Los últimos días del Cimm

Mar 11, 2013

Una vez finalizada esta etapa y que se entregue el terreno de las instalaciones, el consejo directivo resolverá finalmente el futuro del centro de investigación.

(Minería Chilena)Fue producto y consecuencia de uno de los hitos de la historia minera del país. El Centro de Investigación Minera y Metalúrgica (Cimm) nació en medio del proceso de nacionalización de la industria del cobre, con el objetivo de apoyar a la minería chilena mediante labores de investigación y formación de recursos humanos especializados, para mantener y elevar el nivel tecnológico del sector.

Sin embargo, durante 2012, y por unanimidad, su consejo directivo –compuesto actualmente por Andrés Mac-Lean (Cochilco); Felipe Commentz (Corfo); Carlos Delgado (IIMCh); José Miguel Aguilera (Conicyt); Hernán Hochschild (Mideplan); Eugenio Cantuarias (Enami) y Oscar Contreras (abogado del Cimm)– aprobó el cese de las actividades operacionales del centro, y con ello puso fin a más de 42 años de actividades científico-tecnológicas orientadas a la minería. “Ahora una vez finalizada esta etapa y entregado el terreno, le corresponde también al consejo, como único órgano competente, resolver su futuro”, señala a MINERÍA CHILENA Andrés Mac-Lean, presidente del consejo directivo del Cimm y vicepresidente ejecutivo de Cochilco.

De esta forma, el destino del centro de investigación es por ahora incierto y nadie quiere adelantar mayor información, en un proceso que se ha manejado herméticamente, de acuerdo con la visión que poseen algunos actores de la industria y los casi 25 investigadores y profesionales que aún permanecen en las solitarias dependencias de Parque Antonio Rabat.

¿Cuáles son los motivos del cese de operaciones? No se sabe. Tampoco el destino final de la venta de activos. Menos se conoce si existe alguna estrategia gubernamental o privada que, en reemplazo del Cimm o a partir de un eventual replanteamiento de este u otra fórmula, permita contar con una institución local para potenciar instrumentos o proyectos que impulsen investigación y desarrollo que satisfagan los requerimientos y desafíos de la industria minera a largo plazo en Chile. Un tema no menor, si consideramos que este escenario de incertidumbre se genera en el llamado año de la innovación.

Ricardo Badilla, director ejecutivo del Centro de Investigación Minera y Metalúrgica en el periodo 1991-2000, admite que no le preocupa que demuelan el edificio, porque se puede construir en otra parte, pero que sí le inquieta que este proceso no haya sido más participativo. “Hay mucha gente en este país que podría haber participado en este debate y el punto es que se empiezan a hacer cosas que son irreversibles sobre bienes públicos que son administrados por representantes del Estado”, sostiene.

Los inicios del Cimm

Antes de la creación oficial del Cimm, el 11 de agosto de 1970, su tarea se focalizó en impulsar la labor de la Empresa Nacional de Minería (Enami) en su desafío estratégico denominado “plan de expansión de la pequeña y mediana minería”, que comprendía un apoyo de naturaleza tecnológica a este sector, a través de la gestación de un centro de experimentación e investigación de procesos.

Los ex profesionales e investigadores del Cimm concuerdan en que una de las principales contribuciones del centro está relacionada directamente con la formación de capital humano y el desarrollo de innovaciones tecnológicas para la producción de metales. Carlos Landolt, primer director ejecutivo que tuvo la entidad, sostiene que durante el periodo de la nacionalización del cobre se fueron muchos especialistas del país, por lo cual se necesitaron a nuevos profesionales que brindaran apoyo tecnológico y que comprendieran la actividad minera y sus procesos.

Durante los años 70 el organismo se convirtió en el primer centro que realizó investigaciones y desarrollos biotecnológicos en la mina de Potrerillos, lo cual originó uno de los primeros esfuerzos nacionales en lixiviación bacteriana de minerales de cobre.

