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Relaciones laborales en tiempos de ajuste

En medio de un escenario de contención de costos por parte de las empresas del sector, surge la necesidad de un mejor relacionamiento entre compañías mineras y trabajadores.

La caída del precio de los commodities como el cobre no sólo ha impactado las arcas de las empresas del sector, también ha gatillado políticas de contención de costos que en muchos casos han implicado reestructuraciones internas y desvinculaciones de personal, decisiones que no siempre han sido entendidas por los trabajadores, generándose conflictos con la administración.

Los recortes anunciados por grandes mineras han marcado la agenda laboral de las últimas semanas: Antofagasta Minerals informó la salida del 7% de su dotación total; Collahuasi dejará de producir 30.000 toneladas anuales de cobre fino, lo que implicará despidos “acotados”, dijo la compañía; El Abra desvincularía unos 650 trabajadores por una reducción de su actividad a la mitad.

En la estatal Codelco los ajustes se han traducido en la racionalización de su equipo ejecutivo en un 15,6% (pasan de 302 a 255 profesionales) con una integración de cargos y funciones. Y adelantando el sello que podrían tener las próximas negociaciones colectivas de la Corporación –que deberá tratar con ocho sindicatos en 2016–, en Radomiro Tomic la empresa ofreció un bono de término de conflicto significativamente más bajo que el de hace cuatro años (en 2011 fue de $12,9 millones y ahora de $3 millones para cada trabajador), en una propuesta que consideró reajuste de remuneraciones según IPC e incentivos asociados a metas de productividad. El sindicato de supervisores de dicha división rechazó la primera oferta (que contemplaba un bono de $2,7 millones) y votó la huelga, la primera paralización de trabajadores propios bajo la presidencia ejecutiva de Nelson Pizarro.

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En agosto y septiembre personal de empresas contratistas de Codelco se “tomaron” las divisiones El Salvador y, parcialmente, Ministro Hales, provocando daños en las dependencias, movilizaciones que fueron criticadas por su violencia (en medio de las manifestaciones murió un trabajador), pero que ya anticipaban un periodo más complejo para las relaciones laborales.

“No es un misterio para nadie reconocer que hay espacios vacíos en el tema laboral en Chile y el problema con las áreas vacías, desde el punto de vista regulatorio o de reglamentación, es que si son importantes se convierten en áreas de potencial conflicto”, es el riesgo que advierte Óscar Landerretche, presidente del Directorio de Codelco.

El ejecutivo intervino en el seminario “Grandes proyectos de inversión: desarrollo, gobernanza y diálogo social”, organizado por el Observatorio Social Internacional, la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), marco en que opinó que en materia laboral existen dos enfoques: el del avestruz y el que reconoce que la economía y el mercado laboral son dinámicos. El primero –explicó– deja que las cosas ocurran a su ritmo y si se desbordan en conflictos, éstos se reprimen; mientras el segundo reconoce que surgen nuevas necesidades de formas de negociación que no estaban pensadas en los ‘70, pero que van a la par del nivel de desarrollo y que es mejor normar. “Hay que encontrar un equilibrio y convencerse que el enfoque del avestruz no va a conducir a buenos lugares”, comentó.

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Un activo difícil de manejar

A juicio de Alejandro Mena, presidente de la Comisión Laboral del Consejo Minero, las relaciones laborales “siempre han sido un instrumento importante como un valor y activo que tienen las compañías al momento de tener una buena administración”. Para el ejecutivo, en la minería especialmente –que es un negocio de largo plazo– deben establecerse relaciones de largo aliento “y para eso es clave tener una buena comunicación y una buena plataforma de entendimiento, además de las confianzas”.

Coincide con ello el ex subsecretario del Trabajo, Bruno Baranda, quien sostiene que este manejo se realiza por parte de las empresas “con bastante responsabilidad y compromiso; responsabilidad para con la empresa y su futuro, así como con los trabajadores”.

Con todo, el secretario general de Sonami, Jorge Riesco, sostiene que las compañías tienen algunas dificultades en el manejo de las relaciones laborales con sus trabajadores, “debido en muchos casos a una falta de unidad en los objetivos que alientan a la dirección de la empresa por un lado, y a los representantes de los trabajadores por el otro (…). Adicionalmente, los dirigentes sindicales enfrentan, en no pocos casos, una dilución de su liderazgo y representación eficaz de sus bases, que atenta contra un diálogo ordenado con la dirección de la empresa”, plantea.

