Codelco editó el primer diccionario Kunza de Chile

Sep 7, 2005

Hasta tanto se reformule una ley de minería coincidente con la de protección ambiental.

Cerca de 900 palabras, recopiladas durante toda una vida, dan forma al primer diccionario Kunza de Chile, lengua del pueblo atacameño que hoy es una lengua muerta.

Este diccionario, cuyo trabajo de recopilación partió a comienzos de los años ’90 gracias al esfuerzo del artesano atacameño, oriundo de Toconao, Julio Vilte Vilte, y que posteriormente lo retomó Codelco, se dio a conocer oficialmente ayer durante una ceremonia realizada en la Casa Central de la Universidad de Chile.
El diccionario está ilustrado con hermosas imágenes de la cultura y paisaje nortino del fotógrafo Claudio Pérez.

Al evento asistieron el ministro de Cultura, José Weinstein; el subsecretario de Mideplan, Jaime Andrade; el director de la Conadi, Aroldo Cayun; el Presidente Ejecutivo de Codelco, Juan Villarzú, entre otras importantes autoridades del quehacer nacional.

Durante la ceremonia, el ministro de Cultura valoró la iniciativa llevada a cabo por Codelco ya que a través de ella se avanza hacia el merecido reconocimiento de las lenguas indígenas de Chile que dan fe de la diversidad cultural y de la identidad del país.

Por su parte, el presidente Ejecutivo de Codelco, Juan Villarzú, señaló que esta obra es un ejemplo de la importancia que tiene para la empresa de cobre más grande del mundo, preservar la cultura de los pueblos indígenas del país, sobre todo aquellos situados en las inmediaciones de sus operaciones, y contribuir así al progreso del país y su identidad, tal como lo explicitan los Compromisos con los Pueblos Indígenas.

Durante el lanzamiento, un grupo de niños atacameños que conforman la agrupación musical Pa Ta Hoi interpretó un repertorio con melodías típicas del altiplano. Este primer diccionario kunza-castellano/castellano-kunza, está destinado en primer lugar a todas las escuelas de la II Región, para que los alumnos de origen atacameño puedan rescatar parte de su historia y moldear su futuro, mediante el conocimiento escrito de su lengua.

El atacameño, una lengua prohibida

A comienzos de los años ‘90, en San Pedro de Atacama, centro geográfico del pueblo atacameño, comenzó a destacarse Julio Vilte Vilte. Este artesano autodidacta fue uno de los primeros atacameños en asumir un compromiso con su lengua, como elemento esencial de la cultura de su pueblo. Comprendió que sin una palabra escrita, el escaso uso que ya tenía el atacameño o Kunza, iba irremediablemente destinado a desaparecer.

Desde antes de la llegada de los españoles, los atacameños ya conocían el dominio extranjero y de las lenguas que éstos tenían. El quechua y aymara fueron las lenguas que primero se impusieron sobre el kunza y fueron postergando su uso, el que se fue remitiendo a actividades más ceremoniales. Siglos después y con la llegada del castellano, el kunza simplemente se prohibió y su uso fue penalizado por las autoridades de la época.

Julio Vilte, por iniciativa propia, comenzó a recopilar palabras en kunza y a ponerles su significado en castellano. Comenzó así a elaborar el primer y único diccionario kunza-castellano que hoy se conoce. Cuando ya había comenzado su tarea y las primeras líneas del diccionario se escribían, la división Codelco Norte tomó contacto con él para ver la posibilidad de publicar su trabajo una vez que éste estuviera concluido. Aún faltaba tiempo, pero ya se podía comenzar a trabajar. En eso estaba Vilte y Codelco, cuando en una madrugada Julio perdió la vida en un accidente en moto entre San Pedro de Atacama y Calama.

Varios años pasaron desde la muerte de este artesano de Toconao, antes que su anhelado proyecto se retomara y Codelco se propusiera rescatar lo hasta entonces había recopilado Vilte y hacer de ese trabajo un libro con la sencilla forma de un diccionario.

Este diccionario no está concluido, y en la primera reunión en que se presentó este trabajo a todos los presidentes de las diferentes comunidades atacameñas, se adquirió el compromiso para que entre todos ellos y Codelco se fuese enriqueciendo esta obra para así, en algunos años más, poder hacer una nueva edición, más completa y poder también así rendirle el mejor homenaje a Julio Vilte Vilte: continuar su obra de atesorar un lengua que requiere de nuestros cuidados para su conservación.

Fuente/Codelco

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