En la misma década, científicos del Cimm junto a profesionales de Chuquicamata desarrollaron trabajos entre los que destacaron las aplicaciones de la extracción por solventes, que permitió el tratamiento mecánico del “crud” para recuperar orgánico, el tratamiento con aditivos que mejora la separación de las fases y el desarrollo de coalescedores para la remoción de arrastres. Esto permitió disponer en 1987 de las tecnologías complementarias y comenzar la lixiviación directa de los ripios antiguos de Chuquicamata, dando con ello inicio al uso masivo de las tecnologías de SX-EW en la minería chilena.

Desde sus comienzos y para efectos prácticos, el Cimm fue definido como una corporación privada sin fines de lucro. No obstante, para la gran mayoría de quienes fueron sus especialistas la naturaleza de esta afiliación gatilló algunos problemas, debido a la carencia de un sistema de financiamiento estable, una situación que forma parte de las dificultades que la entidad presenta hasta el día de hoy.

Distinto piensa Jorge Menacho, ex investigador del área de Procesamiento de Minerales e Hidrometalurgia del Cimm, ya que a su juicio el financiamiento no es la principal limitante para hacer investigación. “El mejor ejemplo es mi propia empresa. Parte de las actividades que hoy desarrollo son similares a las que hacía en el centro. Sigo inventando y patentando, pero la diferencia es que ahora si veo algo novedoso y útil que se pueda empaquetar y traducir en un negocio tecnológico, lo voy a abordar en profundidad”, señala.

El profesional añade que en la corporación en sus primeros años generaron variadas patentes, pero reconoce que en esa oportunidad faltó una orientación más de negocios: “Debimos haber completado la cadena de innovación y traducirlos en productos comerciales, pero nunca lo abordamos como debíamos, porque no teníamos la visión”, afirma Menacho.

Durante los primeros años de desarrollo del Cimm, gran parte de los esfuerzos estuvieron concentrados en la formación y consolidación de este organismo, mediante aportes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y del Gobierno de Bélgica, y algunos contratos con empresas mineras.

Uno de los periodos más prósperos del centro de investigación es el que comprende desde 1977 hasta 1988, debido a que su sistema de financiamiento fue modificado al ser incluido dentro del Presupuesto de la Nación, lo cual se tradujo en una mayor expansión del Cimm en términos de infraestructura, capacidades humanas y contribución a la industria. De manera adicional, en 1978, a través de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), la entidad recibió aportes en equipamientos para su focalización en el área del control ambiental.

Buscando un sistema de financiamiento

El aporte estatal que recibió el centro de investigación es suprimido a partir de 1988, medida que implicó el autofinanciamiento y cuyo sistema se mantiene aún hasta la fecha.

Según Jorge Menacho, siguiendo la tendencia mundial de la época la evolución natural del centro era pasar de la I&D a la innovación y negocios tecnológicos. Sin embargo, a comienzos de la década de los 90 se estableció un modelo descentralizado de innovación tecnológica, “que se tradujo en que los investigadores del Cimm fueran direccionados y absorbidos hacia universidades u otros institutos de Codelco que nacieron después formalmente”.

Con esta fuga de capital intelectual, el investigador explica que se perdieron 20 años en formación de un centro con investigadores especializados para la minería y metalurgia de Chile, lo cual implicó el debilitamiento y desintegración de la organización. “La decisión de esa época merece una profunda revisión, así como también lo que hoy está sucediendo”, sentencia.

En 1996 se creó la filial Cimm T&S, con el objetivo de fomentar e impulsar los servicios tecnológicos para la minería. Ricardo Badilla cuenta que con esta división se buscó, sin mucho éxito –reconoce–, separar los roles de investigación con las tareas que tendría la nueva filial.

Una de las principales contribuciones que efectuó el Cimm fue la generación de conocimiento para la defensa científica del cobre frente a amenazas al consumo de este mineral en Europa y otros países, al encontrarse la industria mundial sin respuestas sólidas ante cuestionamientos sobre el efecto que posiblemente generaba el cobre en el medio ambiente y la salud humana.

“De acuerdo con la opinión de muchos especialistas, todavía quedan muchos desafíos de carácter público en la minería, que de alguna forma vemos con tremenda preocupación y que no estamos cubriendo”, reflexiona Badilla.

