Impactos de la huelga del platino

Sep 2, 2014

En Sudáfrica la minería de los metales del grupo del platino (PGM, por su sigla en inglés) tiene gran importancia y da cuenta de la segunda exportación de minerales de mayor envergadura (después del oro), con un valor estimado de US$5.700 millones anuales.

En Sudáfrica la minería de los metales del grupo del platino (PGM, por su sigla en inglés) tiene gran importancia y da cuenta de la segunda exportación de minerales de mayor envergadura (después del oro), con un valor estimado de US$5.700 millones anuales. Al representar los minerales el 38% de las exportaciones totales del país, esto significa que los PGM contribuyen con el 8,3% al valor total. En términos de la economía local, se estimaba que los PGM agregarían US$24.300 millones durante el ejercicio fiscal 2012/2013 a través del comercio directo e indirecto y el empleo. Esto, con una demanda mundial del platino que aumentó de 7,8 millones de onzas a 8,6 millones de onzas entre 2004 y 2013.

El 24 de junio de 2014 el sindicato Asociación de Mineros y Obreros de la Construcción (Amcu) dio por terminada una huelga de cinco meses en la industria del platino sudafricano que afectó a Anglo American Platinum Limited, Impala Platinum Holdings Ltd. y Lonmin Plc. En total, 70.000 trabajadores participaron en la huelga, dando lugar al cierre temporal de las operaciones mineras.

Con anterioridad a la paralización, el salario base promedio de estos trabajadores era de US$560 al mes, casi el doble de la remuneración promedio que se pagaba en el país. El resultado final de la huelga, que afectó al 60% de la oferta sudafricana (o 45% de la oferta mundial), fue que los mineros recibirían un aumento de su salario hasta US$1.170 mensuales dentro de los próximos tres años.

Esta fue la huelga más cara de la historia minera de Sudáfrica. Las empresas Platinum perdieron US$2.150 millones en ingresos y los trabajadores US$1.000 millones en remuneraciones. Se ha dicho que es poco probable que las empresas logren repuntar a niveles operacionales normales hasta comienzos de 2015, y que los piques no rentables podrían cerrarse. De ser así, podrían perderse hasta 10.000 empleos.

Esta huelga vino en momentos en que, en el transcurso de los últimos 13 años, la productividad por trabajador ha disminuido 46%, en tanto que los costos por trabajador han subido a más del doble. Esto se debe en parte a explotación de mineral de platino de más baja ley. Además, Rusia, América del Norte y Zimbabue están en condiciones de producir PGM a costos más bajos que los de Sudáfrica. La huelga también ha derivado en un debate en torno a la mecanización de las minas como potencial solución financiera (aunque posiblemente no social) para asegurar la rentabilidad.

El impacto de un sector minero en huelga también tuvo ramificaciones en otros sectores más amplios, como los de los trabajadores, proveedores e ingenieros metalúrgicos. Sin materias primas, los metalúrgicos no podían trabajar como se requería, y sin el uso de maquinaria (por la paralización de las faenas) no había necesidad de arreglarla o reemplazarla. También hubo impactos en áreas aparentemente no relacionadas: al no contar con ingresos, muchos trabajadores no pudieron pagar las necesidades ni permitirse los lujos que antes se daban. Cuando las minas no están operando al ritmo necesario, el país entero sufre.

La acción a través de huelgas es una realidad que debiera tenerse en cuenta e incluirse dentro de la planificación. En lo posible, sería mejor evitarlas y llegar a acuerdos oportunos que beneficien a las empresas, los trabajadores y el país.

Kevin Harding, académico de la Universidad de Witswatersrand, Sudáfrica

Académico de la Universidad de Witswatersrand, Sudáfrica; profesor visitante de la Universidad Católica de Chile.

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