(El Mercurio) Es el conflicto que tiene en vilo a la industria minera. Escondida, la mayor faena cuprera del mundo y operada por BHP Billiton, suma ya 32 días en huelga. Los trabajadores piden un reajuste de 7% de su salario, la mantención de los beneficios en salud, educación y vivienda para los trabajadores actuales y futuros, el respeto a los tiempos de descanso y un bono de fin de conflicto de $25 millones. La empresa está ultimando una nueva propuesta, que incluye un alza en la remuneración, la mantención de las prestaciones pero solo para los operarios actuales, y un aumento al pago de término de negociación, que rondaría los $10 millones.
Y si bien en Chile está bastante difundida la idea de que en el sector minero -y en Escondida, en particular- están los trabajadores mejor pagados del país, no tan públicos son los detalles tras los convenios colectivos que posibilitan estos ingresos.
Ejecutivos de esta compañía dieron luces de cuánto ganan los trabajadores: en promedio, al año cada trabajador percibe unos US$60.000, suma que asciende a US$80.000 al agregar los beneficios. En pesos, esa cantidad equivale a un sueldo mensual promedio de $3,31 millones, que se eleva a un promedio de $4,41 millones con los beneficios.
40% sueldo base, 60% bonos
El convenio colectivo anterior de Escondida, que rige del 1 de febrero de 2013 a 31 de enero de 2017, tiene más de 60 páginas. Es que el cálculo de los sueldos mineros es de gran complejidad. Para empezar, en términos generales el sueldo base constituye el 40% de la remuneración total y el restante 60% se completa con distintos bonos.
En cuanto al sueldo base, hay siete niveles, que corresponden a las distintas labores que se realizan dentro de la faena. Y para cada una de ellas distingue dos niveles de experiencia, cada uno con su propia escala de salarios. Si se trata de un trabajador reciente o de «ingreso», el sueldo base va desde los $416.199 a $1.078.668. Si, en cambio, se trata de un trabajador «experto», el ingreso parte en $475.847 y llega a $1.121.621. En el convenio colectivo de 2013, esta escala se elevó 5% por una sola vez para todos.
En cuanto a los bonos, los principales pagos son en producción y en gestión. Cada uno de ellos tiene una parte fija y otra variable. Esta última se calcula mediante un polinomio, es decir, una fórmula que incorpora varios factores. Por ejemplo, el bono de producción incluye el monto base mensual más el polinomio que pondera el cumplimiento de la meta de producción de la mina, de la planta concentradora y de la elaboración de cátodos, según consta en el convenio colectivo. A estos sueldos se suman los beneficios.
Beneficios incluyen educación, vivienda y salud
Mediante el convenio colectivo aún vigente, los trabajadores de Escondida tienen prestaciones generosas y, según la compañía, muy superiores a las de cualquier otra empresa privada.
Por ejemplo, aquellos que tienen hijos en la universidad pueden obtener una beca por hasta $3.071.191 al año. En el caso de los estudios técnicos o escuelas matrices de nivel superior (Fuerzas Armadas, Carabineros y Policía de Investigaciones), supera los $2 millones. En la enseñanza media, hay una beca de $837.468, además de un bono de $435.337 anual.
También hay becas y bonos para la educación básica -$837.469 y $139.647, respectivamente, al año-; en educación parvularia hay un bono de $694.316; en educación diferencial hay una beca de $1.161.483 al año; y también existe una beca de rehabilitación en Teletón por la misma cifra.
Si el trabajador quiere educarse, tiene una ayuda de cerca de $1,5 millones. Además, el sindicato administra un fondo anual de $28 millones para estudios del cónyuge y otro de $24,7 millones para capacitación de dirigentes.
Los mineros de Escondida también reciben ayuda para vivienda: una asignación mensual de $193.132 para los casados y de $138.597 para los solteros.
En salud tienen una cobertura de 100% en la red de prestadores con convenio, sin copago y sin tope. En salud dental, hay bonificación total con un tope de 60 UF ($1,59 millones) y de 360 UF (equivalentes a $9,52 millones) para el grupo familiar.
La compañía informó que en la nueva oferta propone extender todos estos beneficios al esposo de las trabajadoras y reconocer las uniones civiles.
«El gallinero», preparado para quienes se descuelguen
En la reja de entrada a la faena minera, a 3.100 metros, están colgadas unas gallinas de juguete, con algunos nombres. A esa zona se le conoce como «El gallinero» y es una instalación con carteles de aquellos a quienes los trabajadores en huelga consideran deben ser denostados por su falta de lealtad con el movimiento sindical. Por ejemplo, los que no han cumplido con sus turnos de permanencia en la paralización. «Son los gallinas», dicen fuentes sindicales. «El gallinero» está preparado para que el nombre del operario que se «descuelgue» sea puesto en ese paredón simbólico.
Es que la inminente presentación de la nueva oferta de la empresa tiene un objetivo estratégico, pues si empieza el descuelgue de trabajadores en huelga, Escondida recontratará a estos operarios escindidos bajo las condiciones establecidas en esta última propuesta.
¿Pero habrá descuelgues? Para los operarios es muy difícil retornar a la faena, dicen en el sindicato. En la huelga de 2006, un grupo muy pequeño de trabajadores, unos 30, se reintegraron al trabajo y la sanción social fue tremenda. «No les hablaban sus compañeros, no comían con ellos», cuenta un testigo.
Hay otro factor. Para solventar la huelga, el sindicato N° 1 de Escondida suscribió un préstamo con la cooperativa Lautaro Rosas. Los trabajadores firmaron un pagaré por la suma total, que deben pagar sí o sí aunque se descuelguen, en cuotas de varios meses y a un interés caro. En otras palabras, ya se endeudaron en pos de la huelga y deben pagar el préstamo igual. Este crédito asciende a aproximadamente $2.450.000 por trabajador, mientras este mes reciben $1.550.000 por gratificación legal.
A la compañía, a su turno, no le es fácil retornar a cierta normalidad si existen descuelgues. El mayor problema es cómo evitar el bloqueo del único camino que llega a la faena y que en la práctica imposibilita la puesta en marcha. Una alternativa que se ve cada día más viable es recurrir a la fuerza pública. Según un profesional que trabaja en el Gobierno, dada la importancia de Minera Escondida en la actividad económica regional y nacional, hay tal grado de preocupación, que se accedería con diligencia a esta solicitud.
Gobierno informado
Cada viernes, la vicepresidenta de Asuntos Corporativos de BHP Billiton Chile, María Olivia Recart, llama a la ministra del Trabajo, Alejandra Krauss, para informarle sobre el conflicto.
No hay mucho más diálogo que ese, porque la secretaria de Estado, conocedora de la legislación laboral, sabe que no hay mediación a menos que las partes lo pidan, lo que ha ocurrido muy poco, admiten en el Gobierno.
Por el lado de Escondida, la estrategia de negociación la definió el presidente de la compañía, Marcelo Castillo, quien delineó las directrices en un equipo liderado por Marco Lagos y en el que también están los ejecutivos Ramón Cifuentes, Marcelo Maccioni y Ariel Huenchullán. El máximo ejecutivo de Escondida reporta a BHP Billiton Chile -entre ellos, a María Olivia Recart y al presidente de la matriz local, Daniel Malchuk-, quienes a su vez informan al CEO a nivel mundial, Andrew Mackenzie, en Melbourne, Australia.
Por el lado del sindicato, el presidente Patricio Tapia es el más «apolítico» de los dirigentes mientras que los directores Carlos Allendes y Jorge Schumacher son cercanos al movimiento vinculado al histórico dirigente de los contratistas, Cristián Cuevas.