Una nueva etapa comenzará a vivir el proyecto minero cuprífero «Pampa Camarones» luego que la Compañía Minera Can Can -ligada al Grupo Copec- se adjudicara la licitación abierta por la Empresa Nacional de Minería (Enami).
La empresa, con sede en Santiago, es conocida en la Primera Región por haber explotado yacimientos de oro y plata a través de las mineras «Vilacollo» y «Choquelimpie».
Trascendió que entre los requerimientos planteados en el proceso por Can Can figura la petición de un plazo de nueve meses para realizar un «sondeo de exploración de cuantificación de reserva» que le permita verificar las estimaciones de reservas de la estatal que las ubicó en 3 millones de toneladas de cobre.
OPORTUNIDAD
Actualmente, los precios que mantiene el cobre en el mercado internacional constituyen el mejor incentivo para poner en marcha a la brevedad esta iniciativa. No obstante, los imponderables siempre están presentes, especialmente en proyectos de envergadura como Pampa Camarones.
En julio pasado, el Consejo Regional (Core) de la Primera Región autorizó el traspaso de los terrenos (4.800 hectáreas) de Bienes Nacionales a la Empresa Nacional de Minería (Enami), con lo que ésta quedó en condiciones de materializar la concesión, a título oneroso, del sector para el desarrollo de la explotación cuprífera.
BASES
Las bases de la licitación establecen una inversión mínima de US$ 8 millones de dólares en las faenas de explotación, la construcción de una planta de lixiviación, con capacidad para producir al menos 5.000 toneladas de cátodos de cobre fino al año, y el uso de agua de mar desalinizada para los procesos productivos.
Además, se abrirá un poder comprador de Enami para adquirir mineral a los pequeños mineros que tienen pertenencias cupríferas en la zona, lo que permitiría reactivar ese sector.
El horizonte de explotación del yacimiento, dividido en dos sectores, conocidos como las minas Chacota y Salamanqueja, es de 11 años, pero con posibilidades de extensión, ya que la superficie que se está concesionando es de 600 hectáreas, que son las que están mejor estudiadas y con reservas cuantificadas. Se sabe que en el resto hay más yacimientos que eventualmente podrían ser explotados.
En la foto, la faena de Choquelimpie en producción.
Fuente/Estrella de Arica