La pandemia ha implicado cambios abruptos en la dinámica competitiva de muchas industrias, incluyendo nuevos hábitos de consumo, aumentos o descensos marcados en la demanda, aumento del uso de canales digitales, aceleración del desarrollo de nuevas tecnologías, por nombrar algunos. Estos cambios han obligado a las empresas a reaccionar y, en muchos casos, modificar sus estrategias de negocio, acelerando e incorporando nuevas iniciativas, y despriorizando otras, con un marcado foco en responder a la contingencia en el corto plazo.
Si bien esta reacción en muchos casos ha permitido mantener la continuidad operacional, aprovechar nuevas fuentes de demanda o amortiguar caídas en ventas, también ha provocado que los equipos directivos pierdan la perspectiva de los desafíos y oportunidades de sus industrias en el mediano y largo plazo.
Este será un año de transición hacia una nueva normalidad. Será el momento adecuado para que las empresas reflexionen cuáles de los cambios generados por el Covid-19 llegaron para quedarse, cómo ellos influenciarán y darán forma a las dinámicas, y tendencias de sus industrias en el mediano plazo. Las compañías deberán ser hábiles en anticipar los posibles escenarios y definir estrategias, ágiles para tomar decisiones y hacer la “primera jugada”. De esta forma no sólo podrán adaptarse al cambio, sino también liderar la nueva etapa.
Para ello, las compañías deberán ser capaces de generar un reflexivo y a la vez pragmático proceso de identificación de insights en al menos cuatro ámbitos clave. En primer lugar, deberán distinguir cambios en necesidades y hábitos de consumidores que definitivamente se instalaron versus cambios que fueron reacciones de corto plazo. En segundo lugar, deberán identificar las tecnologías que serán habilitadores clave de innovaciones en la propuesta de valor a clientes o que permitirán la transformación de los procesos y capacidades internas de la organización. En tercer lugar, las crisis generan reconfiguración del ambiente competitivo, por lo que será relevante que las compañías evalúen la posición de sus competidores post Covid-19, anticipen sus posibles estrategias y evalúen opciones de fusiones o adquisiciones. Por último, la pandemia demostró que se puede trabajar de una forma muy distinta, sin duda habrá muchos espacios para repensar la forma que en que las empresas ejecutan sus procesos, estructuran su organización y orquestan sus capacidades para generar valor.
La identificación de insights será condición necesaria, pero no suficiente. Los equipos directivos deberán ser capaces de definir metas ambiciosas, identificar iniciativas concretas y pragmáticas que les permitan alcanzarlas, y ejecutarlas de forma ágil. Sin duda esto no será una tarea fácil, habrá que balancear la mirada de mediano plazo con desafíos que aún nos impone la pandemia, pero esa es la habilidad que distingue a los “top performers” del resto.