Las complejidades que trae aparejado el desarrollo de un proyecto minero, teniendo en cuenta las particularidades técnicas y
montos de inversión, hacen necesaria una importante labor en materia de coordinación y trabajo conjunto entre las
empresas involucradas.
Iván Rayo, past president de la Asociación de Empresas Consultoras de Ingeniería de Chile (AIC), recuerda que “los grandes proyectos de minería, previos al año 2000, fueron bien desarrollados, terminando en los plazos previstos y cumpliendo satisfactoriamente sus objetivos. El mandante seleccionaba a las empresas de ingeniería según la capacidad de sus equipos técnicos y los hacia responsable del proyecto y sus resultados; estos a su vez seguían la “ruta tradicional”, abordando todas sus condiciones y restricciones, con la ingeniería necesaria para aprobar cada una de sus etapas, para luego iniciar su ejecución”.
Sin embargo, “en las últimas décadas, el rol de mandante en los proyectos ha cambiado drásticamente debido a la incorporación de amplios equipos de contraparte técnica, altas exigencias en gestión y control, plazos menos realistas y menos autonomía del equipo gerencial a cargo. Adicionalmente, se ha tendido a ahorrar costos en ingeniería, considerándola más como un commodity que un servicio estratégico. Algunos proyectos han experimentado significativos cambios en etapas avanzadas de ingeniería, a pesar de las extensos y complejos pasos de aprobación establecidos”, añade.
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