Periodo de énfasis ambiental

Uno de los énfasis que estableció el centro de investigación desde 2000 fue el tema medioambiental, lo cual se tradujo en el desarrollo de un proyecto con el Gobierno de Japón, orientado a resolver la problemática que posee la fundición de Ventanas, a través de una solución tecnológica para el tratamiento de los polvos de fundición. Fruto de ello, fue construida una planta piloto, posteriormente transferida a Codelco para el libre uso de esta tecnología en todas sus divisiones.

Además, el centro aportó a la industria nuevas tecnologías y modelos de gestión sustentable de los recursos mineros, los cuales incorporan distintas “huellas” como indicadores de impacto de las formas de producción en el cambio climático y en el consumo de recursos como energía y agua.

En el ámbito de la fitoestabilización y fitorremediación, se efectuó el proyecto “Uso de recursos fitogenéticos nativos para la fitoestabilización de relaves mineros en la Región de Coquimbo”, un trabajo que generó información necesaria sobre manejos de relaves para introducir vegetación silvestre en forma autosustentable en el largo plazo.

Para Ricardo Venegas, ex director de Innovación y Desarrollo Tecnológico del Cimm, “desde 2000 el centro no tuvo claro cuál era su rol, porque no existió en el país una política de desarrollo científico-tecnológico. Se piensa que las compañías mineras pueden financiar su autodesarrollo, es decir, desarrollar sus propias líneas de investigación e innovación tecnológica”.

Sin embargo, prosigue el profesional, “queda un espacio que tiene que ver con la mirada de país a largo plazo y uno de los temas centrales es el medio ambiente, no solo en el ámbito de las regulaciones, sino también respecto de cómo la industria minera se está instalando en nuestro país”, indica Venegas.

Otro tema es el apoyo a la mediana y pequeña minería. Anteriormente se consideraba que este sector solo debía ser atendido por Enami. Con todo, el Cimm generó el Programa Nacional de Educación e Investigación en Minería, a través del cual fueron convocadas todas las universidades del país, empresas y asociaciones mineras, como Codelco, Enami, Sonami y el Consejo Minero, para reflexionar sobre el futuro de la mediana y pequeña minería y la forma de abordar sus desafíos específicos.

A partir de esa instancia, surge la estrategia Innovaminería como una plataforma de colaboración y trabajo conjunto, la cual estableció que se debía avanzar sobre las regiones para apoyar a este sector mediante la incorporación del concepto de innovación.

Héctor Leiva, director ejecutivo del Cimm en el periodo 2010-2012, cuenta que en la última década se le exigió a la entidad orientarse al desarrollo de bienes públicos, pero sin financiamiento estatal directo. Esta medida significó que el organismo debió costear sus actividades a través de fondos concursables públicos, discretos y separados en el tiempo, “diseñados preferentemente para el ámbito universitario y, producto de ello, el centro debió competir por dineros destinados no exclusivamente a minería, sino que a todos los sectores industriales y académicos del país”, relata.

El inicio del fin

Leiva comenta que en 2010 el consejo directivo decidió enfrentar el problema histórico de financiamiento del Cimm, para lo cual inició el proceso de venta de activos con la finalidad de destinar dichos fondos a las actividades centrales de su misión. “Espero que ello se haga realidad por el bien de la minería”, acota.

Fue así que se decidió la venta de Cimm T&S en 2011 y se encargó al agente colocador Larraín Vial que realizara una licitación pública internacional para su enajenación, que fue adjudicada a la empresa SGS Chile Limitada en $19.000 millones.

También se consideró la venta del terreno del Cimm, cuya extensión es de 32.000 m2 en la comuna de Vitacura, sector Santa María de Manquehue. Su venta fue adjudicada a la constructora Moller & Pérez Cotapos en aproximadamente $6.000 millones para un proyecto inmobiliario. Cabe destacar que antes de concretarse esta transacción Hector Leiva presentó su renuncia a la dirección ejecutiva.

“Los recursos obtenidos por esta operación aún no ingresan al Cimm. Ello sucederá una vez que se entreguen los terrenos, que se espera ocurra en abril próximo”, cuenta Andrés Mac-Lean.

