresas, reforzar la realización de charlas explicativas, encuestas de clima laboral relacionadas con temáticas LGBTI y encuentros de sensibilización en torno a los desafíos de esta materia. Lo anterior, ya sea en oficinas o faenas productivas y mediante espacios de enseñanza destinados a fortalecer un rol participativo de los trabajadores/as para la aplicación de una política eficiente y concreta en torno a la protección de la orientación sexual.
También es importante que desde los sectores industriales y mineros se potencien instancias para que los trabajadores/as puedan expresar libremente su orientación sexual o identidad de género. Según la encuesta de Movilh, en Chile sólo el 31,8% de la colectividad LGBTI considera que pueden expresar libremente su orientación sexual, ya que de hacerlo aquello podría implicar cierta discriminación en los lugares de trabajo. Este silencio, no poder actuar y hablar de manera franca, ha incidido en serios problemas psicológicos para las personas que son lesbianas, gais o bisexuales.
El sector industrial está avanzando con fuerza en la incorporación de nuevas tecnologías con foco en la sustentabilidad. Son cambios relevantes y positivos, pero estos también tienen que caminar a la par en torno a una visión de trabajo enfocada en los derechos y espacios de expresión fundamentales de los trabajadores/as, siendo la orientación sexual y la identidad de género un eje fundamental para las organizaciones del siglo XXI.
Finalmente, la homofobia implica no sólo un costo humano y social, sino también una brecha en las economías de cada país. Lee Badgett, investigadora de la Universidad de Massachusetts, señaló que el crecimiento de las economías tiene una estrecha relación con la promoción de las diversidades. Es aquí en donde las empresas tienen un importante rol, no sólo a partir de una base ética, sino también desde una mirada integral. Sin duda, la diversidad nos hace crecer como personas, colectivos, sectores e industrias, y como miembros de una sociedad más tolerante e inclusiva.