La desalinización del agua de mar ha sido una estrategia clave para combatir la megasequía, especialmente para sectores como la minería, donde el recurso hídrico es fundamental para las operaciones. Sin embargo, las áreas geográficas desérticas y los costos adicionales de infraestructura, han planteado desafíos significativos para las empresas ubicadas en las regiones del norte de Chile. Es aquí donde los swaps de aguas han demostrado ser una solución efectiva.
Al respecto, Felipe Allende, socio del área minera del estudio Barros & Errázuriz, miembro de la Asociación Chilena de Desalación y Reúso (Acades), explicó que “dado que el costo de transporte de agua desde la costa a la cordillera representa un monto de la inversión superior al de la misma planta desaladora, pareciera aconsejable ver opciones más eficientes de abastecimiento, dentro de los cuales se encuentran los ‘swap’ de aguas. Esto, sin embargo, requiere de acuerdos entre empresas en las que el agua suele ser un activo esencial y estratégico para sus operaciones, y en los que no existen incentivos regulatorios para hacerlos. En todo caso, consideraciones ambientales y comunitarias están empujando a muchas empresas a ver esta opción como una alternativa viable y con un extraordinario impacto en las comunidades donde los proyectos se han desarrollado”.
En ese contexto, desde Acades explicaron que los swaps de aguas implican el intercambio de suministros hídricos entre diferentes consumidores, como empresas mineras y servicios sanitarios. Esta colaboración ha permitido que las ciudades costeras sean abastecidas con agua desalada relacionada con proyectos mineros, mientras que las mineras utilizan fuentes hídricas alternativas, como agua cruda de mar, compartiendo la infraestructura existente de manera eficiente.
En esa linea, detallaron que los swaps de aguas son legalmente reconocidos por las autoridades sanitarias, lo que ha facilitado su implementación a lo largo del país. Esta práctica se ha convertido en una solución versátil y sostenible para abordar la crisis hídrica, aprovechando las características del agua tratada, que es adecuada para operaciones mineras mientras que, a su vez, lo es el agua desalada para el abastecimiento urbano bajo concesiones sanitarias.
Es así como desde la asociación concluyeron que los swaps de aguas se presentan como una herramienta innovadora y efectiva para mitigar los efectos de la crisis hídrica en Chile. «Al fomentar la colaboración entre diversos sectores y aprovechar las tecnologías como las plantas desaladoras multipropósito, estamos dando pasos significativos hacia un uso más eficiente y responsable del recurso hídrico en nuestro país«, aseguraron.