Desde el ámbito sindical, el presidente de la FTC, Raimundo Espinoza, señala que “cuando pasamos por estas etapas (complejas de la minería) se ve la capacidad que tienen las empresas en las áreas de recursos humanos y las dirigencias sindicales para enfrentar estos desafíos, que no son fáciles”. En ese sentido, profundiza que “a algunas empresas de la gran minería les falta ese tipo de relaciones, de cómo manejar estas situaciones tan complejas, como son la baja de producción o el cierre de algunas faenas. Sólo miran la parte económica, lo que los accionistas de la empresa piden. Pero para que tengan buenos resultados económicos se necesita a los trabajadores”.

Según el abogado laboralista y socio del estudio Aguayo, Ecclefield & Martínez, Cristián Aguayo, “efectivamente existe un nivel de conflictividad superior al habitual en la minería, comparándola con otras áreas de la producción”. A su juicio, la explicación de por qué esta industria presentaría esta condición está en el tipo de trabajo que desarrollan las personas, “en que existe un nivel importante de esfuerzo y sacrificio personal de los ejecutores, tanto por las jornadas de trabajo que enfrentan como por el tipo de labor ejecutada, lo que se ve incrementado por los volúmenes y montos de los bienes tranzados, generando expectativas muy elevadas en cuanto a lo que se entiende por contraprestación adecuada a este tipo de labores”.

Reforma laboral

Sin duda uno de los puntos que despierta mayores controversias en los sectores productivos del país es el proyecto de Ley de Reforma Laboral que actualmente se encuentra en discusión en el Congreso. Este es un debate que preocupa a la industria minera, porque se teme que la iniciativa introduzca más rigideces al mercado laboral.

“Echo de menos algo que diga relación con el trabajo de la gente joven, con alguna flexibilidad que no signifique precariedad del empleo como algunos piensan para la gente adulta mayor, donde la población está viviendo mucho más. Esta reforma debiera ser el instrumento para hacerse cargo de eso”, plantea Alejandro Mena, del Consejo Minero.

Sobre la titularidad sindical, aboga por mantener la libertad de afiliación o no afiliación. “Cuando usted establece mecanismos que hacen prácticamente una obligación la afiliación a un sindicato, estamos yendo más allá de lo que corresponde”, opina.

Para Jorge Riesco, de Sonami, el proyecto de ley en discusión “no aborda los principales desafíos del mercado del trabajo, como son la baja tasa de participación laboral de las mujeres y los jóvenes; la rigidez laboral que niega oportunidades de empleo perjudicando especialmente a los grupos vulnerables; y el bajo nivel de educación y capacitación de nuestra fuerza de trabajo”.

Dentro de esta discusión, dos de los aspectos más debatidos y que sin duda marcarán la atención del sector minero corresponden al reemplazo en huelga y a eventuales modificaciones a la Ley de Subcontratación. Sobre el primero, Raimundo Espinoza, de la FTC, dice no estar de acuerdo, pero sí en que frente a una huelga deben dejarse soluciones de emergencia con trabajadores propios. “Por ejemplo, en el área de fundición dejamos gente que mantenga las instalaciones, dejamos gente en las concentradoras que mantenga los espesadores y gente en las áreas de servicios eléctricos, es decir, nuestras escuderías de emergencia”, afirma.

Respecto de la Ley de Subcontratación, el dirigente comenta “que existen temas esenciales de la empresa o áreas estratégicas que no pueden ser entregadas a terceros, como las mantenciones, porque ahí hay un foco de ineficiencia y de baja productividad impresionante”. Plantea que se debe “discutir cuáles son las áreas efectivas y cuáles dan más eficiencia, mayor productividad y es mejor que queden en manos de la empresa y los trabajadores, y luego decir, éstas se tercerizan”.

A juicio de Alejandro Mena, la subcontratación como práctica de libertad para ejercer y de cómo hacer un negocio es válida, “pero tiene que estar enfocada en la especialización que estoy buscando”. Porque, por ejemplo, “no es parte del core business de la minería preparar la alimentación para quienes trabajan en la mina, pero es muy importante que eso funcione bien”, acota.