Con la venta de 2 mil toneladas de ladrillos refractarios recuperados del área de Preparación y Carga (Preca), Codelco División Ventanas logró valorizar el 87% de sus residuos, logrando un cumplimiento por sobre lo programado para las metas de sustentabilidad 2030 que se ha fijado la cuprífera para todos sus centros de trabajo.
La meta, denominada “Economía Circular” establece que para el año 2030, Codelco reciclará el 65% de sus residuos industriales sólidos no peligrosos, en todas sus operaciones y proyectos.
En ese contexto, la directora de Ambiente y Territorio de División Ventanas, Valeska Muñoz Lucero, explicó que “esto incluye materiales como aceros, maderas, productos de embalaje, basura orgánica y chatarras, entre otros”.
En el caso de Ventanas, además de las dos mil toneladas de ladrillos refractarios, se ha gestionado la valorización y reciclaje de residuos tales como maderas, chatarra, escombros, papeles y cartones, y material orgánico como el resultante de las podas, entre otros.
De acuerdo a los datos expuestos por División Ventanas, en total, se trata de 3 mil toneladas de residuos los que han sido gestionados, en las que más del 50% corresponde a los ladrillos refractarios recuperados del desmantelamiento del horno de refino que el 2025 será reemplazado por una moderna unidad de horno de tratamiento de scrap. El material restante corresponde principalmente a chatarra (720 toneladas) y escombros (110 toneladas).
Un enfoque sostenible
En la oportunidad, la directora de Ambiente y Territorio (DAT) contó que esto fue posible gracias a la coordinación con otras áreas de la División, como la Dirección de Proyectos y la Dirección de Logística. “Cuando ellos licitan (DPRO) pasan por la DAT y se acuerdan las gestiones ambientales para los residuos que se van a generar. Así en el caso del horno de refino se consideró que los contratos a cargo del desmantelamiento debían hacer una gestión apropiada de esos materiales, en el marco de las metas de sustentabilidad”, sostuvo..
En el caso de los ladrillos refractarios, capaces de resistir altas temperaturas, se realiza una recuperación de los metales presentes y el resto es procesado para la fabricación de nuevos ladrillos, “lo que implica una menor huella hídrica y de carbono, porque se evita la extracción de áridos, al contar con la materia prima reutilizable”, concluyó Muñoz.