Los que trabajamos en el sector minero sabemos que estamos en un ciclo bajo de los commodities, el cual empezó en el segundo trimestre de 2011. Llevamos varios años lidiando con la falta de capital, la reducción de costos y el énfasis en aumentar la productividad; conviviendo con la venta de activos y la postergación de las inversiones proyectadas; viendo cómo se ven afectados todos los actores del sector, tanto mineros como empresas de servicios para la minería y las arcas fiscales, asistiendo a la devaluación de los activos y de los precios de las acciones.
Sin embargo, durante este mismo periodo, los índices de los mercados de capitales norteamericanos han experimentado un aumento global que supera los niveles alcanzados en 2007. Por su parte, los mercados de capitales chinos han tenido un incremento increíble y desconocido en su historia y, ahora, una “esperada” corrección y caída, arrastrando a otros mercados de capitales mundiales y produciendo mayores bajas en los precios de las acciones de empresas mineras que, por lo demás, ya estaban en niveles históricamente bajos.
Al observar el “ping pong” en las bolsas, ganancias récord un día y caídas récord al día siguiente, obviamente existe una desconexión entre la volatilidad de las bolsas y los fundamentos de las empresas y de las economías.
Es más, no existe una correlación estadística entre el crecimiento económico de China y sus mercados de capitales. Los analistas estudian si con la caída de las bolsas chinas la economía asiática está al punto del colapso, pero no es así. Si uno estudia el crecimiento de la economía china, a lo más se puede decir que el crecimiento experimentará un deceleración modesta desde el esperado 7-7,5% anual, ¡lo que es un gran número! Además, la economía de India está creciendo a un 7%, con programas de infraestructura en pleno desarrollo con el nuevo gobierno. Y existe crecimiento económico tanto en Norteamérica como en Europa.
Lo anterior me lleva a concluir que no solamente hay oportunidades para el sector, también veo un buen futuro en general. No obstante las dificultades que implica para todos quienes seguimos abocados a la minería en estos tiempos, sean trabajadores, accionistas y comunidades que dependen de esta actividad, podemos palpar lo positivo de ver cómo los que quedan en el mercado son los más serios, los más dedicados, los más preparados, despejándose la industria de tanta ineficiencia producida por el boom vivido hace algunos años. Con esto se prepara el camino para el futuro crecimiento del sector, que claramente tiene que llegar mientras las economías reales del mundo siguen creciendo.
Creo que es un buen momento para reinvertir en el sector. La economía global y la de los países emergentes, a pesar de la reciente tempestad en los mercados bursátiles y cambiarios, seguirán expandiéndose en los décadas venideras. Debe ser uno de los mejores momentos para “comprar bajo” para el sector minero.