La búsqueda de un centro nacional

Si existe consenso en el rol que cumplió el Cimm en el desarrollo de la minería nacional, ¿por qué no se potenció? Los especialistas opinan que predominó una visión de mercado, dejando en manos de este las soluciones a las problemáticas del sector.

Ricardo Venegas piensa que si bien se puede recurrir a cualquier centro de nivel mundial para resolver ciertos desafíos, ello implica confundir un tema de mercado con una estrategia de largo aliento para el país. “Chile debe tener una visión a largo plazo sobre cómo desarrollar de forma racional sus recursos naturales no renovables. No digo que los explote el Estado. Lo que señalo es que sea el Estado de Chile el que debe tener una visión que no se encuentre sustentada solo en una economía de materias primas, sino también del conocimiento”, opina.

En este sentido, se menciona la necesidad de generar una estrategia país que desemboque en la creación de un centro de innovación nacional, para que cumpla con la función de ser un soporte técnico de la minería local.

No obstante, Ricardo Badilla es enfático en señalar que no defenderá un Cimm teórico, o una entidad que se fundó hace más de 40 años, porque ahora no tiene por qué ser igual. “Mi único problema es cuál es la responsabilidad del Estado en favorecer o innovar en un sector como la minería, que influye muchísimo en el desarrollo de todos los chilenos. Es un tema sectorial y donde el Estado en ninguna parte del mundo se ha echado para atrás”, sostiene.

Gracias al rol de formación de recursos humanos especializados que tuvo el Cimm, existen diversos profesionales que son capaces de enfrentar los desafíos actuales de la minería. “Sin embargo, en los próximos 10 o 20 años existirán nuevos problemas y, producto de ello, no podemos dejar de tener un instrumento que cumpla con una función de articulador”, advierte Badilla.

Con respecto al papel que están cumpliendo los centros de excelencia extranjeros en materia de coordinación entre las universidades, la industria minera y las diversas entidades de investigación, Jorge Menacho sostiene que este modelo es positivo, pero lamenta que dicho centro no sea nacional, “porque la minería es un área estratégica y como tal, Chile demanda un centro nacional con las competencias técnicas necesarias para establecer y direccionar las líneas de innovación tecnológica presentes y futuras de nuestra minería”, indica.

Esta postura, compartida por los especialistas, no implica que exista una subvaloración de la experiencia australiana u otro país en minería. El punto es que los centros internacionales, dicen, tienen una orientación estratégica más relacionada con sus propias raíces y fueron generados y conceptualizados para desarrollar sus recursos.

Según los investigadores, la importación de personas con conocimiento no asegura el desarrollo, menos aún la comercialización de tecnología nacional. Por lo tanto, enfatizan en la necesidad de reforzar las contrapartes chilenas, con el objetivo de que sean estas las que manejen las prioridades de los centros que se instalen en Chile.

“Recordemos que los que llegan son aquellos que se encuentran adelante en la comercialización de una economía del conocimiento”, advierte Carlos Landolt.

A su juicio, estas entidades “venden su saber y la manera de hacer las cosas. Con la llegada de estos centros, el país debe aprender de su experiencia, sin embargo, también tiene que tener contrapartes nacionales para que aseguren nuestro futuro y no el de los que llegan”, agrega.

“Lo que no me parece lógico es que rehusemos la oportunidad de generar conocimientos, eso no solo lo considero un error, sino también una falta de visión a largo plazo”, plantea Ricardo Venegas.

Valor del edificio del Cimm

Como el Cimm no disponía de recursos para la compra del terreno ubicado en los faldeos del Cerro Manquehue, la Empresa Nacional de Minería (Enami) fue la encargada de realizar las negociaciones con la familia Rabat, entonces propietaria.

En esa oportunidad se adquirieron más de 17 hectáreas. Dada la extensión de la superficie, surgió la idea del Departamento de Ingeniería de Enami de construir no solo el edificio del centro de investigación, el cual fue creado por el arquitecto Gonzalo Mardones, sino de generar un Barrio Institucional Minero. Sin embargo, este proyecto fue descartado definitivamente en septiembre de 1973.

Fuente /Minería Chilena

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