x

Seguridad en minería: La cero fatalidad como meta

La industria minera ha logrado consolidar la seguridad como su principal valor y eje de acción. Eliminar las muertes en las operaciones, en un contexto donde se integrarán cada vez más trabajadores, muchos de ellos de firmas proveedoras, es la exigencia que se han puesto las empresas del sector para los próximos años.

La minería ha integrado la seguridad como una prioridad tan importante como la productividad en sus operaciones. Reflejo de esto es que su tasa de accidentabilidad es la más baja dentro de las actividades económicas del país, una tendencia que mejora en cada ejercicio. El año pasado la tasa de frecuencia de accidentes alcanzó a 2,07 (según datos preliminares del Servicio Nacional de Geología y Minería, Sernageomin), 0,74 más baja que en 2012.

Como explica Javier Jara, subdirector nacional de Minería del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), “nuestra evaluación es buena, por cuanto los indicadores de accidentabilidad mantienen una tendencia a la baja, lo que es coherente con los esfuerzos efectuados por el Sernageomin y la industria en los últimos años. Desde 2008 la tasa de frecuencia de accidentes viene bajando, por lo que cada año estamos más cerca de nuestro objetivo, que no es otro que tener cero accidentes fatales”.

La industria se ha preocupado de generar una cultura de la seguridad, con énfasis en los procesos de inducción de los trabajadores. A esto se suman sistemas de gestión de seguridad con barreras duras. Con ello “se ha logrado ver la producción y la seguridad como una cosa única, lo que ha sido un gran acierto de la minería”, destaca Héctor Garay, gerente zonal Norte de la Mutual de Seguridad.

Por el lado público, el foco de Sernageomin ha estado puesto en una mayor y mejor fiscalización, en la aprobación y regularización de los proyectos mineros y en la capacitación en seguridad de los colaboradores que se desempeñan en la industria. “Este trabajo no ha sido en solitario. El compromiso de las empresas mineras y de los demás organismos del Estado ha sido determinante”, enfatiza Jara.

Plan de acción en accidentabilidad  

“Seguimos trabajando en nuestro plan de mejoramiento, el cual incluye, entre otros, los siguientes aspectos para desarrollar: liderazgo, gestión de riesgos, mejores prácticas, aprendizaje desde los incidentes, entrenamiento y competencias y gestión de contratistas; este último muy importante, ya que por cada trabajador propio se lesionan cinco colaboradores externos en nuestras operaciones”, indica Roberto Cisternas, gerente de Seguridad y Salud Ocupacional de Anglo American.

La multinacional celebró en 2013 por segundo año consecutivo su “Día Global de la Seguridad” en todas sus operaciones y proyectos en el mundo. En dicha ocasión, la temática se centró en la importancia de la planificación para trabajar de manera segura, y se realizaron actividades de liderazgo en terreno, por parte de los altos ejecutivos. Como grafica Cisternas, “en esta actividad, los líderes de la compañía conversan con los trabajadores en terreno y entregan retroalimentación sobre seguridad, lo que se hace constantemente en nuestra organización”.

En el caso de Antofagasta Minerals, el grupo minero nacional experimentó en el último año una reducción en la cantidad de accidentes en sus operaciones, así como en la gravedad de ellos; sin embargo, durante 2013 el holding experimentó dos fatalidades en sus compañías. Como resultado de esto, Amsa ha destinado sus esfuerzos en seguridad en un trabajo preventivo, donde se ha establecido un modelo estratégico que incluye reportes de cuasi accidentes de alto potencial.

Al respecto Pablo Carvallo, gerente de Seguridad y Salud Ocupacional de Antofagasta Minerals, señala que “esto es una práctica que permite adelantarnos a eventos que potencialmente podrían causar una fatalidad. Diseñamos durante todo el segundo semestre un modelo estratégico de gestión de riesgos de seguridad y salud. El incremento de la reportabilidad de cuasi accidentes de alto potencial asoma como un tremendo resultado, en el que nuestra gente está siendo capaz de detectar situaciones antes de que ocurran y no necesariamente ex post de los accidentes”.

