Los modelos económicos y el desarrollo de la sociedad han generado una dependencia de la actividad minera, debido a que los metales y los minerales forman parte importante de nuestras vidas.
Hoy encontramos estas propiedades en áreas como la medicina, en la elaboración de los medicamentos; la construcción, en base a los materiales utilizados; la agricultura, con sus fertilizantes; los medios de transporte, con la combustión interna y eléctrica; la aeroespacial, las telecomunicaciones y una extensa lista de disciplinas que requieren de la explotación de fuentes minerales o sales para su correcto desarrollo. En base a esto, se ha forjado un desafío relevante en función de optimizar los recursos que poseen estos elementos, ya sea desde fuentes naturales y no tradicionales, en lo que se denomina, Minería Urbana.
En la actualidad, la globalización ha impulsado el consumo de aparatos eléctricos y electrónicos como celulares, computadores y televisores, entre otros aparatos que poseen una alta tasa de recambio que aumenta con el PIB de las naciones. Así también, el desarrollo de tecnologías verdes como paneles fotovoltaicos para la producción de energía eléctrica, está generando un efecto secundario poco visibilizado para el desarrollo social, debido a que estos aparatos luego de cumplir su vida útil o ser dañados, son desechados de maneras poco adecuadas, impactando la generación de la denominada chatarra electrónica o RAEE’s (residuos de aparatos eléctricos y electrónicos).
Se estima que en el mundo estos residuos crecen exponencialmente hasta cuatro veces más rápidos que otros residuos y cerca del 80% de estos materiales llegan a vertederos no adecuados. Anualmente en el mundo se generan más de 50 millones de toneladas y se pierden más de 60.000 millones de dólares en estos residuos.
A nivel nacional, se estima que en Chile se generarán más de 400.000 toneladas anuales de estos residuos a contar de 2028, ubicándonos como uno de los países sudamericanos con mayor tasa de generación anual cercana a los 12 kg/hab. En relación con los paneles fotovoltaicos, se estima que en Chile desde 2012 a 2022 se han instalado más de 22 millones de paneles y que para el año 2050 se podrían alcanzar los 65 millones de placas instaladas a nivel domiciliario e industrial.
Entonces, ¿qué hacemos, si necesitamos promover un desarrollo sostenible de nuestra sociedad, optimizar nuestros recursos y reducir el impacto de la “industria verde”?
En este contexto, y a nivel legislativo, se trabaja en la puesta en marcha de la Ley de Responsabilidad Extendida del productor y Fomento al reciclaje, Ley REP 20.920 y anteproyecto particular para los RAEE’s aprobado por la resolución exenta 207 en el año 2022, que busca establecer las obligaciones que deberá afrontar la industria para recolectar y reciclar estos materiales (RAEE’s y Pilas). Así también, desde el 30 de noviembre 2023 se inició el periodo de información pública para regular los residuos de paneles fotovoltaicos, siguiendo de alguna manera el modelo europeo de reciclaje de RAEEs.
Si bien es cierto que a nivel nacional se busca avanzar en modelos de reciclajes y promover una industria más sostenible, estos procesos pueden ser mayormente integrales y entregar un valor agregado a la sociedad si se busca REVALORIZAR estos residuos en base al contenido metálico que poseen, debido a que presentan altas leyes de metales como cobre, oro, plata y paladio, las cuales pueden alcanzar un 35%, 100 ppm, 600 ppm y 15 ppm, respectivamente.
A nivel nacional existe un amplio potencial para procesar y recuperar estos metales responsablemente, por ejemplo, utilizando las vías Hidrometalúrgicas y lixiviar -en ambientes controlados y de bajo impacto- los residuos electrónicos.
Potencial nacional en procesos de economía circular que reducen la huella de carbono
Es ampliamente conocido que desde el año 2015 y la celebración del Acuerdo de París durante la Convención Marco de las Naciones Unidas, los países integrantes de este acuerdo han promovido un desarrollo industrial sostenible con objeto de avanzar hacia una descarbonización o reducir la huella de carbono. A nivel nacional, existe un alto potencial a partir del desarrollo de procesos de economía circular que involucren la reutilización de residuos generados por la actividad industrial tradicional. Así, sectores como la agroindustria, son un foco de innovación, y con alto potencial de desarrollo, a partir del cual se pueden conformar procesos integrales en áreas tan diferentes como la minería.
En este sentido, los proyectos en desarrollo por parte del equipo investigativo del Centro de Ingeniería, Investigación e Innovación, TRESIN, no sólo involucran una Minería Urbana por vías hidrometalúrgicas, más bien consideran su complemento integral para reducir la huella de carbono reutilizando residuos agroindustriales y así producir metales “Verdes”, a partir de la revalorización y procesamiento de los residuos electrónicos como PCB y Celdas fotovoltaicas, permitiendo recuperar metales como cobre, oro, plata y paladio, utilizando un BioReactivo generado a partir de residuos agroindustriales. Este proceso tecnológico cuenta con desarrollo desde el año 2019 y actualmente busca desarrollar un proceso piloto que valide un modelo de plantas de procesamiento modulares, instaladas en zonas estratégicas a nivel americano.
Construyamos juntos la sociedad del mañana y potenciemos nuestras capacidades.