La minería vive una transformación impulsada por analítica avanzada, inteligencia artificial y gemelos digitales. Estas herramientas permiten optimizar procesos en tiempo real, anticipar fallas y avanzar hacia operaciones más sustentables.
Thierry de Saint Pierre, presidente de la Mesa de Inteligencia Artificial de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de Información A.G. (ACTI) destaca que la minería hoy cuenta con una cantidad de información inédita en toda su historia. “Disponer de datos en cada fase del proceso —desde la exploración geológica hasta la gestión de relaves— abre enormes beneficios, ya que permite tomar decisiones con mayor anticipación, reducir costos por ineficiencias y, sobre todo, operar de forma más segura y sustentable. El hecho de poder cruzar variables geológicas, operacionales, energéticas y ambientales en tiempo real da a las compañías una ventaja competitiva muy clara”, afirma.
Aunque advierte que esa abundancia de información también exige nuevas capacidades: “No basta con acumular datos, se requiere estandarizarlos, garantizar su calidad, interoperabilidad y seguridad. Muchas veces la industria enfrenta sistemas aislados que no “conversan” entre sí, o bases de datos que crecen más rápido de lo que la organización puede procesar. Por lo tanto, el desafío es transformar esa data en conocimiento útil y accionable, algo que depende tanto de las herramientas digitales como del talento humano capaz de interpretarlas”.
Ante este escenario, Leonardo Causa, director de las carreras de Ingeniería Civil en Informática e Innovación Tecnológica e Ingeniería Civil en Informática e Inteligencia Artificial, de la Universidad del Desarrollo (UDD), considera que la mayor disponibilidad de datos en la minería abre una oportunidad única: conocer en tiempo real lo que ocurre en cada etapa del proceso, desde la exploración hasta la planta de procesamiento.
“Esto permite tomar decisiones mejor informadas, anticipar fallas, reducir costos y, en muchos casos, aumentar la seguridad de las operaciones; lo que se traduce en una capacidad sin precedentes para cerrar la brecha entre el plan minero y la ejecución operativa. Por ejemplo, hoy es posible optimizar el uso de agua y energía gracias al análisis de datos operacionales, algo que hace unos años era impensado. A nivel de diseño de mina, el análisis de datos geotécnicos y geológicos masivos permite optimizar la pendiente de los taludes, maximizando la recuperación de mineral y minimizando el volumen de estéril movido, lo que impacta directamente en la rentabilidad del rajo. Con la información en tiempo real de equipos, procesos y operaciones, se pueden identificar cuellos de botella y oportunidades para mejorar la eficiencia y productividad”.
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