En la comuna de Penco, Región del Biobío, la empresa Aclara se encuentra impulsando el primer proyecto de tierras raras en Chile, minerales claves en el combate al cambio climático, por su uso en la electromovilidad y las energías renovables.
Con la finalidad de conocer el avance de esta iniciativa, MINERÍA CHILENA conversó con Nelson Donoso, gerente general de la compañía en Chile.
¿Por qué las denominadas tierras raras son tan relevantes?
Con estos materiales se realizan los magnetos permanentes, los que se utilizan en el motor del vehículo eléctrico o del generador eólico, fundamentalmente para aumentar su eficiencia.
En la turbina, permite generar más energía con menos viento, mientras que, en el caso de un motor eléctrico, posibilitan que el vehículo tenga más autonomía.
El litio es para la batería, pero específicamente el neodimio, el praseodimio, el disprosio y el terbio van a los magnetos.
Se visualizó una necesidad, desde el punto de vista de la electromovilidad y de la generación eólica, que debíamos salir a buscar estas tierras raras, y que afortunadamente tenemos en Chile.
El desafío era cómo producir primero el concentrado de tierras raras, explotar este mineral de una manera sostenible, el que se ha identificado fundamentalmente en la Región del Biobío, donde hemos explorado, pero que también se encuentra presente del Maule a La Araucanía y en forma de arcillas iónicas.
El sueño nace en generar un proceso metalúrgico que pueda trabajar con estas arcillas y producir este concentrado de tierras raras, que es la primera fase en el proceso de fabricación de un magneto.
Esto se cruza con el interés del Grupo Hochschild, de venir a impulsar este proyecto, en una zona en donde hay 100 mil estudiantes universitarios y 30 mil académicos. Luego, la academia local fue muy importante en el desarrollo del proceso metalúrgico, como la Universidad de Concepción, y después la de Toronto.
¿Cómo fue diseñar este proceso sostenible?
Se asume el desafío de llevarlo a cabo con un fertilizante, un material común que permita generar una arcilla residual con carácter de fértil.
Se decide utilizar el sulfato de amonio, un fertilizante, y logramos probar, primero a escala de laboratorio, luego a nivel piloto, que éramos capaces de extraer el mineral con buenas tasas de recuperación.
El otro tema importante era que no queríamos usar el agua del entorno. Logramos un proceso que usa 100% agua reciclada gracias a un convenio con Essbio, la sanitaria local, de tal forma que el recurso hídrico que está desechando la ciudad de Concepción, será reconvertido y apto para su uso industrial. Lograremos además una recirculada récord de un 95% del agua.
Por otro lado, aparte de esa economía circular que se genera con el agua, el proceso recircula el 99% de sus sustancias químicas. Entonces, tenemos un proceso que está absolutamente encapsulado en una planta que no tiene efluentes.
Continúe leyendo la entrevista a Nelson Donoso, gerente general de Aclara, AQUÍ.