La minería en el corto/mediano plazo

Jun 13, 2016

Hoy la minería dispone del tiempo necesario para mejorar desde un comienzo la calidad de sus proyectos.

La 15ª Conferencia CRU, realizada a principios de abril pasado, no tuvo ninguna visión optimista para lo que queda de esta década. Sin embargo, a mi juicio, hay algunas coincidencias destacables:

  • La demanda de cobre seguirá débil al menos hasta 2018, estando claro para muchos que China no volverá a los niveles de crecimiento del pasado.
  • Las expectativas para la próxima década son optimistas, sobre todo por los cambios tecnológicos en el mundo industrializado (autos hídricos/eléctricos, generadoras renovables), que implican fuertes incrementos de consumo de cobre.

En ese contexto, la situación de la minería chilena y de los países vecinos volvió a ser similar a la década del 90, con precios relativamente estables y con el negocio minero asociado fundamentalmente a las mejoras tecnológicas y de gestión, más que a un crecimiento rápido y con gigantismo de equipos.

Con esa situación de borde, no es esperable que se materialice ningún EPCM fast track en la minería latinoamericana, evitando la materialización de prototipos de gran tamaño. Volverán a primar los controles de calidad exhaustivos y serán más frecuentes los trabajos de ingeniería de valor, los análisis de riesgos, la búsqueda de oportunidades, así como  la ingeniería de optimizaciones (brownfield).

Me preocupa, eso sí, que argumentos poco juiciosos de algunos ejecutivos mineros, tales como “cuidar la caja”, “bajar los costos hasta que duela” o “suspendamos todo”, impidan aprovechar estos tiempos “quietos” para hacer un excelente desarrollo de ingenierías pre-inversionales, con exhaustiva búsqueda de las mejores soluciones posibles y profundos análisis de las oportunidades de usar tecnología novedosa.

En Chile existen muy buenas empresas de ingenierías pre-inversionales, que abarcan desde estudios de perfil hasta una ingeniería básica apta para pedir permisos y conseguir fondos de inversión, cuyo costo total normalmente no supera el 3% del total de las inversiones a realizar y puede ser ejecutada cumpliendo todos los estándares que se exijan.

Si consideramos que las fases iniciales de un proyecto minero consumen más del 50% del tiempo de materialización del mismo, desde la idea consolidada hasta la puesta en servicio, hoy constituye una oportunidad gastar tiempo en pensar cómo hacer mejor los proyectos y no hacer ingenierías pre-inversionales incompletas y deficientes por el apuro.

A menudo recuerdo la fábula del leñador que no lograba cortar ningún árbol porque estaba muy apurado y no tenía tiempo para afilar la sierra… Hoy la minería dispone del tiempo necesario para mejorar desde un comienzo la calidad de sus proyectos, hacer estudios y análisis que permitan un rápido y eficiente desarrollo de las inversiones cuando ellas sean rentables, de modo de lograr el mejor negocio posible. La minería cuprífera es un negocio de muy largo plazo; en Chile tenemos minas que están planificando un funcionamiento total de entre 150 y 180 años de operación, lo que no se condice con la frecuente suspensión de todo tipo de ingeniería pre-inversional por un período de bajo precio del cobre.

En tiempos como los actuales, la ingeniería especializada y de alto nivel se puede conseguir en valores entre US$60 y 80 por hora; todas las consultoras están tratando de mantener ocupada a su mejor gente y el país no puede farrearse una fuerza de trabajo mental que nos permitió materializar hasta US$5.000 millones anuales en el boom y exportar servicios de ingeniería por sobre US$300 millones.

Como “mono porfiado”, seguiré insistiendo en que la minería debe contratar hoy la mayor cantidad posible de la buena ingeniería, motivada y competente, para que, cuando la demanda por fin se consolide, nuestra capacidad productiva pueda tener un repunte eficaz.

Juan Rayo Prieto, presidente del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile

Presidente del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile

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