Según Héctor Garay, en tanto, el buen rendimiento que tiene la industria minera en relación con el resto de las otras actividades en accidentabilidad se explica porque en las empresas del rubro existe un adecuado inventario de riesgos. Tal como se muestra en el caso de Amsa, para el ejecutivo de la Mutual de Seguridad en la gran minería las empresas hacen un levantamiento de las actividades potencialmente peligrosas, con lo que se protege al trabajador: “La persona conoce los riesgos específicos asociados a su actividad, porque hay buenos procesos de inducción; creo que eso se podría imitar en otras industrias, donde en general no existe este tipo de iniciativas”.

Otro elemento fundamental es la fiscalización, a cargo de Sernageomin. De acuerdo con Javier Jara, es patente que la minería como gremio ha generado instancias donde se comparten las experiencias vividas, esfuerzo que ellos consolidan con estudios y estadísticas, advirtiendo las mayores debilidades. En ese sentido, un punto clave a futuro es el de la construcción de los nuevos proyectos mineros, a la luz del importante número de iniciativas en carpeta y en ejecución.

En esa área, el organismo público está trabajando en el monitoreo de toda la cadena de un proyecto minero, desde su aprobación hasta el post cierre.

La primera línea de acción es supervisar que los métodos de explotación que revisa Sernageomin consideren efectivamente todos los elementos esenciales para que el proyecto opere en condiciones de seguridad para las personas y el medio ambiente. Después, en la construcción y operación, se fiscaliza que el actuar de las empresas se ajuste a la normativa vigente y que el proyecto sea el fiel reflejo de lo que estaba establecido a nivel conceptual.

Finalmente, expresa el especialista de Sernageomin, “nos preocupamos de que cada proyecto cuente además con un plan de cierre debidamente aprobado, y que a partir de la nueva Ley de Cierre de Instalaciones de Faenas Mineras, dicho plan sea además garantizado financieramente para aquellos proyectos cuya producción es superior a las 10.000 toneladas por mes de mineral”.

El gran anhelo: la cero fatalidad

Después de seis años libres de accidentes fatales, Anglo American sufrió la pérdida de un colaborador externo en Mantos Blancos en 2013. Esta situación podría tomarse como un reflejo de lo que sucede en la industria: si bien se ha logrado reducir de manera importante la tasa de accidentabilidad, no se ha podido erradicar del todo las muertes en las operaciones, siendo este el gran objetivo de las principales compañías en el país para los próximos años.

La firma que opera Los Bronces tiene como meta no solo lograr la cero fatalidad, sino que también el cero daño. Para su gerente de Seguridad y Salud Ocupacional, la clave está en profundizar la conciencia personal de los trabajadores y en involucrarlos, tanto a los propios como a los contratistas, en el mantenimiento y mejoramiento de los estándares de seguridad: “Debemos asegurarnos de que existan estándares que se cumplen independientemente de la rotación de trabajadores, del crecimiento de la fuerza laboral, del ingreso de nuevos trabajadores y de los servicios de corto y mediano plazo prestados por algunas empresas colaboradoras, todos factores de riesgo, porque introducen trabajadores que muchas veces no están capacitados ni tienen las competencias específicas en el ámbito de la seguridad en el trabajo que van a desarrollar”, puntualiza el ejecutivo.

En el caso de Antofagasta Minerals, el modelo estratégico se centra en llegar a la cero fatalidad por medio de la planificación en el trabajo y la identificación, priorización y tratamiento de los riesgos de fatalidad. Como sintetiza Pablo Carvallo, “del total de tareas que se ejecutan cada día en una operación minera, no más del 20%, en promedio, son actividades donde existe riesgo de fatalidad. En la medida que haya una planificación que integre los controles que evitan la ocurrencia de fatalidades y, a su vez, se establezca como indicador crítico de éxito, vamos a cumplir nuestro objetivo estratégico que es eliminar las fatalidades. Esto además permitirá mejorar la productividad, ya que al entregar herramientas efectivas y de calidad para quien enfrenta el riesgo, el supervisor podrá enfocarse solo en aquellas tareas con riesgos de fatalidad”.