(La Tercera) China fijó la meta de crecimiento económico más baja en más de 15 años y advirtió de nuevos desafíos, mientras sus autoridades se enfrentan a los efectos secundarios de una expansión acelerada que se ha extendido por más de tres décadas.
El primer ministro Li Keqiang dijo en su discurso ante el parlamento ayer que el gobierno apuntará a un crecimiento del PIB “cercano a 7%” para 2015. El año pasado, Li planteó una meta de 7,5% y la economía terminó creciendo 7,4%, el menor incremento en 24 años.
La nueva meta es, al mismo tiempo, un reconocimiento de que China no volverá a crecer a las tasas de 10% de años previos como de los obstáculos que enfrenta a consecuencia de esa misma expansión.
“El objetivo de aproximadamente 7% toma en cuenta lo que se necesita y lo que es posible”, señaló Li. Los economistas apuntaron al uso de la palabra “aproximadamente” como una señal de flexibilidad.
La economía se ha enfriado en el último tiempo, mientras China pasa de economía exportadora de productos manufacturados baratos a una movida por el consumo interno. Li había dicho antes que una expansión más lenta era tolerable si se creaban suficientes cupos laborales. Pese a que el crecimiento económico el año pasado se frenó a 7,4%, el país creó 13,2 millones de empleos urbanos, superior a la meta de 10 millones.
Las autoridades han adoptado medidas de estímulo para evitar que la desaceleración se convierta en colapso. El Banco Popular de China bajó las tasas de interés el sábado, el segundo recorte en cuatro meses.
Sin embargo, las autoridades han dejado claro que se sienten cómodas con el nuevo ritmo de crecimiento y que los planes de estímulo son acotados, ya que aún es necesario corregir desequilibrios que pueden causar problemas en el futuro. Entre ellos están la burbuja crediticia y la inmobiliaria y el exceso de capacidad de la industria debido a una inversión descontrolada por largo tiempo.
“Las dificultades que habremos de encontrar en el año que tenemos por delante, podrían ser más grandes que las del año pasado”, señaló Li en el informe. “El modelo de crecimiento económico de China sigue siendo ineficiente: nuestra capacidad de innovación es insuficiente, el exceso de capacidad es un problema pronunciado y las bases de la agricultura son débiles”.
Tao Dong, economista de Credit Suisse para Asia, dijo a Bloomberg que “la economía está en transición y el gobierno está comprometido con la aplicación de reformas y de la campaña anticorrupción”. Estas cosas “son importantes para China a largo plazo pero debilitan el impulso del crecimiento a corto plazo”, agregó.