Nuestra industria minera se inserta en el mundo de los commodities, por lo cual está sujeta a los ciclos de precios que todos conocemos. Si a lo anterior le sumamos el hecho que el negocio minero es de largo plazo, las predicciones son claves, pero sabemos que tienen desviaciones.
Los altos precios del súper ciclo nos permitieron explotar sectores de mayores costos, lo cual, con los precios actuales, ha sido necesario revisar, teniendo que actualizar los planes mineros en función de este nuevo contexto, con una disminución importante en los recursos viables de explotar, salvo que bajemos los costos.
En forma reiterada escuchamos la preocupación de los Presidentes (CEO´s) que se encuentran enfrentados a la pérdida de competitividad de las operaciones por lo anterior, que, sumado a la menor calidad de los yacimientos por leyes más bajas, complejidad en sus contenidos –como la mayor dureza y la mayor profundidad–, nos pone en condiciones más difíciles.
Si vemos que esta parte baja del ciclo será más larga de lo proyectado y el precio de largo plazo menor que el que se veía un par de años atrás, el desafío será permanente y, por lo tanto, es necesario ser más persistente en la búsqueda de alternativas tecnológicas e innovar en nuestras operaciones.
Debemos dar una mirada distinta, evitar el “siempre se ha hecho así”, ver cómo nos hacemos cargo de las desviaciones a las prognosis de nuestros planes de corto, mediano y largo plazo; roca de mayor dureza, impurezas no previstas que nos llevan a pérdida en la capacidad de tratamiento, mayor variabilidad en los procesos.
Es necesario perseverar en la búsqueda de opciones tecnológicas que mejoren nuestros escenarios de negocio y, a su vez, viabilicen recursos que hoy “no flotan”. En esto, de la mirada de largo plazo, podemos mencionar el Programa Alta Ley, que da una visión a 2035, con objetivos definidos en términos de niveles de producción para mantener nuestro liderazgo a nivel mundial. Pero para abastecer esos volúmenes previstos se requerirá poner en producción recursos geológicos más complejos, en ambientes más desafiantes; por lo tanto, nuestra mirada de largo plazo es clave.
Lo que hoy explotamos es la mitad de la ley de corte de nuestras operaciones de la década de 1980, 0,8% Cut versus 0,4% Cut, y eso es posible porque tuvimos esa visión de largo plazo, impulsamos desarrollos tecnológicos que hoy son parte de nuestras operaciones mineras y nuestros procesos, fuimos capaces de innovar.
Las alianzas público-privadas, la participación de la academia, los centros de investigación y el rol protagónico del Estado, debieran mantener, en estos tiempos de escasez de capital, la innovación tecnológica en movimiento; de lo contrario, no seremos capaces de dar forma a la visión de largo plazo de seguir siendo líderes en la industria minera, abasteciendo la demanda mundial y generando retornos que nos ayudarán al crecimiento del país.
A nivel global, tenemos un porcentaje importante de los recursos geológicos, somos referentes en muchas materias tecnológicas, camiones autónomos, cargadores subterráneos semi autónomos, minería subterránea masiva, movimiento de materiales a gran escala, biotecnología, entre otros. Están las bases para impulsar la tecnología y la innovación y construir nuevos paradigmas en la industria, que nos permitirán seguir siendo líderes mundiales en minería.